Capítulo 14.

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Mangel.


Desayunamos y jugábamos. Esto se estaba volviendo un hábito. Dormimos juntos, comemos juntos, jugamos juntos, nos reímos juntos, pasamos la mayoría del tiempo juntos. No crean que me molesta, de lo contrario, me agrada. Sino que cada uno debería tener su espacio, ya saben... Hablo del espacio privado. De vernos al otro día y eso. No quiero acostumbrarme a alguien, porque cuando se va, me quedo vacío.

Se que él me quiere y cosas bonitas como estas. Pero, ¿yo? Es obvio que le quiero y mucho. Pero, ¿estoy realmente preparado para una relación? Generalmente siempre fui mujeriego, jamás estuve en relación que durase más de 2 semanas. Bah. Es aburrido estar atado a una persona. No quiero decir que Rubiuh sea un estorbo, solo que no me encuentro listo.

Y como si por arte de magia él me preguntó lo que yo no quería escuchar.

-Entonces, ¿somos novios?- su mirada fija en mi.

-No lo sé. Rubén, tomamos demasiado apresurado el asunto ¿Sabes?. Es mejor ir poco a poco... De nuevo.- no sabia que palabras usar, lo que menos quería era hacerle daño. Todos mis sentimientos que le había confesado hace un tiempo era de verdad, yo lo sentía.

-Esta bien, ¿solo amigos Mahe?

-Solo amigos.- sonrei.

A lo que el me devolvió la sonrisa.

Estoy confundido, primero la remo todo lo que puedo para estar con él, luego ¿lo estoy tratando de apartar de mi? NONONO. Eso no es cierto.

Vaya estoy bipolar.

-Mangel...- estaba rojo. Que mono, se le veía tan tierno.

-¿Si?

-Yo... tienes razón lo de que fuimos demasiado rápido. Pero no lo pudimos evitar, joderr.- se empezó a remover el cabello y sonreía- Estás seguro que ¿Solo amigos?.

-Rubiuh, no es eso, solo que estamos bien como estamos.

-¿Estamos bien Mangel? ¿Esta bien no saber que somos? Háblame en serio macho... Me haces sentir como una maldita puta. -Su tono de voz se había vuelto frío.

-Vale, ¿Dime a donde quieres llegar con todo esto?- suspire.

- A ningún lado Miguel.- ¿Se había enojado?Jamás me llamaba así. La he cagado.

-Vamos, no te enojes pequeño- me pare del sofá y me acerqué a él.

-Mahe, déjame.- me empezó a hacer puchero, jodeeeer, jodeeeer, como me puede el hijo de puta. Solo lo abrase y el acepto el abrazo.

El abrazó estaba durando años, pero no me importaba. De repente sentí las yemas de los dedos de Rubén bajo mi camisa, acariciaba mi espalda, sus caricias me hacían estremecer por completo. Una corriente eléctrica paso por mi cuerpo al sentir los labios húmedos de él en mi cuello. No quería moverme, no quería romper esto que él estaba creando. Todo lindo hasta que sentí que mordía bruscamente mi cuello.

-Hijo de puta, no muerdas tan fuerte- le dije casi gritándo.

-Eres mío ¿Vale?- los celos de Rubén me daban miedo. Toque mi cuello y note que había sangre, hijo de hienas.

- Ya estas marcado Mangel Rogel.- y seguía sonriendo.- ¿Quieres que te muestre que más es mio?

No termino de decir la frase y él aprovechando la situación en la que me encontraba, él sentado y yo abrazándolo por arriba, apretó mi culo el muy desgraciado.

-Ya lo he entendido- le dije para que se calmara. Y empecé a levantarme lentamente. Al girarme Rubén me abrazo por la espalda aprovechando su altura, empezó a morder mi lóbulo de mi oreja.

-Si quieres algo solo pídemelo.- Le dije, sabía lo que él quería. Pero se lo iba a hacer difícil, amaba jugar así.

-Mangel, no me hagas decirlo, sabes perfectamente lo que quiero.- dijo con un tono más cachondo.

-Si, lo sé. Una buena ducha de agua fría, vamos ve a ducharte pervertido!

Me soltó y empezó a hacer puchero, cosa que me dio gracia. Rubén con el cabello todo alborotado, sus mejillas todas coloradas, su labios encurvados, sus ojos dilatados por la excitación, su ropa toda despatarrada, y en sus pies las pantuflas de dinosaurio.

-Ya, deja de mirarme que me haces pensar cosas raras...-murmuró.

Me acerqué un poco más y le susurré cosas en su oído.- ¿Así? ?¿Cosas cómo que?

Se ruborizó al instante, y se empezó a reír a causa de la vergüenza.

-Vale, vale. Préstame una toalla por favor, préstame la ducha, préstame tu shampoo, préstame algunas ropas tuyas- me dijo, el como lo decía me hacía gracia.

-¿Quieres que te preste algo más?- dije con tono de burla.

-Préstame tu corazón- dijo en susurro y salio volando ostias al baño.

Y quede ahí de nuevo, con el corazón en una mano y mi vida en la otra.


¿Cosas del destino? - Rubelangel.(Pausada temporalmente u.u)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora