TÍO, QUE OS ACOSTÉIS

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TÍO QUE OS ACOSTÉIS

Aclaración: lo que va entre "<<;>>" son los pensamientos de los personajes.

Primera noche en el hotel de Argentina.

Willy estaba sentado en el ordenador de su habitación, cortando unas partes de lo que había filmado en Chile. Sabía que eran aproximadamente la una y media de la mañana y el viaje lo tenía exhausto, pero se había entretenido mucho y además, sabía que tendrían muchas excursiones y quería estar libre de trabajo para poder disfrutar y concurrir a todas.

Miró hacia atrás y confirmó que Frank seguía acostado en su pequeño sofá de la sala que tenía su cuarto individual. Al menos no se sintió tan solo. Su amigo había venido hasta su habitación para visitarlo, y se había quedado porque el Wi-Fi funcionaba mejor allí. En definitiva, los dos habían estado ignorándose por causa de la tecnología. ¡Maldita adicción!

Como sea, ya eran las dos de la mañana y Willy se resignó a que no terminaría de editar ese video. Tenía que ir a dormir antes de que se quedara planchado sobre el teclado. Guardó todo, y se levantó de la silla bostezando.

Fue al baño, se cambió, se lavó los dientes y se dirigió a la cama.

Antes de acostarse, se percató de que Frank aún seguía ahí tumbado con el teléfono en mano completamente embobado.

—Frank, compañero, a tu cuarto que quiero dormir—le informó. El morocho pareció ignorarlo por completo.

Mientras regresaba hasta su cama lo oyó responderle.

—Willy, no seas malo, un rato más... Que no me anda el Wi-Fi, allá, ¿sabes?

Willy bufó.

—Ya lo sé, tranquilo. Si te vas a quedar, solo te pido que no me despiertes para nada—le advirtió Willy mientras se metía bajo las sábanas.

Y allí llegaba el momento que más odiaba del día: la noche. No hacía mucho que había empezado a odiar esta instancia. En primer lugar, era que le quitaba tiempo y no lo dejaba trabajar ininterrumpidamente para terminar más rápido, y la segunda era la que probablemente tenía más peso en este momento: Vegetta.

Hacía dos semanas que estaban disgustados, no se habían hablado para nada que no sea los episodios que grababan (que últimamente eran muy pocos) y para cuando debían compartir sitio en los Meets & Greets, que incluía el evento. Incluso aunque su relación había empezado como una amistad, y que a esas alturas hasta a ellos mismos se les hacía complicado acordarse de que eran oficialmente una pareja (porque actuaban como amigos), no podía evitar enojarse por ciertas actitudes y odiarlo hasta el punto de preguntarse cómo en algún momento creyó que ese hombre era perfecto. Eran dos cabezas duras, y muy orgullosos.

Los dos chocaban mucho, siempre lo habían hecho, pero de alguna forma u otra, nunca lograron enfadarse a tal punto de perder el contacto. Se ve que desde el principio hubo algo esencial que los mantenía juntos, y de lo cual no se cansaban sino que querían más y más del otro. Quizás les gustaba simplemente tirarse insultos y sobrarse más de lo que pensaban.

El punto era que se sentía mal por no poder estar con él, por irse cada vez que la última persona abandonaba la habitación dando pie a que estuvieran un momento a solas. Se enfadaba porque no podía devolverle las miradas, y que si lo hacía, solo se encontraba con una expresión de cansancio y de "no daré el brazo a torcer, todavía estoy enojado" con la que lo miraba él. Odiaba olvidarse de que estaban disgustados y casi llamarlo por las mañanas para decirle "buenos días". Pero lo que le afectaba mucho más era estar callado cuando mantenían esas largas conversaciones por Skype con Frank y él. Escuchar esas típicas y estúpidas bromas... Le daban ganas de reírse con él, o simplemente decirle que era idiota, pero ninguno de los dos quería dirigirse la palabra con normalidad hasta que el conflicto entre ellos se solucionara.

Historias de un solo capítulo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora