capitulo 1

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Fundación P.I.A
-Buenas tardes, bienvenida a la fundación del programa de intercambio Americano -saludo una chica rubia de ojos color aceituna, desde atrás de un escritorio. Trabaja en un edificio color blanco perla, que se encuentra en un pequeño pueblo de Rhode Island llamado North Kingston, este edificio tiene una placa en una de las paredes que reza las iniciales "P.I.A."
-buenas tardes -contesto Aster, tratando de ocultar el nerviosismo- me han pedido presentarme aquí a las cinco menos cuarto, el día de hoy.
-Perfecto -dijo la chica dirigiendo sus ojos color aceituna al computador- ¿Aster Cooper?
-Si
-Venias por el programa de medicina ínterestatal, pues bien ¿has traído tus documento de inscripción?
-Por supuesto -dijo Aster, rebuscando en su maletín.-Sí aquí están.
-todo luce muy bien si gustas puedes tomar asiento- dijo la chica que después de recibir los documentos solo reviso la primera pagina, entonces guardando los papeles de Aster con una mano y señalando un hermoso sofá negro que se encontraba frente a su escritorio con la otra, dijo- te llamare cuando el señor Williams acabe con su cita de las 4.
Aster hizo un gesto de agradecimiento y se dirigió al sofá tratando de parecer elegante a pesar de su poca experiencia usando tacones altos.
Habia pensado que la entrevista no era más que una revisión preeliminar de su currículum pero la persona que estaba adentro llevaba 45 minutos con el entrevistador y aunque había practicado múltiples veces frente al espejo no había logrado encontrar las palabras necesarias para sorprender a alguien.
Ahora los nervios la estaban consumiendo, lo notaba por el temblor de sus dedos entrelazados y el sudor que bajaba por su frente que se encontraba más pálida que nunca y es que a pesar de que amaba su pueblo natal, deseaba con todo su ser estudiar neurología en la universidad de medicina de Nueva York. Para cumplir con los requisitos Aster había pasado los últimos tres meses haciendo trabajo comunal y al fin recibió suficientes acreditaciones para participar en el P.I.A. Pero sabia que muchas otras personas también deseaban ir a la misma universidad y los espacios disponibles no eran ni una cuarta parte de la cantidad de solicitudes.
Después de pasar unos minutos tratando de relajarse sin ningún resultado, hecho un vistazo a las revistas apiladas en una mesita de madera blanca a su lado, aunque no duro ni un minuto en aburrirse y dejarlas torpemente en su regazo. Lo cierto es que nunca había sido una chica muy femenina, su aspecto desaliñado era algo de su vida diaria, durante el colegio las sudaderas y vaqueros desgastados fueron la mejor prueba de lo poco que le importaba parecerse a las demás, aunque en ocasiones importantes como esta suele tomar prestados el trajes entero azul de su madre y sus tacones bajos, su cabello rojizo que ese día iba peinado en una larga trenza que caía a la altura de su cintura, generalmente estaba atado en un enrollado moño en el centro de su cabeza y su rostro nunca había dejado mostrar ninguna señal de maquillaje, quizá fuera por que su madre fuera artista y su padre escritor, pero Aster tenia una idea muy diferente de lo que "belleza" significaba, para ella no se trataba sobre maquillaje o ropa, si no por el intelecto y personalidad, quizá por esto nunca había logrado encajar y quizá por eso ella queria tan desesperadamente compartir con personas que tuvieran sueños similares a los suyos.
Pasaron otros 20 minutos más hasta que la puerta que tenia la placa con la leyenda "Dr. Williams" finalmente se abrió, Aster se culpo de inmediato por no haberse relajado en el tiempo que estuvo en el sofá, pero ya era demasiado tarde la puerta se estaba abriendo cada vez más y su corazón latía con rapidez, lo único que la alejo de sus pensamiento de culpabilidad fueron las voces que salían de la habitación que ahora estaba abierta.
-Ja ja ja, eres un jovencito encantador, sin duda una de las mejores entrevistas que he hecho -dijo una voz entrecortada por la risa pero clara y grave como un rugido.
-Me alegra escucharlo Señor Williams -dijo otra voz, que aunque era tan grave como la primera, sin duda era de una persona mucho mas joven- entonces, ¿espero su llamada?
-No tan rápido jovencito aun ahí cosas que revisar -dijo de nuevo la voz del hombre mas adulto que aun reía como si estuviera encantado por la actitud del joven. Aster ahora podía ver el rostro de quien hablaba, se trataba de un hombre regordete con una enorme barba tan canosa como lo que le quedaba de cabello, pero tenia un aspecto implacable, llevaba un traje entero café que parecía recién planchado y aunque en ese momento una sonrisa radiaba en su rostro, este reflejaba el paso de los años con sus múltiples arrugas.
-De todas maneras -dijo la voz del joven que hacia denotar ligeramente su arrogancia- espero recibir una llamada de parte de la hermosa joven detrás del escritorio para darme buenas noticias, aunque francamente me conformaría con una invitación para ir a cenar -lo dijo tan alto que todo el edificio pudo haberlo escucharlo, Aster no pudo evitar una mirada de severidad en direccion al joven a quien no podia observar desde el lugar en donde estaba.
-Ja Ja Ja -volvió a sonar la risa del señor- podría escuchar tus imaginativos comentarios todo el día, pero según me parece hay una señorita esperando su turno para la entrevista.
Aster que estaba completamente segura de que nadie se había percatado de su presencia se sorprendió tanto de aquel comentario que dejo caer varias de las revistas que seguían en su regazo.
