Capitulo 3

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Edward mira su reloj, son las cinco de la mañana de un sábado, todos sus conocidos deben estar durmiendo, aun así decide aceptar la sugerencia de la mujer y llamar a su único amigo en Inglaterra que seguro aún está enfiestado, pero podrá esperar en su casa hasta que den las ocho de la mañana, hora en que llega su asistenta y podrá ingresar a su casa a sacar las llaves de repuesto del coche, asiente con la cabeza y la sigue hasta dentro de la estación de servicio

-Entre, no podemos estar aquí fuera, hace un frío terrible y si alguien me ve y no es una emergencia me despedirán -comenta con un ligero estremecimiento, es cuando Edward nota que no lleva abrigo y está en una camiseta manga larga que poco la puede proteger del frío invernal-. Podrá esperar que le recojan aquí.

Por su mente pasa que esta chica es muy amable y no puede frenar lo que sale por su boca en ese momento, tal vez sea por el alcohol que pierde el filtro y lo suelta, justo cuando ella le extiende su móvil para que llame a James, le pregunta:

-¿Por qué siempre llevas el cabello en esa horrible coleta?

-Porque me da la gana. -Ella no quiere ser borde con él, pero se siente atacada.

-Perdona, no quería ofenderte, solo que tu cabello es muy bonito y largo como para tenerlo siempre de ese modo, una mujer que deja su cabello en ese largo es porque le gusta su feminidad y mostrarla al mundo. -Bella respira y lo mira a esos hermosos ojos verdes, sin embargo no contesta nada, lo escucha llamar un par de veces más y luego dejar un mensaje de quién es, dónde esta y lo que sucedió, que le llame a este número en cuanto pueda.

Ella sale a recoger los nuevos periódicos y a entregar los del día anterior, y empieza a colocar la prensa en los estantes, está tan concentrada en su tarea y en su atrevimiento que no se da cuenta que lo tiene justo detrás hasta que le susurra de nuevo en ese punto un "Gracias" y pone su teléfono enfrente de ella, lo agarra y lo mira. Él hizo la pregunta con verdadera curiosidad, no con maldad, hace tiempo que la mujer le llamó la atención, es hermosa de forma sencilla sin tanto artificio, tiene un buen cuerpo, un poco baja para su gusto, pero su rostro es hermoso, aunque la ha visto sonreír muy poco adivina una linda sonrisa, su cabello castaño en ondas nunca lo ha visto suelto, siempre en coletas recogidos o trenzas, supone que le ha de llegar al comienzo de sus glúteos.

-No es nada, y lo siento si fui una borde.

Él sonríe y hace un gesto con su mano de que lo deje pasar.

-¿Qué edad tienes, Bella ?

-Veintiocho. ¿Y usted? -Este cambio es bienvenido, se da cuenta que relaja un poco el ambiente.

-Treinta y cuatro, y por favor no me llames de usted que no soy tan mayor y ya nos conocemos. -Bella asiente, se voltea y sigue con su trabajo, no sabe qué más decirle, lo siguiente que percibe es cómo él sube su mano hasta su coleta y la deshace lentamente, no sabe por qué se lo permite, pero no lo impide. Cuando su cabello yace suelto, vuelve a acercarse y susurrar-: Desde que te vi siempre he querido saber cómo te ves con este hermoso cabello castaño suelto. -Su cabello es hermoso, suave, muy bien cuidado, le llega hasta un poco más abajo de la cintura, como imaginaba, tira de ella para que se dé la vuelta y la mira atentamente, en ese mismo tono bajo habla-: Hermosa.

No sabe cómo sucedió, pero ahora tiene sus labios en los suyos. Puede percibir el sabor de alguna bebida dulce con un poco de alcohol pero es delicioso, y de repente lo siente, siente cómo la cerilla se enciende en su interior. Él profundiza el beso, paladeando su lengua al ingresar en su boca, instintivamente su lengua sale y se acaricia con la de él, sus manos suben de sus hombros a su cuello, agarra su cabello y tira de él, las manos de Edward tampoco se quedan en su cintura donde las tenía en un principio, sube una suavemente, arrastrándola por su columna vertebral hasta llegar a su nuca y acercarla más a su cuerpo, toma posesión de su boca y arrasa con ella, su mano sube un poco más.

Edward le tira del cabello, ambos están jadeantes, al no recibir atención tira más fuertemente del cabello, esto hace que Bella se separe un poco y lo mire a los ojos, sus labios aún se rozan, sus cuerpos están tan juntos que siente todos sus músculos en tensión y su erección pegada a la parte baja de su estómago, él dice en voz baja y ronca:

-Joder, qué bien sabes, quiero probar más.

Bella no lo piensa, tira de su mano y lo lleva a la bodega, no sabe lo que hace o por qué lo hace, pero no quiere parar a pensarlo porque no quiere cambiar de opinión.

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