Despertar (1/3). La voz de mi hermana

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-vale entonces debo llevarle 3 tarros de baya de sangre- me dije mientras caminaba adentrando me al bosque Couvet. Este lugar se me hacia familiar pero no me importaba, quería volver y seguir escribiendo en el diario de mi madre.

Al caminar sentía que alguien me miraba pero por los árboles y arbustos no podía ver nada -será una animal tal vez-. Llegue a un pequeño río en donde vi al otro lado unos arbustos de baya de sangre en perfecto estado, volé para atravesar el río y me senté a recoger las bayas.

-un escalofrío recorrió mi espalda descubierta-

Me levante de golpe y mire a todos lados, mis manos empezaron a sentirse frías pero todavía no debía usar nada.

-te vez atenta y aterrada alteza- dijo una voz detrás de mi -algo familiar- al voltear me lo vi, parado justo a dos pasos de mi, de traje negro y cabello café intenso, ojos color amarillo con una chispa de tono dorado y labios en una mueca de risa.

-¿quien eres y porque me has asechado?- pregunte al sentir un poco de calma, si me llamo alteza sabe quién soy y debe ser alguien que sabe que no me puede atacar

- me disculpo por asustarla así, mi nombre es  Thomas, creo que es gracioso ya que un nombre simple como el de Thomas quedaba algo confuso junto a su apariencia elegante y misteriosa

-¿y que haces aquí?- pregunte al sentarme frente a un arbusto a seguir recogiendo las bayas, dándole la espalda por completo

-hoy mi padre tuvo una reunión con tu padre una vez más- se acerco a mí y sentí como cada bello de mis brazos se erizo -creó que este no es el vestido correcto para darle la espalda- Ya que este vestido tenía un gran escote que dejaba ver los muñones de mis alas y llegaba hasta casi hasta mi ropa interior, pero me mataba el encaje de la falda y por eso lo usaba. Se acerco aun mas hasta estar a centímetros de mi se agacho a una distancia en la que sus labios estaban casi besando mi oreja y casi en un susurro fácil de entender dijo.

-alteza si sigue así, me arrebatara mi libertad- al hablar tan cerca de mi oído hizo que todo mi cuerpo se congelara de nervios -el maldito es un seductor de mierda-

-¿Porque supones que yo intervengo en tu libertad?- dije al tratar de seguir firme hasta acabar con este arbusto

-mi hipótesis era cierta- dijo mientras se levantaba pero sin separarse de mi

-si no estuvieras hechizada no tuvieras esa marca y me recordarías mejor- quede perpleja al oir aquello, ¿de que estaría hablando?

-eres gracioso, yo no estoy hechizada y no tengo ninguna marca - conteste segura de lo que decía, mientras el solo soltó una risa como si no supiera lo que decía

- princesa, solo lo hago para que mi libertad salga de peligro. En tu espalda en medio de tus alas justo a 4 o 5 dedos por abajo esta la marca de un hechizo. Y a pesar de que eres la princesa lo creo ya que el día en que te conocí esos síntomas de no identificar voces y de la forma en que se presentaron, es una voz de alguien que fue eliminado de tu memoria por el hechizo, el que no me recuerdes también es prueba- al decirlo me levante y volteé ante el quedando frente a frente, -sus ojos amarillos tan finos y profundos con aquella chispa de tono dorado eran fascinantes- lo empuje de in mediato y tome la canasta, a pesar de todo su voz no me daba señales de que estuviera mintiendo pero -¿su libertad esta en peligro?-

-¿acaso mi padre te enviara al ejército?- no podía evitar hundirme en sus ojos

-no, algo peor. Deja de darle problemas y entiende que donde vives están ángeles que a pesar de estar desentendidos de Sacret y de Anderest no se sabe que te puedan hacer- el me seguía viendo con la misma intensidad que yo lo miraba comiéndonos con la mirada mutuamente a excepción de que en su rostro había una sonrisa

Secretos de Angeles y DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora