Ni siempre ni nunca.

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Noviembre 30

Diario:

Siempre hay que estar prevenidos, nunca debemos confiar en la calma que el viento resopla. Hoy regreso a casa y al parecer coincidimos en lo mismo; nuestro odio se acumula.

Hace tiempo que no llegaba ebrio, tenía un aspecto horrible, no puedo negar que de no conocerlo cualquiera creería que es un gran hombre, un empresario respetable, de excelente posición social, cuando en realidad no es más que un vil diablo. Diario, mi padrastro no merece más que arder en el infierno.

Desafortunadamente, fui quien lo recibió en casa, mi madre como de costumbre estaba en su habitación bajo los efectos de cualquiera de sus pastillas para dormir. Al mirarme sus ojos se encendieron, como si su vida dependiera de hacerme sentir más miserable. Su mano helada fue directamente hacia mi mejilla llenándola de calor con el impacto, comenzó a arder justo cuando me tomo del cuello y me atrapo contra la pared, el aire se iba agotando y sentía como perdía las fuerzas, mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, su risa estalló contra mis oídos mientras sus insultos se clavaban como daga sobre mí. De golpe quito sus brazos, los cuales me detenían y caí al suelo de rodillas, después de eso se dio la vuelta y se marchó. Tarde para recobrar un poco de aire y lograr ponerme de pie. Corrí lo más rápido que pude a mi habitación y llore como no lo hacía hace mucho tiempo, no de dolor, más bien de rabia y más ganas de vengarme...

Diario De Un Suicida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora