7 de septiembre, Aeropuerto de Ezeiza. Argentina.
Había conseguido convencer el día anterior a BJ de que no me pasara a buscar en un avión privado para llevarme a Berkley.
Ya tenía a demasiada gente fotografiándome como para seguir llamando la atención.
Ya me estaban molestando en serio.
Ya fue, pensé.
Fui frente a las cámaras y empecé a hacer todo tipo de poses. Si me iban a sacar fotos por lo menos yo podía participar para no salir más fea de lo normal.
- Oh yeah, chicos! Amanda se puede repartir entre todos. Tranquilos.
Mientras seguía sacando la lengua, haciendo la señal de la paz, etc. Ya saben ese tipo de cosas.
Mamá me empezó a llamar y me dijo que no fuera payasa. Pfff, es que a veces no lo podía evitar. Sorry, not sorry.
Yendome, empecé a cantar "Don't cry for me Argentina", saludando con la mano como le enseña la abuela a Mía en El diario de la princesa. Tengo que admitir que cantar no es mi fuerte, pero poniendo la voz como de ópera parece que no lo hacía tan mal ya que ningún vidrio se rompió. Yay!
En el túnel ese que te hacen pasar, me despedí de mamá. La muy maricona estaba llorando a moco tendido y me juró que me iba a llamar cada tres horas. Después me extendió un colgante con una piedra morada que según ella " me traería buena suerte".
Narumi y yo nos miramos y nos abrazamos muy fuerte. Ya nos habíamos dicho todo en privado y las palabras en este caso, sobrarían.
A último momento se me ocurrió asegurarme si Melisa había mandado el paquete con doce tarros de dulce de leche. No estaba bromeando cuando decía que no podría vivir sin él.
Mamá me dijo que si. Me dio mi mochila negra con caritas, y me dio un beso en la frente
- Cuidate fresita, y disfruta por sobre todas las cosas. Prometelo
- Te lo prometo.
Y así fue como yo, Amanda me subi en un avion (clase business) rumbo a Sidney. Estaba aterrorizada, nunca había volado.
Fui a mi asiento al lado de la ventana.
Al poco tiempo, una chica con pelo rojo estridente se sentó cerca mío. En el antebrazo tenía un tatuaje que no alcance a ver.
Estaba vestida con un jean blanco y una camiseta del mismo color con un corazón de leopardo estampado. Lo que me llamó la atención fueron las grandes plataformas negras que tenía en los pies. Seguro arriba de esos tanques hasta vértigo te agarraba. En serio, eran dignas de Frankestein.
Cuando levanté la vista la chica me estaba mirando. Y no con cara muy amistosa.
- Sos la hija de Billie Joe?- preguntó con cara de asco. Su voz era bastante ronca y rota.
- Si - conteste apenas audible. Esta chica me intimidaba.
- Vas a Berkley?- sólo asentí tragando fuerte.
- Me estas jodiendo putamente ,yo también!!!- cara de sorprendida por mi parte.
- Me llamó Jacqueline Villanueva. Pero por favor llamame Jack, mi nombre completo es de puta transexual. Odio a tu papá y soy una persona bisexual, si, me van los dos lados. No me gusta el sado y tampoco las personas falsas. Me trae por el culo si tu papá es famoso, el mío también y no por eso soy mejor que vos. Ok?
Rápidamente asentí la cabeza. En serio que esa mujer era ruda. Ya me caía bien!
- Puta transexual? Dios, te dijeron que sos un tanto - Fuuu no me salía la palabra.
- Avasallante? Si demasiadas veces. No quiero ser tu amiga así que hace que esta conversación no existió y no me hables en todo el vuelo.
- Antes de fingir que esto no pasó, a mi tampoco me cae muy bien BJ.
Y con esta confesión mi no amiga sonrió levemente.
<Pasajeros del vuelo 5321 con destino directo a Sidney habla su capitán a bordo. Esperamos un viaje sin problemas. En breve, empezaremos el proceso de despegue>
El avión empezó a andar y cada vez avanzaba a una velocidad más rápida. La punta del avión, supongo, comenzó a elevarse al cielo y de a poco, las ruedas traseras se separaron del suelo. El sentimiento fue tan maravilloso. Ver como lo que vos ves tan alto se ve tan minúsculo llegando al cielo.
Creo que Jack vio mi cara de felicidad pura y parece que era alérgica a las gente feliz.
Mascullo un "primera vez" por lo bajo y rodó los ojos. No le preste mucha atención ya que estaba mirando a las nubes. Son hermosas y ¡solo están echas de agua! Son un milagro.
Las primeras tres horas me las pase viendo por la ventanilla. Ya al comienzo de la cuarta no sabía que hacer. Pensaba que todavía quedaban diez horas más. Fuck.
Miré a donde estaba Jack y ella estaba con los ojos cerrados y los auriculares puestos, mientras seguía el ritmo con su pie derecho.
Agarré mi IPad y entre a Wattpad. Narumi estaba obsesionada con esta aplicación y me recomendó un par de historias que no dudo agregar a mi biblioteca.
Le di a la primera sin saber de que se trataba, y resulta que era absolutamente e irrevocablemente genial. DIOS, sin querer ya me estaba riendo sola. La gente alrededor me miraba raro, incluyendo a cierta pelirroja teñida.
- Piba, algunas personas tratamos de no morirnos por tener el culo en el asiento por catorce horas y queremos sufrir en silencio.
Le levante el dedo del medio con una sonrisa falsa y continúe leyendo. La historia estaba muy interesante como para perder el tiempo haciéndole caso a chicas con imposibilidad de ser amables. Ok, yo tampoco era muuuuy simpática que digamos, pero Jack se pasaba a la otra raya.
Termine la historia cuatro horas después, estábamos a mitad del vuelo según nos dijo la azafata sonrisa blanca. Esa chica se debe lavar los dientes con lavandina para que sean tan blancos como la nieve.
De repente, hubo turbulencia y yo casi muero del susto. El capitán dijo que esto iba a suceder varias veces. El avión cada vez temblaba más fuerte y pegaba unas sacudidas tremendas. Estaba por empezar a rezar por mi vida aunque no fuera muy creyente. Lo peor era que Jack estaba viendo una película por la pantalla como si estuviéramos en calma y volando plácidamente. Me hacia sentir una nena asustadiza.
El vuelo sufrió turbulencia el resto del trayecto, o sea como seis horas y media más. No pude pegar un ojo ni relajarme mientras el avión daba tumbos.
Cuando por fin nos bajamos, yo no lo podía creer. Era como si mi peor pesadilla hubiera terminado.
Apenas me baje de la escalerita, me arrodillé en el pavimento y empecé a besarlo sin apoyar mi boca en el asfalto, obvio. Eran como besos metafóricos o algo así. Ustedes entienden.
Jack paso al lado mío, diciéndome que dejara de llamar la atención.
Pffff, lo dice la de pelo rojo estridente.
Ok, ahora era cuestión de horas para llegar al Infierno Berkley, perdón Instituto.