Sin lugar a dudas el paso del tiempo se hizo notar, ni bien acababa de sacar mis conclusiones, me veía envuelto en una situación de intriga. ¿Qué es lo que debería hacer? no lo sabía, poco a poco llegaba el atardecer y me parecía correcto preguntarle al niño, si alguien vendría a buscarlo o si tenía que irse solo (algo poco conveniente con su edad). Pero bueno, retomando mi pregunta y esperando una respuesta, el chico solo se digno a señalar por la ventana. Observé por un momento, y su madre estaba saludando desde el otro lado de la calle; creí que había llegado la hora de la despedida, así que solté una ligera sonrisa, frote su cabeza y mientras lo miraba le dije "No importa que es lo que te moleste, o si tienes la necesidad de llorar, pero si o si tienes que contar con el apoyo de tu mamá; ella se preocupa mucho por ti y si tu sufres ella también lo hará.. ¿De acuerdo?".
Él tan solo afirmaba con la cabeza, sorpresivamente sonrío y comenzó a sacar algo de su bolsillo; por ponerlo de alguna manera, no tenía idea de que estaba por hacer, se tomó su tiempo y terminó por sacar un cuadrado envuelto en un papel dorado con un listón muy decorativo. Sacó el dichoso objeto y dirigió su mirada hacía mi, levantando las manos entregándomelo sin decir una sola palabra; lo que para cualquier persona esta situación no sería nada fuera de lo común, ¡pero para mi no era así! hacía tiempo desde la última vez que sentía tanta emoción, pero logré contener mi sentimentalismo. Con el paso de los días y con la soledad como única compañía, era inevitable ganar tanta sensibilidad ante el más mínimo gesto de bondad.
Respiré hondo, acepté con mucho gusto su obsequio y me dispuse a darle las gracias; ni bien lo sostuve con mis manos, se echó a correr hacía afuera e inmediatamente me preocupé por que por tan solo un instante creí que cruzaría la calle. Pero fue solo eso, un susto, en cuanto piso la acera se detuvo y a su vez la palidez de mi piel; no me dejo tan siquiera despedirme como era a mi parecer debido, mm.. no tengo derecho a quejarme. Gracias a él pude alejar mis vacías preocupaciones, y la insoportable soledad de estos últimos tiempos.
Su madre cruzó la calle, sujeto la mano del niño mientras miraba con detención mi hogar y en la pequeña distancia que había entre nosotros, logré ver un suave movimiento en sus labios como diciéndome algo en concreto. O tal vez, se estaba dirigiendo al niño, contándole algún pequeño recuerdo de gran valor para ella; realmente no lo sé, pero lo que era seguro es que sería la última vez que los vería a ambos y ese sentimiento no tardaba en llegar.
Apreté los labios e hice una mueca, extendí mi brazo lo más alto que pude y con firmeza acepté el adiós; tal vez esto sea confuso incluso para mí, pero no tuve idea de cuales eran sus nombres, cual era su historia, y que era aquella sensación tan nostálgica que desprendían al mirarlos un momento. Ya se encontraban lejos de mi vista; empecé a sentirme con mucho frío y mis ojos no se detenían, no distinguían el arriba del abajo, y lentamente una grieta entre medio de ambos, provoco que me arrodillara de dolor e incluso hasta cegarme totalmente.
La desesperación se hizo notar con gritos de ahogo, tanto así, que mi hablar parecía una mezcla entre balbuceo y tartamudeo continuo. Ni siquiera me había tomado el atrevimiento de abrir el pequeño pero llamativo regalo que acababa de recibir; y el simple hecho de tenerlo entre mis dedos era más que emotivo. Algo estaba pasando, de pronto comencé a sentir con mucho detalle la textura del paquete, mis rodillas rasgaban el suelo con aspereza, sentí mis labios secos y mi boca con un aliento horrible.
Muy dentro de mi ser, donde nada parecía haber, comenzó a brotar algo que si bien no tuve forma de describir, estaba desgarrándome segundo a segundo. Mi cuerpo estaba totalmente débil y pesado en tan solo un instante, y no podía ver que me estaba pasando realmente; siendo claro y preciso con el estado en el que me encontraba, aún así note un silencio relajante que parecía calmar mi dolor hasta borrarlo completamente.