-Disculpen -dijo sin percatarse que nadie se había dado cuenta de su torpeza.
-Descuida -dijo la voz del joven, que ahora le resultaba vagamente familiar- ¿Aster?.
Al ver al joven su corazón dio un vuelco, ¡claro que lo conocía!, "quien podría ser tan arrogante para garantizarse un puesto de esa manera, solo él" pensó mientras se levantaba tratando de poner una expresión de profunda indiferencia.
-Buenas tardes, Luca -dijo sin poder evitar el tono de molestia.
Luca era un atractivo joven del mismo pueblo de Aster, iban al mismo colegio, era el tipo de joven que resultaba bueno para todo lo que se propusiera, exceptuando ser amable con las personas introvertidas como Aster, o como su grupo de amigos colegiales solían llamarlos "raros".
-Bueno supongo que esta adorable jovencita, es mi cita de las 5 -dijo el Señor Williams ofreciéndole una amplia sonrisa a Aster.
-Así es -contesto la rubia chica que clavaba sus ojos en Luca, de una manera coqueta.
Aster la fulmino con la mirada quejándose de su poco profesionalismo para sus adentros.
-Pues adelante -dijo el Señor Williams de una manera cordial, señalando la habitación por la que había salido hace tan solos unos momentos.
-A sido un placer -dijo Luca extendiendo su mano derecha al Señor Williams.
-Lo mismo digo chico -dijo este apretando la mano de Luca, aunque la vista de Luca no se encontraba fija en el hombre, si no en Aster que en ese momento iba entrando en la habitación.
-Bueno señorita, puede tomar asiento -dijo El señor Williams mientras cerraba la puerta tras el.
La habitación tenia todas las paredes pintadas de un blanco perla idéntico al que tenia el edificio por fuera, las ventanas tenían las persianas abiertas por las que entraban la luz del atardecer, en una esquina había un enorme archivador y en el centro de la habitación estaba un gran escritorio de madera con sillas a juego al rededor, sobre el escritorio había una foto en la que Aster pudo distinguir al Señor Williams, aunque se veía mucho mas joven, estaba acompañado por una hermosa joven de pelo Castaño y un niño regordete que se parecía mucho al Señor Williams de la foto.
-muchas gracias -contesto Aster mientras tomaba asiento y volvio a sentir como los nervios crecían dentro de ella.
-No te pongas nerviosa -dijo el señor, como si notara los sentimientos de Aster- mi nombre es John Williams, si quieres puedes referirte a mi como John.
-De acuerdo, John - dijo Aster sin poder evitar sentirse incomoda por referirse a él tan informalmente.
-Mucho mejor, así que dime ¿que te trae por acá?
-Bueno he venido por el programa.
-Ja Ja Ja, eso es obvio señorita no se me había pasado por la mente que te perderías al entrar al P.I.A. -dijo John, quien de nuevo con su voz entrecortada de la risa, aunque Aster estaba frente a él avergonzada.- me refería a lo que quieres estudiar y donde.
-Quiero estudiar neurología en la universidad de medicina de Nueva York.-dijo Aster con voz decidida.
-¡Vaya! Que curioso, uno pensaría que a tu edad todavía no se han perdido los sueños alocados de ser Bombera, veterinaria, maestra o todos esos absurdos sueños de ser súper héroes que todos tuvimos cuando éramos pequeños.
Aster que siempre se había sentido avergonzada de su pequeña estatura, no sabia como tomar el comentario, si bien era cierto ella seguía siendo pequeña pero a los 18 años ya era lo suficiente madura como para dejar los sueños de los que John hablaba.
-Pues lo cierto es que no he perdido esos sueños -dijo finalmente y al ver la cara de incomprensión que hacia el Señor John prosiguió.- lo cierto es que aun tengo los absurdos sueños de ser súper héroe, pero ya ve que hay muchos bomberos, veterinarios y maestros. Es por eso que quiero ser neuróloga, si mira a su alrededor verá a muchas personas, todos ellos necesitan un súper héroe pero todos necesitan a uno con diferentes poderes y es por eso que quiero ayudar a todos los que requieran de mis súper poderes.-al pensar en lo que iba a decir ella había querido sonar como una adulta madura, pero después de terminar la ultima oración se dio cuenta de que había hecho todo lo contrario.
-¡Vaya!- volvió a decir el señor John después de un rato, pero la sonrisa había desaparecido de su rostro - eso es todo, puedes irte.-dijo levantándose y caminando hacia la puerta.
Aster salió de la habitación con un nudo en la garganta que no le permitió hablar, "lo arruiné" se dijo tratando de contener las lagrimas, no era posible que arruinara la mejor oportunidad de su vida, y lo hizo por querer parecer madura, pero bien pudo hablar sobre sus diferentes logros académicos; todas esas medallas de matemáticas o de las ferias de ciencia, incluso sus títulos de cursos independientes sobre medicina o sus reportajes en el periódico escolar. Había pasado 5 años recogiendo logros solo para olvidarlos en el momento más importante de su vida.
-Laura, ¿podrías llamar al señor y la señora Salazar?- dijo John quien seguía con la mano en la cerradura desde que le había abierto la puerta a Aster para que saliera.
-Claro señor.-respondió la chica rubia de ojos color aceituna que reía tontamente frente a Luca.
-Bueno señorita Cooper en estos días recibirá una llamada para que le informemos si esta o no en el programa.-Le dijo John a Aster de una manera amable y educada, mientras volvía a entrar por la puerta, esta ves sin ninguna compañía.

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