(3) Capitulo 3: Origenes, El nuevo mundo de Lyon

248 40 7
                                    

Si pudiera contar de mi... diría que mi nacimiento no lo recuerdo, que nunca supe quien fue mi madre, y mucho menos saber si tuve hermanos. Cuando apenas podía memorizar me encontraba allí al lado de una mujer. Mientras que esta conducía, yo me hallaba en una especie de gaveta de color café, delgada pero protectora; era mi hogar. La reconocía por el olor que emanaba justamente a pegamento envuelto por láminas de papel totalmente salidas de fábrica.

Aquella mujer conducía a paso veloz, como si hubiese alguna emergencia y el tiempo fuese limitado para ella. Pasaban y pasaban las calles y entre cada calle veía como su cuerpo sin moverse se balanceaba desde su asiento hacia el mío, (era algo así como una especie de vigilante y yo era algo así como una especie de preso).

Ella detuvo su vehiculo y se estaciono en la esquina. Su manera de parquear, era pésima por no decir horrible, abrió la puerta y salió corriendo hacia una pequeña tienda que se encontraba al frente. El carro se levanto rápidamente y mi gaveta se estrello de manera leve contra la puerta. El carro se quedo así por varios minutos, y no fue porque su peso lo había desnivelado, sino porque una de las ruedas se encontraba en la acera, y la otra en el asfalto. Aprovechando el desnivel de la gaveta pude acomodar mis dos patas delanteras en la barra que dividía los límites de esta. Luego recuerdo haber observado como los rayos del sol traspasaban los cristales del auto y llegaban a calentar de forma delicada mi pelaje; se sentía cálido y de manera paradójica fresco.

Viendo a través de los cristales fui testigo de cada persona que transitaba las delgadas y deterioradas líneas que se interponían entre los autos y ellos. Estas líneas eran como puentes invisibles que determinaban cuando avanzar, cada uno se sujetaba a esos segundos en los cuales una pequeña barra se encendía y se apagaba. Por otro lado se veían pequeños negocios siendo abiertos, niños tomados de las manos de sus padres, puestos de comida que satisfacían las necesidades de cada ser, y lo más importante una labor que les determinaba su existencia. Cuando finalmente la puerta daba indicios de ser abierta, simplemente deje de observar sin más; volví de regreso hacia lo mas abajo de la gaveta, extendiendo todo mi cuerpo y acomodando mi cabeza encima de mis extremidades. En lo que mis ojos se iban cerrando y el sueño parecía abrazarme, yo me decía a mi mismo que la sociedad en cierta forma hacia preso al ser humano de su libertad.

Al cabo de unos minutos sentí que finalmente la puerta se abrió por completo, el ruido era la más verídica prueba de ello, sin olvidar que gracias a este me desperté. En un santiamén volví a acomodarme en los limites de la gaveta dando un pequeño salto que me impulso a llegar nuevamente ahí. Ella salió de allí con un hombre alto de figura obesa y consigo una bolsa de lo que al parecer era mi próximo y futuro alimento. Ellos se quedaron a medio metro de distancia del carro, tanto así que se escuchaba un poco de su conversación, y esta era algo relacionada sobre nuestro cuidado, y lo indispensable que era mantenernos en total vigilancia, porque según él, éramos muy frágiles. En lo que iban hablando me dispuse a contemplar el logotipo de este particular alimento y este era de un mizo raza barcino y fácilmente se podría decir que este algo así como mi tío o mi padre, bueno en el fondo me jugaba lo más importante para un gato a la hora de vivir en un vecindario y esto era mi reputación.

Más abajo de aquella imágen espontánea de aquel barcino, se hallaba un eslogan, la siguiente frase supongo que le daba popularidad a la marca como tal:

8 de cada 10 gatos prefieren whiskas.

A partir de allí mi mente, fue una completa nebulosa, nebulosa que cubría cada rincón de mis corrientes neuronales. Las preguntas no pasaban desapercibidas y se abrían paso ávidamente por mí. ¿Podría ser yo uno de esos dos gatos restantes?, ¿cómo notificar a aquella mujer que no podría gustarme aquella comida? ¿Seré un marginado por no comer lo mismo que quizás muchos? Y es que esta era una pregunta existencial para mí, digo... ¿cómo vivirán aquellos gatos que en realidad ya han probado este alimento y no les ha gustado? Las preguntas eran tantas y mis respuestas eran ya bastante limitadas. A la final deje pasar aquella pregunta tendenciosa, con una auto respuesta bastante lógica.

-¡Eso es!, ¡No creo que hubiera un estudio que invirtiera estadísticamente en cálculos gatunos, para definir sus preferencias gustativas!- dije con una enorme euforia mientras que mis maullidos invadían todo el lugar. Quería que todos supieran que nosotros no podemos ser analizados por nuestras preferencias alimenticias y que esos otros dos gatos restantes, tenían tambien derecho de tener su propia marca de comida. ¡Por supuesto había descubierto quizás algo que muchos ignoraban! debía decirlo rapidamente no callarlo, así que me prepare para decir mi valeroso mensaje.

Mucho antes de que las palabras salieran, aquella mujer regreso entre sus pasos con aquel hombre y entraron de nuevo al local. La respuesta mas hipotética es que quizás necesitaban mucha más informacion de individuos con 7 vidas.

En lo que mi mente ordenaba las palabras, para en un corto plazo ser expresadas, comencé a crear de la nada pequeñas imágenes de mi triunfo, suponía que los humanos dirían a través de sus cadenas televisivas algo como: -A las 12:40 pm un gato llamado Lyon expreso sin miedo lo que sentía-. Sí, ¡justamente así!, creo que los humanos narrarían tanto mi historia que las voces se correrían a otras localidades de gatos y finalmente... ¡podríamos hacernos oír!

había llegado el momento, mi pensamiento era mi aliado, mi bondad era mi consejero, y mi corazón era mi mayor socio; abrí completamente mi boca, inhale tanto que mis pulmones se llenaron hasta el tope de aire, tanto así que al ser pronunciadas mis palabras, estas literalmente salieron como disparos en todo en lugar. No paso mucho tiempo en lo que mis decisiones consumieron mi debíl espíritu, solo sé que comencé a maullar todas aquellas palabras que muchos gatos probablemente debieron decir hace mucho.

Varios minutos habían transcurrido y el sentimiento que comenzó a surgir en mi me hizo dar cuenta que la vida puede ser difícil y más cuando eres joven. Mis maullidos se fusionaron con el ruido ambiente de la cuidad para al final terminar perdidos entre bocinas de los taxis, gritos de niños y sonidos de teléfonos móviles. Recuerdo que suspire, agache mi cabeza y volví a acogerme en las profundidades de mi gaveta. Justo los rayos del sol entraban por la esquina paralelo a mi dirección. No se si eran condescendientes, pero solo se que estaban justo ahí.






La Luna y el Gato (Pre estreno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora