Like us (HARRY STYLES) [2temp. Ly]

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{¿Estás en casa ahora?}

{Hace unos 10 minutos ¿pasa algo?}

{Solo quería saberlo. ¿No iras al trabajo hoy?}

{De hecho acabo de enviar un mensaje a mi jefe y no tuvo problemas en que dejara por hoy.}

¡Maldito jefe acosador! ¿Por qué mierda está enviándose mensajes con mi novia?

{No pudiste llamarlo. ¿O a su secretaria?}

{Pues ese es mi trabajo asique le envié un mensaje.}

{Deja de enviarte mensajes con él. Me desespera que lo hagan.}

{Está bien}

{¿Está bien? ¿Eso es todo?}

{Te hablare luego, te recuerdo que estoy con Sam}

Mi pecho se hunde, ella prácticamente está diciéndome que no le hable porque está sumamente ocupada para mí. ¡Mierda Abbie!

{Te amo, bebé>}

El siguiente mensaje me hace sonreír frente a todas estas personas como un jodido idiota.

{También te amo. Toma tu tiempo con tu mejor amiga}

Envío el mensaje y guardo el teléfono evitando querer llamarla o seguir enviándole mensajes.

Una chica rubia se acerca a mí con una sonrisa y me tiende un menú. Es algo estúpido porque sé que probablemente terminare pidiendo una hamburguesa con patatas.

—Hola. Cuando estés listo para ordenar por favor llámame. —Extiende sus labios en una sonrisa más grande.

—De acuerdo. —asiento y no puedo evitar una sonrisa.

Ella se encoge de hombros y se da media vuelta para atender otra mesa. Sus caderas se mueven al son de su caminar y no me permite apartar la vista de ella hasta que se esconde luego del mostrador. No puedo estar haciendo esto, Amo a Abigail pero ¡Demonios! Me es imposible no ver a otras chicas. Puedo verlas pero no intentar nada más con ellas. No engañaría jamás a Abigail, nunca se me pasaría por la cabeza ni de broma.

Las puertas vuelve a ser abiertas y ella camina ahora hacia mí. Sonríe y saca una pequeña libreta de su amarillo delantal.

—Bueno, supongo que estás listo.

—Realmente no. —Niego—. Aun no te llamaba.

—Oh. —Puedo ver como la pálida piel de sus mejillas se colorea de rosa—. Es que estabas mirándome y pensé que estarías listo. Vengo después, entonces. —se da media vuelta.

—No. —niego. Ella me mira—. De todas maneras siempre sé que pedir. Una hamburguesa con patatas y una coca cola. —digo.

—Buena elección. Voy por ella. —dice riendo y se aleja rápidamente.

¡Mierda! Y más mierda. Necesito llamar a Abigail ahora mismo y me importa otra mierda que ella este con su mejor amiga.

— ¿Pasa algo? —contesta.

— ¿Es así como le contestas a tu novio? —enarco una ceja cuando ella no puede verme.

—Hola Harry. —Puedo sentir su sonrisa—. ¿Está todo bien?

—He venido a almorzar. —Cuento—. Y la chica que me atiende no deja de sonrojarse cuando le hablo.

— ¿Estás hablando en serio? —se ríe y me desespera que lo haga.

—Sí. —digo—. Y debo admitir que el rubio de su cabello es muy bonito.

—No te pases, Styles.

— ¿Desde cuándo me llamas así?

— ¿Le dijiste que tenías novia? —pregunta.

—No me lo ha preguntado. —digo riendo.

—Pues más te vale que lo hagas y no me llames hasta que le quede claro. —dice—. Adiós.

—Te amo, bebe. —me río en el teléfono.

—Vete a la mierda, imbécil. —dice—. Te amo también. —y cuelga.

Definitivamente la amo. La chica se acerca junto a mi pedido y lo coloca frente a mí. Me mira con una sonrisa y deposita un pequeño papel en el bolsillo de mi camiseta. Me río negando y pongo atención a mi comida.

—Si necesitas algo más, me llamas. —pide antes de retirarse.

Es la hamburguesa más deliciosa que he probado en mi vida y no sé si preguntarme si la ha hecho con tanto esmero para agradarme o simplemente estoy hambriento. La termino en dos minutos y estiro mis piernas bajo la mesa mientras le echo una mirada para que traiga mi cuenta.

—Aquí está tu cuenta. —ni siquiera pregunto por ella cuando me la tiende.

—Rápidos y eficientes. —enarco una ceja.

— ¿Cuántos años tienes? —pregunta.

—20. —contesto.

—Bueno, espero lo que deposite en tu bolsillo. —me guiña un ojo.

—Vaya. —apoyo mis codos sobre la mesa y entrelazo mis manos mirándola fijamente—. En realidad creo que a mi preciosa novia no le va a gustar que te llame pero puedo asegurar que ella y tu pueden ser buenas amigas. —me encojo de hombros.

Sus mejillas se tiñen de rojo y me mira un tanto horrorizada. Me rio un poco y saco un billete de mi cartera para cancelar la cuenta y que ella ya se pueda ir de aquí sin ser más avergonzada.

—No estoy siendo un idiota contigo. —Niego—. Eres atractiva, lo reconozco pero tengo novia y realmente la amo. —me pongo de pie para salir rápidamente de ese infernal lugar.

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