Fue repentino, pero como relámpago destellante mis ojos fueron repletos de luz; seguía ciego pero a la vez no, empezaban a llegarme imágenes nítidas que iban enclareciendo, acompañando a ese silencio que llenaba de paz mi ser. Mirando a la nada esperaba a que la imagen sea visible, me digne a mover lentamente mis dedos y por reflejo fui desenvolviendo el regalo con paciencia e incluso con cuidado. Puesto que al no ver lo que hacia, tenia miedo de dejar caer el objeto que quizás era frágil.
Paso un momento indefinido, el listón del obsequio cayo al suelo, me digne a retirar la envoltura y al sentir el tacto de la caja un tanto alcolchonada, me detuve casi inmediatamente y lo primero que llego a mi fue un doloroso recuerdo, desenterrado de lo más profundo de mi mente; volví al momento en que me despertaba, solo en mi cama y observando a mi lado aún estaba intacta la silueta de lo que en su momento fue el lugar de mi amada.
Eran escenas transitorias pasadas rápidamente por mis ojos, desde que me levantaba y notaba su ausencia, hasta el punto en donde la espera se hacía interminable y asumí que se ha ido para siempre. De pronto la imagen se corto, y en mi visión se cruzaba algo que desconocí sin dudar, un pequeño fragmento de recuerdo no tan claro; me veo a mi mismo sentado mirando por la ventana, bajando y subiendo la cortina mientras bebía un clásico té verde.
La escena es la misma durante un buen rato, para mi sorpresa en algún punto cerraba la ventana y la puerta, dejando la cortina bajada y la habitación oscurecida. Para mi asombro, me dio una extraña sensación, el verme a mi mismo sentado con un rostro desolado y casi perturbador. El detalle se hizo notar detrás de mi imagen, el reloj en la pared giraba cada vez más rápido, pero yo no me levantaba de la silla en ningún momento.
El miedo se hizo parte de mi, hasta invadir cada rincón de mis sentidos; estaba viéndome a mi mismo dejándome morir rodeado por la inmensa tristeza y amargura. Las lágrimas desbordantes no se hicieron esperar, destrozado y un poco confundido, me obligué a aceptar la verdad.. "Yo había muerto.."
¿Como era esto siquiera posible? No lo sé, pero mis sorpresas no terminaban ahí, las imágenes se cortaron repentinamente, ya podía ver con certeza mis manos en la tan afamada caja. Aún estando con mi frente empapada en lágrimas, abrí sutilmente el presente con la poca fuerza que me quedaba; y en el interior del mismo yacía un retrato del tamaño de mi mano.
Mi ser se desmorono, ya estando arrodillado, no podía oír y las grietas que en su momento fueron simbólicas empezaban a rasgar todo mi cuerpo. No temí por mi vida, no después de haber visto como había muerto realmente, no le seguí prestando importancia a lo que me quedaba de presencia. Clave mis ojos sin pestañear sobre la foto en el retrato, no era otro más que yo sentado en la silla mecedora con mi amada encima de mi regazo.
Quizás era el tiempo indicado, por que jamas creí en las coincidencias, pero lo curioso de todo esto es que en dicha foto "ella" tenia su pancita grande y voluptuosa; así que no había duda.. que estaba embarazada y por alguna razón no lo recordaba.
Gran parte de mi cuerpo ya había sido consumido por el vacío, era hora de partir, y estaba más que preparado. Antes de soltar mis últimos pensamientos, gire lentamente el retrato y me percate de un pequeño enunciado que decía lo siguiente:
"Han pasado 10 años, y todavía no puedo creer que no estas en este mundo, si tan solo pudiera verte te diría que me perdones por haberte dejado en tan cruda soledad y que quiero que sepas que tu hijo a crecido fuerte y sano.. pregunta por ti siempre.. Querido mio, te extrañare y te amare por siempre"
Si en algún punto de la historia, existió una palabra que defina desaparecer con una felicidad incalculable, es oportuno creer que me voy a donde quiera que me corresponda con la experiencia vivida en carne propia, o diría en alma propia.. y con un aprendizaje de lo más eterno.. "No importa que tan dura, cruda y solitaria pueda ser la vida.. siempre va a haber algo u alguien por lo que seguir adelante.."
FIN
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Tiempo de Ausencia #LatinoAwards2019
Cerita PendekEl sentimiento que surge al perder aquello que le imponia valor al tiempo de uno. Este es un simple recuento de vida de un hombre que ha perdido más de lo que cree, donde el factor principal es el tiempo que ha transcurrido y las sensaciones de que...