TOMA UN DESCANSO | drabble Rubius + Mangel

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Primero que nada quiero aclarar que esta historia es de mi autoría, los personajes no me pertenecen, ni les pertenecen a nadie porque son personas. Este escrito es ficción, no tiene nada que ver con la realidad, es solamente algo que se me ha ocurrido y que he querido plasmar y publicar en internet con el único propósito de entretener a quienes gozan de un escrito como este.

Sin más preámbulo, ¡empezamos!


Toma un descanso

Sentado en la cama de nuestra habitación compartida, pensaba. Para mí, la jornada había terminado, pero él todavía tenía mucho por hacer. Incluso aunque siempre fuéramos nosotros dos juntos, no causaba el mismo efecto, no llevaba tantas especulaciones encima, no tenía que preocuparme tanto por todo como él.

Incluso aunque viniera cansado, abrumado, y hasta conmovido por lo que provocaba en tanta gente a pesar de haberlo visto muchas veces, siempre tenía un "buenas noches" para mí... a veces sin despertarme. Lo encontraba feliz, y tratando de dar todo de sí para recompensar el amor de miles de fanáticos en el mundo. Una sonrisa a veces hasta cuando yo me cansaba.

No sabía cómo lo hacía, pero lo veía siempre tratando de continuar a pesar de todo, sin pensar en que quizás le afectaba. Nunca le escuchaba una queja, sin embargo siempre había una expresión de sorpresa, e incredibilidad. Pero yo sabía que había mucho que no decía, y que atrás de toda esa emoción había miedo, e inseguridades. Incluso aunque íbamos a todos lados juntos, nunca me había dicho nada. Pero yo no necesitaba que dijera nada, lo conocía en los mejores y peores momentos, sabía exactamente descubrir ese pánico brillando junto con los sueños en sus ojos.

Lo miraba y sentía como si no estuviera tratando de ocultarlo, sino que estaba esperando a que yo fuera a darle ese abrazo que lo curaría todo, o que simplemente le dijera: "¡qué locura, ¿no?" y él pudiera al fin decir: "sí, la verdad". Y ambos nos entenderíamos, y estaríamos diciendo mucho más con solo miradas y risas. Quería recompensarlo, y darle la atención que él siempre guardaba para mí, y mucho más quería sabiendo que pocas veces mostraba esa parte de él, que era aún más hermosa porque pocos la conocíamos.

Sentí que había ruidos en el pasillo del hotel, y presioné el botón del celular apagando la pantalla. Me arropé entre las frazadas y me quedé quieto en silencio. Lo escuché introduciendo la tarjeta que abría el cuarto.

Abrió la puerta. Al instante todas las luces se encendieron como era costumbre en esas habitaciones de hotel. Cerré los ojos con más fuerza, ya que la luz me había tomado por sorpresa. Sabía que se notaría que estaba despierto así que me aseguré de girarme hacia la izquierda, hundiendo mi cara en la almohada, cubriendo mis ojos del foco blanco. Oí sus pasos detenerse.

—Mangel—susurró. —recién llego, ¿sabes? No quería despertarte... En seguida te apago la luz.

No me moví ni para darle una señal de que lo había escuchado. Poquito después las luces generales se apagaron y solo estaba encendida la del baño. Supe que se había estado lavando los dientes, y la cara. Se había cambiado la ropa por una simple remera blanca, y unos pantalones sueltos azules. Ya no podía fingir más que estaba dormido, esperaba que se acostara de una vez. Quité mi rostro de la almohada y miré hacia el baño frente a mí, se estaba mirando al espejo como si buscara estar un rato en silencio y consigo mismo, y parecía exhausto.

—¿Estás bien? —le pregunté, y lo vi perdiendo el control a causa del susto que se debe haber pegado.

Me miró impactado.

—¡Mangel! —exclamó con más fuerza.—Sí, estoy bien. Creí que dormías—terminó diciendo con un tono más bajo.

Juntó su ropa del baño y salió dejándola en un canasto cerca de mi cama. Lo seguí mirando, como si toda mi vida hubiese estado ciego, y él era la primera persona a la que veía.

—Tú,—me llamó. —¿Estás bien?

Le sonreí.

—Ven—lo pedí.

Él dejó escapar esa sonrisa que estaba esperando desde que lo vi entrar.

—¿Qué? —me dijo. —¿Qué quieres?

Se rio mientras se acercaba a corresponder a mis brazos. Lo tomé y lo presioné contra mi pecho, él también hizo lo mismo. Me la ingenié para meterlo bajo las sabanas de mi amplia cama.

—¡Tu!—me reclamaba entre risas, yo me reía también pero no me detenía.

Una vez que lo tuve acostado a mi altura, me incorporé hasta estar apoyado en mis codos. Lo miré desde arriba y se estaba riendo, realmente no entendía qué estaba pasando, y yo tampoco lo tenía muy claro. Le corrí el cabello de la frente y deje mínimo cinco besos allí y luego distribuí otros por toda su cara, hasta terminar en sus labios. Había pasado tanto desde la última vez que nos besamos, que la sensación logró sorprendernos a los dos.

Cuando lo miré a los ojos descubrí un brillo diferente al que había visto en estos últimos días. Estaba colorado entero, pues hacía mucho que no nos poníamos así... en plan románticos. Nos reímos los dos al mismo tiempo, y él se puso a mi altura.

—¿Qué? —me preguntó en medio de risas, estaba claro que no sabía mucho sobre el romanticismo, yo tampoco era muy bueno. Nuestra relación siempre había sido en base a nuestra sólida amistad, es por eso que nos besábamos poco, y que las cosas prácticamente no habían cambiado. Agradecía que nos entendiéramos tan bien.

No me preguntó nada, ni yo necesité su petición previa, y me volvió a besar. Sus manos estaban en mi pecho, porque siempre solía ser yo, a quien se le iba un poco la olla en estos temas. Él me mantenía en línea, después de todo creo que en sus planes estaban solo dormir toda la noche. Mantuve los brazos a mis costados en señal de que no intentaría nada más que un beso esta vez.

Cuando finalizó el beso, y vi su rostro, dije lo primero que me vino a la mente.

—Te amo.

Ruben se rió.

—¿Y eso? —me preguntó.

—¿Qué? —le pregunté, no era la primera vez que lo decía.

—Digo...que suena raro, hace mucho que no lo decías. —me dijo, era verdad, pero él tampoco era un tarro de miel.

Entre risas parecíamos dos principiantes en el tema.

—No sé cómo irme a mi cama después de esto—me dijo.

—No lo hagas—le sugerí.

No tuve que hacer nada más, se quitó la remera y la arrojó fracasadamente sobre su cama. Aterrizó boca abajo sobre la cama. Dejó escapar un profundo suspiro cuando me dediqué a delinear su espalda con mi mano derecha. Tiempo después se durmió, y al rato lo hice yo también.

utube.H^�o��'

Historias de un solo capítulo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora