Tiempo del día de los enamorados (tercera parte)

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-Tal vez deberíamos utilizarlo para el asesinato- sentenció el pelirrojo sentado en el suelo con una cara sonriente.

-¡Oh Karma! ¡Aquí estas!- llamó la atención el celeste mientras salía del edificio -Te estaba buscando es hora de irnos- comentó alegre mientras las mejillas se le teñían de un leve rojo y su rostro reflejaba emoción.

-Yo Nagisa, déjame entrar por mi maleta y nos vamos- decía sereno el pelirrojo mientras se levantaba del pasto.

-No hay necesidad, aquí la traigo- mostró la maleta que llevaba entre las manos junto a la propia.

-Que servicial Nagisa-chan, pero no tengo que cargar y me siento vació

-¡Ah! ¡L-lo siento ahora mismo te la doy!

-En ese caso por qué no mejor cargamos a una princesa- actuó más rápido que el celeste y lo cargó cual princesa mientras un colorado Nagisa se agarraba del cuello de su amigo con una mano y con la otra apretaba las maletas para que no se cayeran, Nakamura veía la escena desde su posición y solo fruncía ligeramente el ceño, analizaba la escena de diferentes perspectivas y aun así no le veía nada de raro pero le molestaba aquel contacto entre ambos chicos, pronto descubrió el porqué de su enfado cuando vislumbró la cara sonrojada del celeste acurrucarse en el hombro del pelirrojo y sonreír como bobo, lo malo es que ella seguía observando.

-Al parecer hay alguien que si te lo puede arrebatar Kayano- murmuró para sí viendo como ambos chicos desaparecían de su vista, tomo aire para disipar sus ganas de rendirse, no lo haría, jamás en la vida aunque era obvio que ya había perdido y no contra su pequeña amiga sino más bien contra aquel demonio que no se daba cuenta de lo que pasaba a su alrededor, se levantó y adentró al edificio en busca de su maleta -Como me hubiera gustado que también trajeras la mía

Por otro lado un pelirrojo caminaba con un celeste aun en brazos y sonreía victorioso como si tuviera el mejor trofeo del mundo.

-K-karma, puedo caminar yo solo- decía el celeste mientras que se revolvía un poco en brazos del de gatuna sonrisa, este por su parte al sentir los movimientos del pequeño apretó más fuerte al agarre y empezó a trotar -¡K-karma esto es peligroso!

-Colócate bien las maletas y agárrate fuerte a mi cuello que esto no es nada- órdenes dadas, ordenes acatadas, el celeste se pusó ambas maletas en un brazo y luego abrazó fuertemente a su amigo mientras sentía la velocidad aumentar, el pelirrojo había empezado a correr. Después de un tiempo en donde los gritos de susto fueron remplazados por gritos de emoción ambos chicos, uno cansado y otro exaltado, se pararon en una rama de un árbol del parque, por fin Karma bajó a Nagisa y ambos se sentaron en aquella rama para apreciar la vista, el invierno aun no abandonaba la ciudad y con ello tampoco habían desaparecido las hermosas vistas, el cielo estaba calmado, el sol brillaba y las nubes pasaban en una escena bastante nostálgica que hizo que ambos chicos lanzaran un suspiro y luego rieran, el pelirrojo dio un salto para dejarse caer sobre el pasto -Vamos Nagisa, déjate caer- dijo abriendo los brazos para cacharlo.

-N-no hay necesidad yo puedo bajar solo

-Yo quiero atraparte

-¡No!- grito sonrojado el celeste mientras perdía el equilibrio, pero por sujetarse dejó caer las maletas -¡Ah! ¡La maleta de Karma! ¡El chocolate!- ensimismado en su propio mundo se lanzó por ambas maletas atrapándolas en el aire pero sin posibilidad de volver a la rama, entonces cayó, el celeste solo cerró los ojos esperando el impacto pero después de algunos segundos en los que pensó que caería sintió un calor rodeándolo y unos brazos fuertes sosteniéndole, abrió los ojos y se encontró con la mirada divertida de su amigo.

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