Capitulo 5

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— Tenemos que organizarnos para las festividades —rompió el silencio Hermione.
— Tengo que confesar que es la primera vez que celebró la Navidad y el Año Nuevo —Draco volvió a rascar su nuca y desvío su mirada; Hermione gadeo de sorpresa—. Así que no sé qué debo de hacer.
A Hermione le brillaron los ojos de emoción.
— ¿Entonces podré decorar a mi antojo?— dijo ella sin pensarlo, desde que salió a comprar con las chicas los regalos, en su cabeza rondaba esa pregunta, ¿la limitaría Malfoy a decorar?
— Si a mí madre no le molesta, no creo que haya problema.
Hermione asintió pero su sonrisa se borro cuando recordó que aún no le decía a Draco sobre su plan de pasar Año Nuevo en la Madriguera.
— ¿Y la sonrisa por qué la borraste?
— Todos los años desde que supe que era bruja, la familia Weasley me ha invitado a pasar Año Nuevo o Navidad con ellos.
— ¡Ah, no!, Granger. No me dejaras con los niños solo.
— Déjame terminar —Hermione rodó los ojos—. así que tenía pensado que todos fuéramos, a Molly le causó emoción cuando se lo comenté.
— No creo que a la Comadreja le guste la idea, además de que Theo, Blaise y Pansy pasarán las vacaciones en mi casa.
Ambos se quedaron en silencio.
— Ya hable con Ron y no creo que sea un problema, Molly ya aceptó y él tiene que resignarse. Y no creo que a Molly le importe que vayan ellos, mientras más gente Molly es más feliz.
— Les diré y luego ya le preguntare a mi madre si gusta acompañarnos —el rubio volvió a rascarse la nuca.
— Bien a dormir mañana será un día de locos, tenemos que hacer compras de último momento y tengo que explicarte que se hace en estas fechas.
Ambos se acostaron y pronto se quedaron dormidos.
Hermione despertó de repente cuando escucho un sollozo casi inaudible, volteo a ver a Malfoy y lo encontró profundamente dormido, intentó levantarse para ir a ver a los chicos pero un brazo en su cintura y una pierna en sus caderas le impidieron hacer tal hazaña.
Se removió otro poco pero Malfoy no soltó su agarre al contrario la pego más a su cuerpo y fortaleció su agarre.
— Malfoy, necesito salir —como contestación el solo gimió—. En serio Malfoy debo salir.
Él solo murmuró algo que ella no escucho pero la soltó.
Corriendo fue a su habitación y al abrirla se encontró con el pequeño Lucas llorando y Alex tratando de consolarlo.
Hermione se acercó a ambos y noto como Alex se estaba quedando dormido pero no quería dejar a su hermano.
— Duérmete Alex yo me encargo —él asintió y apenas su cabeza toco la almohada se quedo dormido. Hermione tomó en brazos a Lucas y él se abrazó a ella.
— ¿Puedo dormir contigo? —dijo entre hipidos y tímido Lucas.
— Claro, no creo que a Malfoy le moleste compartir espacio —Hermione movió tantito a Alex—. Alex, Lucas dormirá conmigo, cualquier cosa puedes ir al cuarto de Draco.
Arropó al pequeño y salió del cuarto con Lucas en brazos, llegó al cuarto de Malfoy y se encontró al muchacho desparramado en toda la cama. Dejó a Lucas al borde de la cama y movió al rubio, este murmuró incoherencias.
Una vez que acomodó a Draco ella se acostó con Lucas sobre ella pues no había espacio suficiente para los tres.

A la mañana siguiente Draco se despertó por un manotazo en la cara, se giró para reclamarle a la castaña pero cayó al suelo.
Se levanto y se encontró con la castaña en una orilla y sobre ella estaba Lucas, Alex fue quien lo golpeó.
Quito a Lucas y lo acomodo en la cama, la castaña al no sentir el peso del pequeño se removió y abrió los ojos para encontrarse al rubio muy cerca de ella.
— Levántate Granger, tenemos que hacer muchas compras. Espero y tu maleta ya esté hecha.
La chica asintió, como le hacía Malfoy para oler a menta siempre. Se sentó en la cama y se tallo los ojos y después se estiró.
— Vaya que si pareces una leona —el rubio se mofó, pues ella tenía todo su cabello enredado además del bostezo que dio.
— Iré a cambiarme y a buscar ropa para los niños.
— Yo me daré un baño.
Y así cada uno se fue por su lado, cuando Malfoy regresó a su habitación Alex se estaba cambiando y Hermione ayudaba a Lucas a ponerse los zapatos. Una parte de su mente se imaginó a él con una familia y rápidamente deshecho ese pensamiento, ¿quien se casaría con un mortífago? Si bien le iba, se libraba de ir a Azkaban.
— Tres galeones por tus pensamientos —dijo Hermione extendiendo su mano con tres galeones, volteo a ver la habitación y los niños ya no estaban—. Los mande a desayunar, ¿me dirás en que pensabas?
— En nada, perdiste tus galeones.
— Pues no te los daré, ya que sí pensabas en algo. Te rascaste la nuca y eso sólo lo haces cuando algo va encontrar de lo que te enseñaron.
— ¿Me acechas?
— Ni en tus mejores sueños.
— En mis sueños haces otras cosas —sonrío de lado. Hermione se puso roja y entorno los ojos.
— Ya cámbiate antes de que Alex o Lucas vean la marca.
Hermione salió de la habitación para darle privacidad a Draco, cuando él acabo de cambiarse ambos bajaron al Gran Comedor a desayunar.
— Hermione, ¿Qué vamos hacer hoy? —preguntó Alex.
— Compraremos adornos navideños y regalos en el Callejón Diagon, después nos iremos a Malfoy Menor y adornaremos la casa.
Los niños se mostraron algo asustados con la mención de la casa de Malfoy.
— No se preocupen chicos, la casa está muy cambiada—. Malfoy trató de tranquilizar a los niños, pero ellos lo miraron aún desconfiados.
Desayunaron chocolate caliente y panecillos con chispas de chocolate y moras.
Una vez acabado el desayuno Draco acompañó a Alex por su maleta a la sala común de Slytherin y les avisaron a Zanini, Theo y Pansy que harían unas compras antes y los verían en Malfoy Menor.

Al llegar al Callejón Diagon varias brujas y magos susurraban entre ellos, cada que pasaban Malfoy y Granger con los niños, de algún modo parecían una familia. Fueron a muchas tiendas a comprar diversos artículos para la decoración, pero aún faltaban dos cosas muy importantes: los regalos y el árbol. Merlin sabía que eso era lo principal.
— Draco iremos al mundo muggle por el árbol y algunos regalos —aviso la castaña.
Tomo de la mano a Alex y cargo a Lucas, no le quedó de otra a Malfoy que seguirla.

En el mundo muggle Draco descubrió dos cosas, la primera que la paciencia es una virtud, en fiestas navideñas es un caos y tiene que ser de lo más comprensible, y la segunda que antes de cruzar debía fijarse que no viniera ningún... ¿Cómo le dijo Granger que se llamaban? ¿Cachos, chacos? Algo así, pues podría morir, y sacar su varita no era una solución.

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