IV

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El trayecto fue corto ya que Seth vivía a pocas cuadras de la mansión de mi padre, nos mantuvimos en silencio durante todo el trayecto, en realidad, tenía un nudo en la garganta por lo cual no podía hablar. Estallaría, todo el maldito auto estaría en llamas.

Seth fue el primero en bajar, observé por la ventana del auto, su casa era bonita y nada ostentosa como primeramente creí. Su personalidad definitivamente no combina con su casa, era moderna pero tenía toques hogareños, como columpios de madera y muchas flores lo cual me pareció de lo más encantador y dolió admitirlo pero me encantan las flores por alguna razón me recordaban a mamá.

‒ Señorita Carver tiene que bajar‒ . pidió Robert que ya había bajado todas mis maletas frente a lo que sería mi nuevo lugar de tortura.

Sin ni siquiera despedirme salí del auto y dispuse camino a la casa. la fachada de afuera no tenía nada que ver con lo que era adentro. Esto si iba con su personalidad, paredes oscuras, casi no había fotos o algún portarretrato, frío, es lo que definiría perfectamente este lugar, lo único rescatable de este lugar era la chimenea, la única fuente de calor en este iceberg gigante.

Estaba asustada, no conocía de nada a este hombre, y mi padre me ha dejado con él sin miramientos. Sabía que no debí haber venido a Estados Unidos. Las personas no cambian, ni yo lo he hecho.

Los pasos tranquilos y seguros de Seth bajando las escaleras, logró que lo volteara a mirar, estaba solo con su camisa desabotonada, sin su chaqueta y corbata, se veía relajado hasta lo hacía ver más joven de lo que era.

‒ Te han dejado tus cosas arriba, ya está lista para que le uses, puedes subir si quieres‒ . dijo en un tono despreocupado

Claro había conseguido lo que quería tenerme aquí en contra de mi voluntad sin que nadie se interpusiera en su camino. No me fiaba de él, es obvio que ocultaba algo, todos lo hacían, pero no podía negar que me atraía la forma en que me miraba, nunca nadie me había observado de esa forma, como si fuera algo que se le había arrebatado y por fin lo ha vuelto a recuperar, como un premio. Es una sensación extraña ni yo misma entendía en realidad, sin embargo, de la misma forma que me atrae también me asusta.

‒ Que emoción ‒ murmuré con sarcasmo‒. me muero por ver mi celda ¿donde está mi puto uniforme naranja oficial?

‒ Tal vez debería esposarte a mi cama si es que a eso te refieres‒ . dijo y su sonrisa socarrona apareció de nuevo.

No lo entendía a veces estaba suprema mente serio e irritable, y otras era un lindo gatito que hasta sabía hacer bromas como contraataque.

‒Ja ja muy gracioso porque mejor no te apartas para que pueda subir de una maldita vez‒. últimamente me ponía de malas con más frecuencia. Y no he tomado mis pastillas estas semanas. literalmente me volveré loca.

Cuando traté de esquivarlo con una fuerza punzante cogió mi brazo , y con una mirada severa como cuando hiciste algo malo, me besó, unió sus labios con los míos, no sé si fue por el miedo que me causaba todo él o por la atracción pero le correspondí, lo sujeté por el cuello y el me atrajo más hacia sí mismo, como si eso fuera posible, mi corazón palpitaba muy rápido, el suyo era sobre natural, el beso cada vez se volvió más salvaje y lleno de lujuria. Un gemido o gruñido, no lo sé muy bien , pero eso hizo que me apartara, tenía miedo.

‒ ¿Qué eres? ‒. pregunté temblando, no me había dado cuenta de que hasta estaba llorando.

Nuestras respiraciones aún no se habían estabilizado, sus ojos azules estaban mas oscuros y su mandíbula terriblemente tensa como si se estuviera conteniendo.Estaba furioso.

Con una mano sujetó mi cara con demasiada fuerza como para protestar, estaba helado.

‒ Seré tu peor pesadilla, no intentes pasarte de lista conmigo. Recuerda que no estás en tu casa y no hay nadie que pueda abogar por ti. Más vale que te comportes como una puta santa.Tú no me conoces, pero yo conozco cada maldita cosa de ti y créeme que no las quiero usar en tu contra preciosa.

Con descuido soltó mi rostro y hecho furia salió de la casa casi derribando la puerta. Caí de rodillas al suelo, estaba en shock, era un monstruo, a eso me enfrentaba. no sé cómo había terminado aquí, de rodillas llorando, sabía mis secretos.

Con el alma por el suelo subí a buscar mi habitación, nunca me dijo cual era, probé con la primera habitación, era enorme, al instante supe que no era la mía, uno porque mis cosas no estaban aquí y dos,  su fragancias colmaba la habitación, pero nada de eso me incitó a salir. Y menos cuando ví lo que ví. 

La única fotografía que yacía en esta casa estaba justo frente a mí, era una pareja. Más lágrimas cayeron cuando la tomé, no era posible, en la fotografía estaba Seth vestido con un traje de época y con una enorme sonrisa, sujetando a una mujer, quité la foto del marco y revisé la parte de atrás. No podía ser real.

Te amare en esta y mil vidas más.

                                             Gretel Rachel Calver

Su secreto soy yo.

b a d  b u s i n e s sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora