Capítulo 2.

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Mis ojos empezaron a abrirse lentamente. Veía borroso.

La claridad de una luz brillante golpeo mi rostro.

Mis vista empezaba a aclararse y pude ubicarme en donde estaba; estaba en una habitación completamente blanca y una luz fuerte apuntaba a mi rostro, había gente con batas blancas ocupada en sus asuntos, nadie me tomaba atención. Era como una especie de laboratorio, pero...¿Que hago aquí?. Mi cuerpo tenía cables y conectadores por todos lados, estos estaban conectados a una extraña maquina que soltaba pitidos cada tres segundos. Tenia otras cosas que no pude reconocer. No recordaba casi nada, no encontraba la razón del porqué yo estuviese aquí.

Entonces, todos mis recuerdos recientes volvieron a mi memoria. Me habían inyectado con un líquido, estas personas son las que habían hecho esto. Mi corazón empezó a acelerarse repentinamente y mis nervios se alborotaron, todo era extraño.

Mire mi brazo izquierdo que era en donde me habían inyectado y pude ver que estaba enrojecido, intente hacer un movimiento con mis brazos y un quejido de dolor brotó de mis labios. Mi cuerpo estaba adolorido, mis piernas están dormidas y mi brazo izquierdo estaba hinchado y rojo.

Estaba acostada en una camilla pequeña con mi ropa normal, habían tres mujeres de espalda hacia mi que susurraban cosas entre ellas y anotaban en una carpeta, dos de las mujeres salieron de la habitación dejándome sola con una mujer un poco joven de cabello negro y lacio. Quise hablar, pero las palabras no salían de mi boca. Hice un esfuerzo y doble mi cuerpo para sentarme en la camilla, al hacer esto todos los cables y conectadores que estaban conectados en mi empezaron a soltarse provocándome un gran dolor.

Termine de quitarme los cables y sentí un gran alivio en mi cuerpo, era como si antes hubiese estado presionada y atada, y el ahora estuviese libre.

La extraña máquina empezó a sonar fuertemente haciendo que la doctora se volteara enseguida, me miro asustada y nerviosa y corrió hacia mi.

–¡No! ¿Que estas haciendo? ¡¿Cómo es que puedes estar despierta?!–Decía ella asustada y se puso las manos en la cabeza. ¿Como puedo estar despierta? ¿Acaso los demás no lo están?.

–No entiendo nada—Dije con poca voz.

–Aquí tuvo que haber una equivocación, tal vez no te inyectaron correctamente. –Dijo para ella misma.

Mi cabeza estaba ida, las náuseas volvieron y la mujer seguía diciendo cosas al azar. Todo era confuso y difícil de entender.

–Te tengo que volver a inyectarte, es imposible que soportes el BSU. –¿BSU?–Eres débil, lo vi en tu informe.

–¿Que informe?–La mujer me miro como si quisiera decirme algo. –¡respóndanme!.

–No puedo–Dijo muy fría.

–Me iré de aquí.–Dije e hice el intento de pararme de la camilla.

–¡No puedes!–Me grito y me empujó hacia la camilla.

–¿Por que?.

–Por que si te ven podrían hacerte daño.

Me detuve y la mire confundida.

Ella soltó un suspiro y relajo su rostro. –Déjame explicarte.–me senté en la cama–Ellos todavía están afuera.

–¿Quienes?.

–Los mascaras negras. Ellos fueron quienes inyectaron a las personas. No te pueden ver. –Un escalofrío recorrió mi cuerpo y mi piel se erizo.

–¿De donde son ellos?.

–No lo se. –la mujer miro hacia todos lados y dijo en un susurro–Te ayudare. Pero haz todo lo que te digo.

Sin Almas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora