La Hermana De Daryl Dixon| The Walking Dead

El comienzo

Mi nombre es Kenya Dixon, y como ya se imaginarán, comenzaré a explicarles mi historia desde que el virus zombie se empezó a propagar por el mundo.

Yo estaba en mi casa como cualquier tarde, de repente comenzó un anuncio importante del gobierno en la televisión, el cual sólo decía que la situcación estaba bajo control, que no saliéramos de nuestras casas y que mantuviéramos la calma. Se escuchaban ambulancias y carros de policía, además de muchos gritos de pánico.

Sinceramente, me sentía bastante confundida, no tenía idea de lo que estaba pasando. 

Yo vivo con mi padre, un hombre de 65 años, bastante gruñón y algo enfermo mentalmente. Vivimos en Baconton, Georgia, a unas dos horas de Atlanta.

Mi padre dijo que la mejor opción era huir del país, algo a lo que yo no estuve de acuerdo.

-No, papá, todos van a pensar lo mismo y esto será un caos, hay que esperar unos días

-Si eso de esperar no funciona, nos iremos inmediatamente, por lo pronto llamaré a Daryl y a Merle

Desde que mi madre murió y mis hermanos Daryl y Merle se fueron a vivir a Atlanta, mi padre y yo nunca somos unidos, de hecho siempre que trato de establecer una conversación decente con él, comenzamos a discutir al grado de que me golpea para callarme. Por eso mejor a veces lo ignoro, así me evito un problema sin sentido.

-Dice que allá les dijeron lo mismo, también van a esperar en su casa- dijo mi papá con indiferencia

-Bien, esperemos

***

Y así pasó una semana, sobrevivimos con la poca comida que teníamos almacenada, todo el ruido y el pánico fueron desapareciendo conforme los días pasaron. Decidimos salir sin tener idea a que nos estábamos enfrentando, pero teníamos que hacerlo para tener comida, y saber que estaba sucediendo.

No sabemos nada de mis hermanos mayores, ahora ningún medio de comunicación funciona.

Salimos, sólo armados con un rifle que mi papá tenía guardado desde que mi abuelo lo enseñó a cazar. Caminamos unas cuadras lejos de mi casa y notamos que la ciudad se veía vacía, hasta que pudimos ver a un hombre caminar muy lento y con algo de dificultad, creímos que estaba herido y lo llamamos.

-¡Hey!- gritó mi padre

El señor nos miró y comenzó a acelerar su paso tratando de alcanzarnos, pero cuando estaba a unos metros de distancia logramos ver que no era una persona común y corriente.

Tenía la piel tan pálida que a simple vista se veía gris, parecía que no tenía labios, ya que la mayoría de sus dientes se veían con claridad, sus ojos eran amarillos, y estaba lleno de sangre de la camisa y la boca. Algo así como si fuese un muerto viviente.

Mi papá lo golpeó con el rifle en la cabeza, pero aún así seguía gruñendo y luchando. Como si quisiera morderme, hasta que optó por dispararle en el torso, cosa que no funcionó, por que seguía moviéndose y como último intento le disparó en la cabeza, haciendo que cayera al suelo.

Al instante un grupo de esas cosas comenzó a correr hacia nosotros, yo supuse que el ruido del rifle los atrajo. También comenzamos a correr hasta llegar a casa y cerrar bien la puerta principal y las ventanas, aunque ese grupo estaba a punto de romperlas.

Empacamos algo de medicamento, muy poca agua y salimos al garage para salir en la camioneta.

-¿Qué son esas cosas?- pregunté aterrada

-No lo sé, pero estoy completamente seguro de que no son personas- respondió sin despegar la vista del camino

Seguimos avanzando por la carretera a Atlanta pero a la mitad del camino nos quedamos sin gasolina.