A solas contigo

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Asustada, sí, eso definiría mi estado actualmente, las pisadas suaves hicieron que saliera del trance en el que me encontraba, rápidamente dejé el retrato en el buró y me escabullí por los pasillos. Sinceramente no sabría cómo reaccionar si me encontraba a Seth ahora mismo. Por suerte no fue él.

—Buenos días señorita Carter, mi nombre es Juliette, el señor Seth me ha ordenado de hiciera todo lo que usted pidiera y que estuviera a mis disposición— era una mujer de mediana edad pero no mucho, vestía un uniforme completamente negro con un delantal blanco, al parecer era la mucama.

— ¿Señoritas le ocurre algo? Está muy pálida. Voy a llamar al patrón.

— ¡No!—grité más fuerte de lo que esperaba, con un respiro largo traté de calmarme y seguir con esta farsa—Quiero decir... no te preocupes, algo me cayó mal, pero puedes decirme dónde está mi habitación.

Miré disimuladamente para ambos lado del pasillo, tratando de que no viera que la puerta de la habitación de Seth estaba abierta.

—Es por aquí, sígame¾dijo observando en dirección opuesta a la recamara de su señor. —Adelante, señorita.

La habitación era grande pero no más que la de él, paredes blancas y muchos cuadros, en realidad poco me importaba. Lo único que quería era ordenar mis ideas y toda esta puta locura.

Juliette aún no se movía de su puesto, seguía ahí de pie, observando atentamente cada uno de mis movimientos, al inicio no lo percibí pero ahora sí. Era la informante de Seth, era la manera de demostrarme que podía controlarme hasta en su propia casa sin importar si él estuviera o no.

—Retírate ahora Juliette—dije de la forma más tranquila que pude.

—Una última cosa señorita Carver—dijo antes de voltear nuevamente hacia mí. —El señor la quiere ver en la cena hoy, se servirá a las 21:00. Le ruego que sea puntual.

Salió dando un portazo, digno de telenovela. No me permití pensar más en ella y en nada que no fuese la maldita foto, esa mujer era literalmente yo, los mismos ojos, cuerpo y hasta la sonrisa. ¿Quién era? ¿Y porque tenía el mismo nombre y apellido que el mío? Seth tenía mucho que ver en esto, porque el aparecía en la fotografía, por muy loco que sonara, éramos nosotros, en otra época pero nosotros. Estaba loca, completamente loca, estos eran los efectos de no tomarme las pastillas estos días. Si era eso, rebusqué entre mis bolsos y las encontré, tomé una botella de agua y las tomé todas. Me desnudé, fui al baño y me relajé en la tina.

—Gretel...— Era una muchacha idéntica a mi

—Quien eres— llevaba puesto el vestido de la foto pero esta vez esta roto por todas partes, estaba sangrando.

—Soy tú... idiota, ay pobrecita... sigues siendo ingenua— dijo sonriendo de una forma siniestra, sus manos manchadas de sangre acariciaron mi rostro— ¿Qué...? no tengas miedo, si esto lo causaste tú— Me costaba de sobremanera sostenerle la mirada, la suyo estaba llena de odio y desesperación, quería ayudarla, decirle que todo estaba bien, pero, no podía.

—No... ¡yo no hice nada de esto, déjame!— grité y cerré mis ojos deseando despertar, su voz sonaba tan rota, hasta desgarradora y lo peor es que lo sentía como si fuera el mío.

— ¡Mírame maldita, mírame!— dijo la figura frente a mí, que no paraba de sacudirme los hombros, impotente y tragándome el miedo abrí mis ojos, los suyos estaban cristalizados.

—Tú me mataste.

La figura se alejó deprisa y desperté

Me estaba ahogando.


b a d  b u s i n e s sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora