5 minutos faltan para que acabe la clase de español, tan solo cinco minutos y yo seguía sin contestar ninguna pregunta del examen, por más que trataba de concentrarme no lo lograba, no salían de mi mente las palabras de mis padres de la noche anterior; resignada y sabiendo que lo reprobaría, le puse mi nombre al examen y me pare para entregárselo a la profesora, al entregárselo ella me miro con una cara de pocos amigos, pero no me importo en lo más mínimo, no me agradaba esa maestra y nunca entendí ninguna de sus clases.
Salí del salón justo en el momento en el que se tocó el timbre de salida, se oyeron algunas voces desesperadas dentro del salón dando a entender que aún no habían acabado el examen, solté una pequeña risa, había personas a las que les importaba sacar buenas calificaciones. Me dirigí a la cafetería de la escuela a comprar algo ligero, moría de hambre pero me tocaba natación y no quería terminar vomitando a media clase en el centro de la alberca. Pero al parecer no todas las personas pensábamos lo mismo o al menos Roberto, un compañero de natación quien había vomitado en la alberca y por consecuencia tendríamos que esperar hasta mañana para que desinfectaran y limpiaran la alberca, este día no podría ir peor o eso pensaba hasta que recibí un mensaje de Isabel
<<Se canceló la práctica de baloncesto, la entrenadora se enfermó, tendremos que esperar a mañana para que practiquemos esas nuevas jugadas>>
Sin ganas de seguir en la escuela desanimándome más por mi pésimo día decidí volver a casa, les mande un mensaje a mis amigas y tome camino hacia mi hogar, sin duda no me pudo haber ido peor.