Mi relación con Johnny había quedado rota junto con mi corazón. Hubiera preferido no haber visto nunca nada, no haberme enterado. Hubiera preferido, si así lo hacía más fácil, no haberlo conocido. Al ver sus manos en la cintura de esa frágil rubia no pude evitar que las lágrimas comenzaran a brotar en mis ya coloridas mejillas. Vi como sus besos se reflejaban en la sombra que yacía a unos pasos de la mesita de luz de la gran habitación, fue entonces cuando sin poder disimularlo salí disparada de allí, viendo como Johnny salía tras de mí e intentaba detenerme con inútiles palabras mientras Kate observaba a su lado la pequeña escena.
A la mañana siguiente me desperté creyendo que todo había sido simplemente una pesadilla, pero caí en la realidad cuando, luego de varios golpecitos en la puerta de mi departamento, pude ver a Johnny allí... observándome con esa mirada que podía ser capaz de derretir cualquier enojo surgido en mí. Me quedé callada por unos largos segundos intentando recobrar la compostura.
_ Johnny qué estás haciendo acá a esta hora?
_ ¿Por qué te fuiste de esa manera ayer? ¿Por qué no atendés mis llamas a tú movil? - dijo en manera de reproche
_ Es solo que... no lo he escuchado Johnny.
_ No me has respondido todo y aún no me convences
_ Johnny en verdad quieres... volver con Kate?.
El silencio se apoderó del lugar. Pude ver como sus ojos se clavaban en los míos como dagas en el pecho. Mi corazón por alguna extraña razón comenzó a sentir dolor, el mismo que podía divisar en sus ojos. ¿Qué estaba sucediendo?. De repente comenzaron a surgir las mismas imágenes que tanto me perturbaban desde aquella noche tiempo atrás: Johnny, yo y ese beso que no debió haber existido.
