Tenía Razón

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Narra Kenya

Dormí en la misma celda que Daryl, él en la cama de abajo y yo arriba de la litera.
Durante la madrugada tuve un sueño terrible en el que, veía como un grupo de caminantes mordían a Daryl, mientras el gritaba del fuerte dolor causado por las lentas mordidas de los comecerebros, entre dientes decía que él debía protegerme y que aún no podía morir. Aunque ya era demasiado tarde y yo no podía hacer nada para salvarlo.

Desperté asustada, con la respiración agitada y unas inmensas ganas de llorar, y sólo miré la cama de abajo, corroborando que mi hermano durmiera y se encontrara bien, pero de todas formas ese sentimiento de preocupación seguía invadiendo mis pensamientos. Es algo extraño ya que nunca me había sentido así, ni siquiera cuando estaba sola.
Mientras observaba a Daryl, él abrió los ojos, notando que lo miraba angustiada.

-¿Estás bien?- preguntó adormilado

Negué con la cabeza

-¿Que es lo que te preocupa?

-Tuve una pesadilla en la que morías, y a pesar de saber que estás aquí sano y salvo, hay algo que me hace sentir preocupada

-Todo estará bien, sólo piensa en que ahora no tienes ningún problema, y que ya no estás sola... Ven aquí- dijo indicándome el hueco que hizo en su cama

Bajé de la litera y me acosté en la cama de Daryl, me abrazó fuertemente y no dijo ninguna palabra más.
Yo únicamente me "hice bolita" acurrucándome a lado de él, y comenzó a acariciar mi cabello con mucha tranquilidad, haciendo que recordara los viejos tiempos en los que cuando era una niña y tenía pesadillas, iba a media noche a la habitación de mis hermanos, y le contaba mi sueño a Daryl, quien escuchaba atentamente cada palabra y luego me abrazaba hasta que me quedaba dormida.
Por la mañana desperté y Daryl aún estaba abrazándome, sólo pensé en quitar su brazo de mi cuello y salir de la celda, al salir lo primero que vi fue a Carl, quien al verme sonrió y se acercó a mi.

-¿Que tal tu segunda noche?

-Lo importante es que tenemos salud (?)- dije y ambos reímos

-Creo que no te fue muy bien

-Así es

-No pensemos en cosas malas...

-Me parece buena idea

Con todo lo que ha pasado no me había percatado de que en el galerón vacío que está a disposición de este grupo,  tenían a una mujer encerrada, una mujer afroamericana con rastas en el cabello.

-Hola- le dije intentando parecer amable. Pero sólo me miró indiferente y no respondió

-Soy Kenya- hablé de nuevo esperando alguna respuesta

La mujer no respondió, ni siquiera con un gesto en su rostro. Me acerqué un poco más a la reja, y en el preciso momento en el que iba a tocarla. Apareció Daryl.

-¡Kenya!- gritó

La mujer y yo lo miramos al mismo tiempo, debo confesar que mi hermano me dio un buen susto al gritarme así.

-¿No piensas que puede hacerte daño?- me preguntó mientras me llevaba al otro galerón tomada del brazo

-Daryl, está herida

-¿Y eso qué? Aún así puede estar armada, quisiera que por un momento dejaras de ser tan ingenua

-¿Ingenua yo? ¿Que te hace creer eso?

-Aún eres pequeña, además no sabemos si ella está entrenada para lastimar a otras personas

-¿Y yo no puedo hacerle daño a ella? Ya no soy una niña indefensa, Daryl- dije para después zafarme de su agarre

-Mientras estés conmigo sigues mis reglas, y la primera de ellas es que no puedes hablar así con desconocidos

-Ahahahaha- reí sarcásticamente -¿Ahora resulta que "debo seguir tus reglas"?

-Si, soy tu autoridad ahora, debes respetarme

-¿Desde cuando?

-Desde siempre

-Cuando estuviste ausente todos estos años, no parecías tener interés en ser mi autoridad, o cuidarme, a veces papá me hacía más daño que lo que pudiese hacerme esta mujer encarcelada. ¿Pretendes seguir fingiendo que te intereso?- comencé a llorar -Como puedes venir de hipócrita queriendo ser autoritario cuando me dejaste, Daryl...

Nunca quise decirle eso a Daryl, por que realmente no fue su culpa dejarme sola con papá, pero creo que aún sigo con el rencor de que casi no me llamaba y nunca me visitó después de haberse ido de la casa, y creo que esta vez exploté con todo lo que tenía guardado. Después de decirle eso, corrí hacia afuera de los galerones, intentando alejarme lo más posible de él, hasta llegar a las rejas que protegían la prisión y abrí una de ellas. Creí que este alambrado estaba completamente protegido, pero tengo tan mala suerte que donde decidí llegar, era un portal perfecto para ser comida de caminante. Y cuando menos lo esperaba, ya habían dos de ellos cerca de mí y no contaba con ningún arma, intenté entrar de nuevo y cerrar la reja, pero ya había más caminantes y me arriesgaría a que entraran al edificio, así que caminé para atraerlos lejos de la puerta. Los nervios y el miedo me comían por dentro, cada vez se acercaban más y me sentía más indefensa, quizás Daryl tenía razón, ahora estoy apunto de morir por no escucharlo.
Uno trató de morderme pero lo comencé a empujar del pecho, con mucho trabajo.

-¡Daryl! ¡Ayuda!- grité lo más fuerte que pude, pero temía que nadie me escuchara...

La Hermana De Daryl Dixon| The Walking DeadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora