Aquella mañana me levanté, miré por la ventana... Eran los rayos del sol que iluminaban mi rostro, guardé silencio por un momento y exclamé: "¡Detesto los días soleados!", y me eché a llorar en mi cuarto
Buscaba una fría niebla de otoño, pero conseguí un cálido sol de primavera...-