No puedo recibir de ti

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Me encuentro recostada en mi precaria cama, sobre mi frente hay un paño húmedo, mis brazos se encuentran vendados, sobre la mesita de luz hay un plato con frutas acompañado de un yogur, también veo un plato con fideos con salsa, aún así en mi estado me babeo por los fideos. Los amaba especialmente los de mamá...

Dejo de pensar en ella instantáneamente y me dedico mi atención a la mujer misteriosa que se encuentra delante mío mirándome con ternura, lo raro es que hace y ¿Por qué no me maltrata?

- ¿Quién eres? Y, ¿Qué haces aquí?- pregunto sin quitar mi vista sobre ella, que aún no sé que trama.

***

Me levanto de la cama, me encuentro mucho mejor, decido ducharme, pero con los brazos vendados se me va complicar.

***

Hoy ya es lunes, miro el reloj que está situado sobre la pared y ya son las 8:00 am.
Desgraciadamente tengo la primer clase a las 9:15. Me he olvidado de la tarea de Química, la tendré que realizar en el receso de diez minutos.

Busco una blusa e intento ponérmela, busco unos pantalones desgastados y holgados. Sobre la blusa me encajo una campera fina. Trato de desenmarañar mi cabello asqueroso. Me miro al espejo y mis labios totalmente resecos, unas ojeras llamativas se encuentran bajo mis ojos. Y, puedo ver que sobre la parte derecha de mi cuello hay una marca,un moratón extremadamente violeta oscuro, no tengo maquillaje así que no podre taparlo, sobre la pila de ropas en la canasta trato de buscar una bufanda o pañuelo, así escondo sus marcas.

Me veo por última vez en el espejo, la ropa holgada y desgastada me hace ver inatractiva, como lo deseo.

Tomo la mochila que esta cerca de la canasta de prendas y la llevo a la espalda, el golpe leve que se produjo me hizo chillar, en la espalda debía tener una lastimadura, en sí, internamente me sentía rota, jamás me curare mientras viva bajo el mismo techo.

Tengo la impresión de estar perdiendo interés por todo. Tal vez se deba a que estoy creciendo, o que la vida se esta volviendo más asquerosa.

Una vez lista bajo al comedor, un espacio pequeño pero bastante bien cuidado. Pero parece que allí es su lugar preferido. Busco algo en la alacena, no me gusta lo que hay. Me doy vuelta para buscar una manzana y veo una fuente cubierta, al lado de la fuente hay una nota. La tomo y leo:

Chloe, este es tu desayuno. No me preguntes nada, solo tómalo y comalo antes de irse al instituto. Tire esta nota al leerla.

Besos...

La mujer que me ayudó cuando tenía fiebre anoche. Instintivamente recuerdo sobre ella, estoy tan perdida que no me he puesto pensar en ella. ¿Por qué tan gentil conmigo es? Se supone que es amiga de Milton, todo lo que proviene de él es maldad pura e infinita. Pero, esa mujer me trata como si fuese conocida suya o incluso como que si fuera una nieta.

Descubro la fuente y se ven dos sándwiches de jamón y queso, también recojo el jugo de naranja y las galletitas.

Consumo rápidamente el sándwich y al segundo lo guardo en mi bolso, es mas hasta ya estaban envueltos con papel film.

Salgo por la puerta principal, se podría decir un poco contenta, he comido algo más sano de lo común. Troto hasta la parada de colectivo, si no lo hago llegaré tarde, y no quiero lecciones extras, no sé como terminaba las diarias como para recibir más, no.

Llego a la parada, me enderezo y mis piernas flaquean. Estoy muy débil, la gimnasia no me va de por si.
Busco en mi bolso el jugo y comienzo a beber de pequeños sorbos hasta beber la mitad de el.

Lágrimas de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora