Las Aventuras de Víctor Jade

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En los días siguientes Iván leyó la revista una y otra vez. Le costaba un poco entender la historieta, porque era una aventura que había comenzado muchos capítulos antes. al píe del último cuadrito aparecía la palabra continuará. 

Víctor Jade era un multimillonario que vivía en una gran mansión oculta en una isla y que solo salia de allí para luchar contra sus enemigos. no tenia ningún poder sobre humano: apenas contaba con su prodigiosa inteligencia, con la fuerza que le quedaba de su pasado como experto en lucha grecorromana y con su ilimitada capacidad para fabricar maquinas. El más peligroso de sus enemigos era el Doctor Equis: un hombre pequeño de manos gigantescas, que dejaba como marca personal la letra de su nombre .

En las ultimas paginas de la revista encontró una serie de avisos que ofrecían cursos por correspondencia. Enseñaban a ser dibujantes de historietas, detective privado y astronauta.

¡Inscribase ya! A vuelta de correo recibirá todo el equipo necesario.

También encontró el cupón de un concurso. La Compañía de Juegos Profundos invitaba a participar de un torneo. Lo que más intrigó a Iván era que el aviso no decía nada de lo que recibiría el ganador.

...razones de fuerza mayor nos obligan a mantener en reserva tan extraordinario premio hasta el momento en que sea elegido el triunfador...

Para participar había que inventar un juego -cualquier clase de juego- y enviarlo a la casilla de correo numero 7777, Trasatlántico Napoleón, a nombre de Compañía de los Juegos Profundos S. A.

Su madre lo vio tan entusiasmado trazando diagramas de juegos futuros que le preguntó que estaba haciendo.

- Quiero mandar un juego a este concurso. -

La madre leyó el aviso.

- Debe ser una trampa. De otra manera dirían cuál es el premio. -

Su madre no entendía nada. ¿Qué premio podría ser tan extraordinario como el hecho de que no mencionara premio alguno? Inclusive un viaje por el mundo tenia sus limites y sus plazos..., pero un premio sin nombre podía ser imaginado y vuelto a imaginar, y nunca se gastaría...

- Ademas es una revista vieja -dijo su madre- El concurso debe haber terminado hace muchos años. -

Iván estuvo a punto de darle la razón, algo que no hacia nunca. pero leyó cuidadosamente el aviso en busca de alguna mención a un plazo, y no encontró ninguna.

"Tal vez", pensó, "Aunque el concurso haya empezado hace muchos años, todavía no encontraron un juego digno del premio". Y este pensamiento le dio fuerzas para continuar.

Una tormenta que duró dos días lo ayudó a trabajar, porque tuvo que quedarse en casa. Y así, una semana después de recibir la revista en el Tiro a los Patos, Iván completo el juego.


El Inventor de JuegosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora