Madrid.

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Esos días perdimos, nos perdimos y te perdí. Perdimos el metro y nos perdimos en el autobús, para terminar perdidos deambulando por las calles de Madrid, mientras nos perdíamos en conversaciones sobre tiempo perdido. Luego nos encontramos, pero fue por poco tiempo, hasta que nos volvimos a perder entre las sabanas. Aquí perdimos la verguenza y las formas, yo mis bragas y tu la cabeza. Al día siguiente perdí la cuenta de todos los besos que nos fuimos dando, y con ellos se iban perdiendo las horas para la despedida, donde te perdí, pero al mismo tiempo donde comprendí que estábamos destinados a perdernos, porque perdernos nos hizo encontrarnos. Realmente perdimos de todo...

...menos el tiempo.

Noches de tormenta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora