03. Maldito chantaje

1.3K 183 36
                                    

Siempre he sido lo que algunas personas podrían denominar como «asquiento». Desde que era pequeño, siempre he evitado compartir mi comida con los demás niños. Mi regla no sólo se aplicaba a mis compañeros del nido, sino también a mis amigos y mi familia. Cuando los veía tomar del mismo pico de la botella o pasarse un chupete de fresa de boca en boca, sentía que mi estómago se revolvía como una vieja lavadora. A veces me ofrecían comida que me encantaba, como unas grasientas y saladas papitas fritas, pero por más que tenga hambre y la saliva se formase en mi boca, les decía que no. Varios amigos míos de la infancia suponen que he desarrollado un trauma.

—¡Di la verdad, Mikaela! ¿A tu abuelo se le escapó la dentadura, cayó dentro de tu sopa y te la tomaste sin saber? —René me dio una fuerte palmada en la espalda que casi hace que me atore con mis fideos. Le di un codazo sin soltar mis palitos—. ¡Ya sé! ¡Alguien te dio un beso baboso luego de comer!

—No, estúpido.

—Para mí que alguien le escupió en la cara —intervino Lacus.

En realidad, nada malo había ocurrido. Lo me asustaba era la mera idea de pensar que tendría que lidiar con algún germen, bacteria o posible virus. ¿Qué cosas han metido en su boca para que sea tan sucia? Las veces que fuman, las lamidas de un cochino perro, comida contaminada, los besos de una persona que ha mantenido sexo oral... ¡Wow! ¿Qué demonios sucede conmigo? No debería estar pensando en esas cosas. En especial en un momento como este...

Mi cuerpo se estremeció mientras forcejeaba con Yuuichiro. Lo tenía firmemente sujetado de la cabeza con una mano bajo su mentón, y la otra sobre su frente. Pretendió morderme una y otra vez, y cuando forcejeamos, un hilo de saliva descendió cerca de mis labios. De otro brusco movimiento, las gotas me salpicaron en todo el rostro y llegaron a mi lengua. Su baba me cegó, y deseaba morirme de repulsión en ese instante.

—¡Necesito beber! —aulló Yuuichiro de una forma casi inentendible.

Aquellos pequeños colmillos brillaban con suma magnitud al igual que ese iris rojo que no dejaba de mirar fijamente la herida que me había hecho al caer. Torpemente me abrí un corte en la parte superior de mi parpado, cerca de la ceja.

Coloqué más fuerza en mis brazos e intenté empujarlo. Para ese entonces, su saliva continuó humedeciendo mi uniforme y llegó a mis manos, lo cual hizo que su mentón resbalase de mi agarre. Hubo una fracción en que sentí su aliento sobre mi lóbulo, y entré en pánico. De un codazo lo aparté lo suficiente como para proteger mi cuello, pero lo tuve de vuelta sobre mí. Si él hubiese sido un simple humano, y gracias a las técnicas aprendidas en el instituto, no tendría dificultad en forzar alguna maniobra que lo mande a volar por los aires hasta el otro rincón de la habitación. Lamentablemente, nunca imaginé que la fuerza de un vampiro fuese tan diferente en comparación a la mía.

Yuuichiro mantuvo sus brazos firmemente estirados para que no pudiese atacarlo y decidió posicionar su torso sobre mi cintura, anulándome por completo. Sólo podía resistir toda la presión que él estaba ejerciendo mientras batallaba para mantenerlo lejos de cualquier parche de piel disponible. Mis músculos se tensaron hasta el punto en que el dolor se pasó a adormecimiento cuando él presionó sus garras contra mi pecho, pretendiendo cortarme la respiración o que simplemente cediese a sus demandas. Si seguíamos en este plan, me desmayaría por la carencia de oxígeno o terminaría como su cena.

Consideré gritar por mi vida para que los doctores o enfermeras viniesen a sedarlo, aunque ello pondría en peligro la vida de varios trabajadores. No podía hacerles eso por mi descuido...

Tenía una opción de la cual podía arrepentirme; sin embargo, no me quedaba de otra. Sólo tendría un par de segundos para hacerlo. Flexioné mi rodilla y golpeé el estómago de Yuuichiro con las pocas energías que me quedaban. Lo vi encogerse, y aproveché para presionar el botón de mi reloj. Y de otro brinco, Yuuichiro había vuelto al ataque.

¿Quién asesinó a Guren Ichinose?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora