Capítulo #1: El Despertar

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Las horas continuaban corriendo su infinito recorrido, mientras que la chica seguía caminando. Todavía podía recordar aquellas risas que le traían un terrible presentimiento pero trataba de aferrarse a ellas para no olvidar el único recuerdo que tenía antes de aquel infernal día.

El frio la cubría completamente, tendría que encontrar pronto un refugio para atender su pierna la cual no podría ignorar por mucho tiempo más o le traería terribles consecuencias, así que solo avanzó, abriéndose paso por aquellas desérticas calles hasta que luego de varios minutos por fin encontró un pequeño mercado. No era exactamente la mejor opción pero en su situación no tenía de otra, así que simplemente entró en aquel lugar.

El mercado estaba iluminado solo por las neveras las cuales preservaban la carne y los lácteos que extrañamente nadie había saqueado. Por ahora.

- Tal vez en realidad si estoy sola- se dijo a sí misma en tono desmotivador

Sin pensarlo mucho se adentró por el oscuro lugar atenta a la mas mínima presencia de ruido. Luego de unos minutos buscando entre los pasillos del mercado encontró lo que parecía ser la sección de los medicamentos. Agarró unas gasas y se dirigió hasta el baño que nada mas usaban los empleados del lugar.

La luz era débil pero suficiente para iluminar aquel pequeño baño cuando encendió el interruptor de éste y se pudo ver claramente en aquel espejo. Sus manos recorrieron completamente su cara mirando su reflejo en el espejo. Estaba llena de moretones, su labio estaba inflamado y una línea fina de sangre lo recorría. Nunca pensó verse así, esto se lo había hecho aquel monstruo del cual estaba huyendo pero no sabía exactamente que pasó, solo la evidencia sobre su piel. Avanzó hacia el lavamanos abriendo el grifo, el agua salió un poco turbia al principio pero luego se fue cristalizando, echó agua sobre su rostro. Procedió a limpiar la herida en su pierna la cual ya había dejado de sangrar sin embargo, necesitaba una atención más intensa; por los momentos solo podía limpiarla y poner gasas sobre ella esperando a que no se infectara.

Aunque estaba completamente sola en ese lugar, solo pudo atravesar la puerta del baño la cual cerró detrás de sí por si acaso. Podía ser la última persona en miles de kilómetros pero la idea de que alguien viniera a tocar su puerta mientras dormía la perturbaba.

Las risas habían vuelto. No podía reconocer que estaba pasando y empezó a sentir los golpes otra vez uno tras otros pero al parpadear ya no había nada solo oscuridad, sin una dirección fija comenzó a andar hasta que a la velocidad de un rayo estaba en el pasillo de lo que había sido su escuela. Al final del pasillo pudo reconocer aquella bestia, el monstruo que le había dado cada uno de los golpes, al reconocerlo intentó correr pero el lugar donde estaba ella no se movía por más rápido que ella intentaba huir. Al voltear, vio como la criatura se acercaba mas y mas hasta sentir su agarre en sus hombros.

El grito llenó la habitación al despertarse. Estaba completamente sudada y temblando, el terror fue tal que no pudo volver a dormir en aquella noche, cada minuto que pasaba fue una tortura. Temía que él podría aparecer y esta vez no tuviera oportunidad de escapar.

El sol se fue alzando por el horizonte en una mañana totalmente fría, la chica abrió la puerta solo cuando pudo ver la luz de la mañana filtrarse debajo. El frio la cubrió completamente. Poco a poco, recorrió una última vez el lugar donde la luz le daba una buena visibilidad que no había tenido en la noche. Esta vez, en las cajas del supermercado encontró una chaqueta con la cual se abrigó. La chaqueta era roja con azul y tenía un nombre sobre uno de los bolsillos en el lado derecho. había sido parte del uniforme de alguien llamada Christie como decía la identificación plateada.

Recogió algunas vendas y bolsas de comida antes de irse. Probablemente lo necesitaría luego. Al voltear a la salida, distinguió una silueta de una pequeña niña , no sabría si era parte de su fatigada mente pero antes de darse cuenta cojeaba hacia ella gritando un fuerte -¡¡Hey, no te vayas!!!

Lo que ocurrió después jamás lo hubiera podido predecir.

La niña había volteado y le había hecho con la cabeza una clara seña de negación cuando ya había cruzado la puerta del mercado y tan rápido como se había dado cuenta de eso le habían dado un golpe directo. Tampoco sabría si era el cansancio o la falta de sueño la razón por la cual se desvaneció en menos de dos segundos, su cabeza volviendo a golpear contra el pavimento.


Stepping On GlassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora