Capítulo 5

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La enfermera repitió que le hacía daño alterarse. Apelé por el bienestar de nuestro hijo diciendo: —Mafer, el bebé. —Ella rodó los ojos con molestia y dijo: —Que se muera, así me deshago de toda relación contigo. Si pudiera me sacaría toda la sangre de ese señor también, pero no se puede... no se puede y lo odio —lloró amarga y dolorosamente.

La enfermera nos sacó de la habitación, ambos estábamos dolidos. Antes de sus palabras ya nos sentíamos culpables y ella dijo muchas verdades con la intención de herir. Lo logró.

—Yo no renunciaré a mi hijo —aseguré a Rossi que se encontraba completamente decaído—, ni a ella, no perderé nada más. —Rossi que me recordó: —Le hace daño alterarse

—Por ahora —dije—, pero un día no y entonces la cuidaré de cerca. —Rossi me regaló una triste sonrisa explicando: —Yo no tengo ninguna oportunidad de que me perdone.

Ese día ambos nos fuimos, pero yo me quedé lo suficientemente cerca para cuidarla y lo suficientemente lejos para que no me viera, tanto.

Cuando salió del hospital la recibí para acompañarla a su casa. García y yo lo hicimos, y aunque parecía molesta no se negó.

Después de eso yo de vez en cuando la visitaba y siempre la acompañé a las revisiones mensuales del embarazo.

—Nuestro contrato especificaba que no ibas a llevarme a ninguna parte —recordó mientras volvíamos del chequeo del séptimo mes. Sonreí diciendo: —Pues ya me debes varios calzoncillos limpios.

—¿No vas a dejarme verdad? —preguntó volteando a mirarme.

—No —dije acariciando el abultado vientre donde se encontraba mi hija. Mafer negó con la cabeza mientras tímida sonrisa le atravesaba el rostro. Entonces volvió la vista a la ventana.

Cuando llegamos a su departamento nos encontramos a Joy en la entrada, ambos la miramos, yo saludé pero Mafer la ignoró.

—Tenemos que hablar —dijo deteniendo a Mafer que la miró enojada. Sin decir nada zafó el brazo de su agarre—. Por favor, papá está muy mal, hablemos, somos hermanas. —Estas palabras enfurecieron a Mafer que gritó: —¡No lo somos, tú y yo no somos nada!... y ese señor no me importa.

—Eres muy injusta, él te ama y yo podría hacerlo, ya te quiero, eres mi hermanita —a las palabras de su hermana Mafer sonrió sarcástica preguntando: —¿Él me ama?, ¿tú me quieres?, ¿crees que soy ilusa, o idiota acaso?, ¿qué esperas que haga?.

—Que nos permitas estar cerca —pidió Joy. Mafer rió casi histérica.

—Claro —dijo comenzando a temblar y llorar—. Yo no puedo hacer eso, no quiero. Manteniéndome al margen me pasó todo lo que me pasó, yo ya tuve suficiente de ese hombre, gracias —volviendo a caminar.

—Sé que fue malo lo que te pasó —dijo Joy deteniéndola de nuevo—, pero ¿no puedes perdonarlo?. —Mafer la miró sorprendida y molesta.

—¿Sabes que fue malo? —preguntó con perturbada sonrisa—. No, no tienes ni idea lo horrible que fue, tú no tienes idea de todo lo que tuve que pasar... —comenzó a llorar descontroladamente—. Quisiera que te hubiera pasado a ti, ¡tú eres su hija!

—También me gustaría que hubiera sido a mí y no a ti. —dijo Joy con la mirada baja. Mafer sonrió cínica.

—Eso sí que le habría dolido a tu papá —sugirió la de cabellos rizados.

—Que te pasara a ti le duele —aseguró Joy—, es el papá de ambas. —Respirando realmente profundo mi morena de cabellos rizos dijo: —No, mío no, es todo tuyo, yo no lo quiero, te lo regalo —y se fue entrando al complejo de apartamentos.

—¡Él está sufriendo mucho y es solo por ti, te ama como no tienes una idea! —gritó Joy intentando tocar el cerrado corazón de una chica que ya había sufrido mucho—; espero puedas cargar con la muerte de nuestro padre en tus hombros, porque se está muriendo de tristeza. —después de decir esto Joy se fue.

—A mí no me importa —susurró Mafer mientras atravesaba la puerta de su departamento, y yo al fin dije algo.

—Yo lo vi llorar por ti —dije—, se pasa el día viendo tus vídeos y fotos. De verdad está sufriendo.

—Esto no es mi culpa —reclamó Mafer—. De verdad yo tuve suficiente y si no te callas no te dejaré acercarte de nuevo —amenazó encerrándose en su habitación.

—Entiendo —dije desde la puerta—, no diré nada más al respecto después de lo siguiente. Esto no es culpa de Rossi, fue el criminal quien lo hizo y te aferras a una tontería para no perdonarlo. Sé que lo sabes y realmente no entiendo porque lo haces, pero te estás perdiendo una gran oportunidad. Lo he visto ya con Joy, David Rossi es un gran padre. —Y jamás volvimos a hablar del tema.


Continúa...


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