El banco, el cuervo y el libro.

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(Ten en cuenta que esto lo escribí en 2014-2015, por amor a Jano, ten un poco de misericordia)

Aún no sé muy bien cuanto duré sentado en ese banco, en ese parque. Pero recuerdo que era ya muy pasada la medianoche cuando me paré, y que tenía dormido el trasero al hacerlo.

Era una noche muy fría, y el parque estaba oscuro. Tenía suerte de que entre los arbusto no saliera nadie y:"¡PAZE EL SELULAR O LO YENO DE PLOMO ERMANO!", y me apoyara una navaja en el estómago.

Me gustaba estar ahí, sentir como la brisa me acariciaba la cara, y como, de cierta forma, yo era parte de la oscuridad.

Normalmente siempre llevaba un libro. Y tenía un banco en específico, con un farol al lado que no proporcionaba mucha luz. No me importaba mucho que hubiera poca luz, aunque me quedara ahí leyendo hasta tarde. Durante todos mis años de vida -17- había hecho caso a mi madre cuando me decía "si lees con poca luz, te dañarás los ojos", y aún así terminé obligado a usar lentes.

Esa noche llevaba una edición de tapadura de "el hombre ilustrado", de Ray Bradbury. Estaba leyendo un cuento llamado "los desterrados", hablaba de como varios escritores y sus creaciones, habían sido -valga la estúpida redundancia- desterrados a marte. Y sólo se mantenían con vida gracias a lo poco que se conservaba de sus obras.

En ese momento, un cuervo se posó en un árbol cercano al banco en el que me encontraba.

Lo miré largo rato, era gracioso como coincidía con el cuento, en el cuál Poe -pido disculpas si no entienden la referencia. Y debo decirles que también siento algo de pena ajena si no la entienden- era algo así como el protagonista.

Seguí leyendo hasta que sentí los pasos de alguien. Y entonces la vi.

Iba vestida con un suéter morado y tenía metidas las manos en los bolsillos, tenía el cuello abrigado con una bufanda, unos jeans rotos y unos converse negros; Dejaba caer sobre su cara un mechón rojo, aunque el resto de su pelo era negro. Tenía una cara realmente hermosa, los pómulos marcados y unos hermosos ojos azul grisáceo que resaltaban en la oscuridad.

Una vez que se acercaba, pude notar más estos detalles. Pero incluso cuando la vi de lejos, su belleza resplandecía. Al parecer el cuervo también lo notó. Tenía su cabeza girada hacia ella.

Yo seguí leyendo, o fingiendo leer. Leía las palabras pero no las entendía. Sólo tenía algo en la mente: ella, ella, ella. Quería hablarle, quería conocerla, pero a penas podía controlar el sudor de mis manos, ¿como iba yo a h...?

-Disculpa -dijo señalando al espacio vacío a mi lado- ¿está ocupado?

Su sonrisa era realmente hermosa. Y sus ojos impactaron en mí como dos disparos. En ese momento, lamentablemente, caí en cuenta de que mi corazón no era aprueba de balas.

-N..n...no -yo nunca tartamudeaba. No sabía si era el frío o ella- No está ocupado; a no ser que el cuervo allá en el árbol planee sentarse a disfrutar el paisaje -posiblemente, eran las dos cosas.

"Gracias" dijo ella, y se sentó.

Me di cuenta de que traía unos audífonos, tenía el volumen tan alto que se alcanzaba a escuchar la canción que estaba escuchando. "I miss you" de Blink-182. La reconocería donde sea.

No sabía como hablarle, ¿como se supone que se inicia una conversación?, digo, podría decirle algo como "eh, ¿tienes la hora?" pero, ¿y luego?. Como iba yo a mantener una conversación si a penas podía mantener el libro en mis manos, sudaba como cerdo. Casi sentía como se me empañaban los lentes.

Varios cuentos de nada en absoluto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora