La primera vez que hablamos, fuiste tú la que empezó la charla.
"¿En serio no odias las fiestas? ya ni siquiera se porque vengo".
La plática fue tan inesperada que no tuve tiempo de pensar en lo que decía.
"¿Cómo te llamas?".
Y tú solo te marchaste.
iv
La primera vez que hablamos, fuiste tú la que empezó la charla.
"¿En serio no odias las fiestas? ya ni siquiera se porque vengo".
La plática fue tan inesperada que no tuve tiempo de pensar en lo que decía.
"¿Cómo te llamas?".
Y tú solo te marchaste.