_ No lo sé - dijo sacándome de mi transe, en un pequeño pero audible susurro. - Quizá sea lo mejor.
_ Lo mejor, Johnny?
_ Tú sabes el por qué.
Lentamente comenzó a acercarse hacia mí. Una suave briza rosó mi piel, lo que me hizo reaccionar y poco a poco alejarme de él hasta quedar al lado de la puerta por la que hace unos minutos había ingresado. No hicieron falta palabras, parecía haber entendido a la perfección el mensaje, así que luego de mirarme por unos segundos salió disparando de allí.
Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Todo había quedado perdido, la amistad que hace tan solo un año había alegrado mi existencia estaba al borde del abismo. Mis sentimientos se encontraban revueltos, como aquella primera ves que lo vi, con las ilusiones de haberme cruzado, para ese entonces, con la persona que más soñaba: Johnny Depp. Claro que, con el tiempo, se había formado lo mejor que podría haberme pasado: una amistad. Una amistad que había quedado rota desde una noche en la cual los deseos y un poco de alcohol pudieron más que la misma razón. Sí, Johnny me había besado, y yo no lo había detenido. Lo recuerdo como el mismo padre nuestro. Y desde ese momento todo había sido diferente. Me había ganado la impotencia el mismo día en que Johnny había visto en mis ojos ese sentimiento que tenía atado hace mucho tiempo y que él sabía. El sentimiento que él mismo había vuelto a desatar y que luego no habría vuelta atrás. Lo que aún no podía entender era ¿por qué tenía que reaccionar así? ¿por qué lo mejor, según él, era volver con Kate?.
