Oh cuanto la necesito.
Me desvanezco, lágrimas caen de mis ojos. Debo ser fuerte me prometí no llorar. Aunque sabemos muy bien que las promesas no se cumplen, la mayoría de ellas.
Estoy apunto de consiliar el sueño cuando escucho una voz.
- Abre la puerta Annie necesitamos hablar.
No quiero hablarle, es la menor y aun así se que es madura y eso realmente me irrita.
He encontrado una manera de escapar de las pláticas, y no es necesariamente, la puerta.
- Abre deja de ser inmadura porfavor... - escucho su voz cada vez más distorsionada mientras me alejo. Aparentemente, permanecerá un tiempo frente a la puerta.
Me gusta caminar por las calles normalmente sin hacer nada, solo perdiendome en el silencio del tiempo, en el movimiento del aire.
Dentro de mí, se que he perdido interés más bien amor hacia la vida, estoy segura que muchas de las personas solo viven por una razón, por necesidad. Necesidad de tratar de probar a los demás que podrían ser mejores, que pueden servir para algo. Aquellos quienes viven de verdad lo logran. Quisiera vivir de verdad.
Personalmente creo que soy un desastre. He vivido 14 años ocultándolo, pero ya me estoy cansando.
- Disculpe podría decirme la hora?- es una mujer.
- No la tengo.
- Pero ahi se encuentra su reloj.
- No cree que talves no se la quiero decir.
Me alejo sin más palabras, talves fui algo desortez, tomando en cuenta de que era una mujer mayor. Pero la verdad no me importa.
Siempre me he ocupado de los demás, debería ser algo egoísta y ocuparme de mi misma. Que mucho me he descuidado.
Ojos penetrantes, cafés. Odio mi cabello, despeinado, un poco largo, aunque nunca será como lo quisiera. Soy bajita para mi edad. Delgada pero la mayoría de veces me siento algo "rellenita" ya que me encanta comer. Soy fea eso no cambiará. Sinceramente no creo que nadie se pueda enamorar de mi. Mucho menos importarle.
Nisiquiera me importo yo a mi misma.