Capítulo 7

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Llegué a casa, me quité las zapatillas con los pies y me tiré en el sofá con los ojos cerrados. Silencio... Silencio... Silencio... Una respiración... Los latidos de mi corazón. Abrí los ojos y empecé a sentir lo que en Bath, la triste y simple soledad. ¿Y ahora qué? No se me ocurría que hacer. Cogí el móvil y miré la hora, eran casi las seis y media de la tarde y yo sin comer, pero lo que más me preocupaba en ese momento era no saber nada de Alex desde que se fue de casa. Escuché el sonido de la puerta y como no había nadie en casa me tocó ir a mí a abrir la puerta.

- ¿Qué haces aquí?

- Necesito hablar contigo

- ¿No habías quedado?

Agachó la cabeza con los ojos cerrados, yo no entendía nada.

- Si - respondió en un susurro que llegaba al llanto.

En ese momento sentí una punzada en el pecho, acerqué mi mano a su barbilla y suavemente le levanté la cara.

- Ey, ¿Estás bien?

Me miró con lágrimas en los ojos.

- No - Y se echó a llorar en mi hombro.

Yo le abracé y él también lo hizo. Nos sentamos en el sofá y esperé a que se calmara un poco, pero cada vez que intentaba hablar volvía a recaer en el llanto y a mí se me partía el corazón.

- Tranquilo, no hace falta que me lo cuentes ahora, tu tan solo relájate.

Me levanté para ir a la cocina a por un vaso de agua pero él me detuvo.

- No te vayas por favor.

- No me voy a ir a ningún lado pero necesitas reponer líquidos.

Ahora sí que me dirigí a la cocina a por un vaso con agua fresquita y se lo llevé. Bebió un poco y empezó a relajarse, pero yo cada vez estaba más nerviosa. ¿Qué estaba pasando?

Pasada media hora parecía que ya estaba más relajado o por lo menos podía hablar. Llevaba todo ese rato barajeando distintas posibilidades de lo que me fuera a decir y con lo que pasaría después respectivamente. Desde un accidente con carrera al hospital hasta otra chica con lagrimas y diferentes posibilidades de reacción.

- Todo empezó unos cinco meses después de que te fueras, cuando me fui a tomar algo con unos amigos a Argüelles. Nos metimos en un local y pedimos unas cervezas mientras escuchábamos la música a tope y veíamos a algún que otro grupo bailar.

Hizo una pequeña pausa y respiró profundamente. No me miraba a los ojos, sencillamente es que no me miraba. Tenía la vista fijada en algún punto de la mesa del comedor.

- Al cabo de un rato se nos acercó un grupo de chicas e intentaron ligar con nosotros. Yo al principio no esperaba seguirla el rollo pero al final me empecé a sentir a gusto con ella y estuvimos toda la noche charlando. Nos dimos los números de teléfono y seguimos en contacto.

Podía verle los ojos vidriosos, parecía que empezaría a llorar en cualquier momento yo sentía un gran dolor en el pecho, lo que no sabía era si me pasaba por lo que me estaba contando o por verle es esa situación a punto de derrumbarse.

- Quedamos un par de veces más y al cabo de cuatro meses más o menos decidí enviarla un mensaje ya que no me atrevía a decírselo a la cara.

"¿Sabes? Desde hace unos años estoy saliendo con una chica y en junio se fue a trabajar a Reino Unido. Al principio eran tres meses podía soportarlo, pero un día me llamó y me dijo que estaban muy contentos con ella y la habían ampliado el contrato a un año por lo que me derrumbé. El día que te conocí estaba un poco de bajón ya que la echaba de menos, pero entonces te conocí y me alegrabas cada día que hablamos. La cosa es que no sabía si eras una ayuda para mí como amiga o alguien que me gustaba de verdad. Necesito aclararme porque sí, me has tocado pero no se dé que forma y si estará bien o no."

Pelirrojas decisiones (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora