CUATRO

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Cerré de un portazo la puerta de entrada, hecho que atrajo a Michael hasta ahí.

—¿Quién es Arzaylea? —inquirí, sacándome la chaqueta y dejando las llaves en la entrada; no esperé una respuesta de su parte cuando caminé hacia la sala de estar.

—¿Por qué preguntas eso? —me siguió.

—¿Será porque los vi a ambos juntos y a los besos? Sí, Luke está muy dolido y herido—el sarcasmo era notorio.

—Es alguien que conoció las otra noche, cuando fuimos a un bar—respondió a mi pregunta inicial, tomando un trago de la botella que tenía en la mano.

Gemí mientras que me recostaba en el sofá, con mis piernas colgando en el apoyabrazos.

—Odio mi vida; odio a Luke; odio a Arzaylea y eso que simplemente la vi de lejos.

—No, tú no odias a Luke—contradijo, levantando mis piernas para sentarse en el sofá—. Solamente ambos son idiotas.

—Oye, el único idiota ahora en Luke—golpeé su hombro—. Y tú.

Soltó una carcajada. —Lo que tú digas, cariño.

Cerré los ojos, sin saber qué hacer.


<Un mes más tarde>



La presencia de Michael en mi departamento ya era algo regular y no molestaba; la excusa era que Luke pasaba mucho tiempo con Arzaylea en la casa que ellos dos compartía.

Por lo que no me sorprendió cuando el timbre sonó y era él.

—¿Por qué vestida tan elegante? ¿Acaso tienes una cita? —enarcó una ceja, divertido, mientras que cerraba la puerta.

—Algo así—respondí vagamente volviendo a mi cuarto para tomar mis cosas.

Volví a la sala de estar y Michael ya se encontraba sentado en el sofá, cambiando los canales de la televisión.

—No prendas fuego mi casa por favor—le advertí—. No otra vez.

Él simplemente le limitó a reír y seguir cambiando los canales.

Salí del departamento y me encaminé hacia mi auto, estacionado a unos metros de la entrada, y conduje hacia el bar en dónde Andrew había acordado tener la cita.

—Si hubiera sabido que vendrías vestida tan hermosa hubiera reservado en un restaurant—Andrew besó mi mejilla, muy cerca de mis labios, a modo de saludo cuando entré en el bar y logré localizarlo.

Sonreí ante su comentario. —Tú tampoco te quedas atrás.

Y entre comentarios y tragos pasó la noche.



Sonreí ante el gesto de Andrew de mantener la puerta abierta para que pasara.

—Gracias.

—Cualquier cosa para la dama—tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos—. ¿A dónde te gustaría ir ahora?

—Yo...—no pude completar la frase porque una voz grave me interrumpió.

—Kate.

Me di la vuelta, encontrándome con la mirada azul de Luke.

—Luke—noté como sus ojos se desviaban hacia mi mano tomada de la de Andrew; sus manos se cerraron en puños.

—Veo que no has perdido el tiempo—su mandíbula se notaba tensa.

—No eres el indicado para hablar sobre perder el tiempo—respondí, recalcando algo que era obvio.

Frunció la boca y no dijo nada.

—¿Quién es ese sujeto, Kate? —murmuró Andrew en mi oído pero Luke logró captar lo que había dicho.

—Su ex.

—Nadie importante—dijimos al mismo tiempo.

Luke enarcó una ceja. —¿Nadie importante? Habrías aceptado casarte conmigo.

Solté la mano de Andrew y di unos pasos hacia Luke.

—Sí, habría aceptado casarme contigo, pero ¿sabes qué pasó? El día que iba a pedirte disculpas y a arreglar todo, ya estabas con la puta esa que tienes como novia—mi pecho subía y bajaba rápidamente.

Clavé mis ojos en los suyos, gris contra azul, esperando una respuesta.

—Perdóname—apenas logró murmurar.

—Lástimaque lo dices tarde. "


Everything he needs; lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora