Un fin de semana ordinario, entre viaje y viaje ya se hacia rutina las constantes ausencias de la madre de Yeri, pero en esta ocasión la llevaría con ella, todo iba de maravilla imaginaba una bella playa soleada, acompañada de una fría limonada aunque todo lo imaginado se hizo trizas.
En pleno vuelo se dirigió hacía la menor informándole que irá a Canadá con su tía.
Odia las temperaturas bajas la dama de edad mayor lo sabe, así que Yeri se resigno a quedarse unas semanas en casa de su tía, bajo la tutela de su primo KyungSoo.•| 7:48 pm
Él viaje había finalizado, Seúl estaba en su esplendor, una ciudad majestuosa alumbrado por las luces de los karaokes y los establecimientos nocturnos del centro.
Él taxi había parado frente una bella residencia de dos plantas, tenía un bonito jardín en la parte de enfrente, la madre de Kyung salio de la casa con una cálida sonrisa a recibirlas, dando un beso en mejilla de ambas, el señor taxista ayudo bajando las maletas y fue pagado por su buen gesto.
—Es un gusto que estén de nuevo aquí, Yeri ya es toda una mujer.—
Solo sonrió ante sus palabras, ¿quién no escucha palabras cómo éstas, de las tías lejanas?, ya dentro de la casa ofrecieron subir a la habitación a Yeri e ir instalando sus pertenecías por su parte le pareció una manera incomoda de comenzar, se sentía extraña de alguna manera.
—Prefiero hacerlo después, gracias.—
—Supongo que te has de sentir un poco incómoda, ¿no es así?—
Preguntó su madre sentada en un sofá de la sala, pues la conocía muy bien, Yeri había hecho sus gestos de indiferencia, alzo una ceja afirmando, la anfitriona había ido a la cocina por unos aperitivos por lo tanto no presencio el momento, la señora Kim es alguien que se preocupa mucho por los demás y la tía de Yeri había pasado un muy mal momento: su divorcio. Con urgencia necesitaba un respiro de la rutina, seguro no sería fácil tirar a la basura 24 años de matrimonio.
—¿y dónde esta KyungSoo?—
Pregunto la señora Kim mientras Yeri devoraba las galletas que estaban sobre la pequeña mesa además se había sentado en la alfombra de la sala.
—El siempre esta en su habitación, bajara pronto cuando le de hambre.—
Como si se le hubiera invocado Kyung bajaba por las escaleras, había olvidado lo blanca que era su piel, pero sus labios gruesos seguían distinguiéndole de los demás chicos, claro aparte de esos redondos y grandes ojos, una sonrisa se dibujo en los labios de Yeri al hacer contacto visual con él, habían sido buenos compañeros de infancia, él pareció haberlo recordado también, sonrió llegando hasta las feminas, las invitadas de pusieron de pie y saludaron a Kyung con una reverencia por educación.
...
—¿cuándo saldrá su vuelo?—
Pregunto Kyung tomando asiento junto a su madre.
—Mañana a las 6 am, ya ves esto de la diferencia de horarios— respondió la madre de Yeri
—Espero que les vaya muy bien.—
Después de esto, cenaron los cuatro en él pequeño comedor, sus madres recordaron algunos momentos que Kyung y Yeri compartían de pequeños, pues ahora estarían sólos en esta casa, llevarse bien era lo primordial.
Después de una charla él cansancio invadía a Yeri y Kyung la acompañó hasta donde sería su habitación en esas semanas pues aquellas dos señoras seguían conversando en la sala.—Como puedes ver, tu habitación esta a lado de la mía, así que trata de no hacer mucho ruido.—
—Suelo roncar, espero no sea ningún problema.—