Sin luz en mi camino

724 31 10
                                    

Como había dicho era el comienzo de mi fin, creía que no había nada que me podría hacer sentir normal de nuevo.
Si, los cortes habían vuelto, pero esta vez en mayor cantidad y con mas profundidad. Se había vuelto una actividad que no podía parar de hacerlo, no sentía las cortadas, pero en el fondo sabía muy bien porque lo hacia.
Con mí madre ya no hablábamos y había dejado de ir a la escuela, todo se había vuelto cabeza abajo, veía en mi interior la caída de aquel chico bueno y obediente.
Estaba acostado en mi cama escuchando música cuando oí la voz de mi mamá
Mamá: Edward, ¿vas a ir a la escuela hoy?. Me pregunto detrás de la puerta sin animarse a entrar.
Edward: ¿para qué?, ¿para que se rían de que me corto o que me molesten con que mi madre es una prostituta?.
No se escuchó nada más del otro lado de la puerta y suponiendo que ya no estaba salí y me fui a un parque, mis ojeras eran cada día mas oscuras, prácticamente emanaba tristeza cada vez que salía a la calle.
Al llegar al parque me puse mis auriculares, la capucha, y me acosté en el suelo mirando el cielo gris.
Luego de un buen rato noté que alguien me llamaba, era Madison, mi cara se había puesto mucho peor cuando la ví, mi amor se había transformado en odio, un odio que nadie ni nada lo iban a poder parar.
Madison: Edward, hola- dijo viendo mi cara larga.
Edward: hola- respondí fríamente tratando de decirle que no la quería ver.
Madison: ¿como estas?- todavía no sabía como pudo preguntarme eso.
Edward: ¿tu que crees?, si ser el idiota que se corta y que tiene a una madre prostituta no atrae burlas, pues sí, estoy perfectamente bien.
Madison: lo lamento oír eso. Dijo agachando la cabeza.
Edward: ¿porque lo sientes?. Pregunté sacando un cigarrillo y encendiendolo.
Madison:¿fumas?. Me preguntó levantando una ceja.
Edward: no contestaste mi pregunta. Le reproche tirando una gran bocanada de humo.
Madison: no contestaste mi pregunta- me dijo alejando el humo que salía de mi cigarro.
Edward: ¿Acaso tu si?- la miré largando mas humo.
Madison: yo... creo que no...- me contestó agachando la cabeza sin decir nada mas.
Edward: wow!!! ¿y como los sabes?- Rei en tono de burla.
Edward: oh, cierto, tu fuiste la que me hizo ser asi!!- creo que esas últimas palabras se las dije con tanto odio que nunca a nadie le había contestado de esa manera.
Sin decir nada y acabando mi cigarrillo me fui del parque sin decir otra palabra.
Llegué a mi casa a las 8 pm y mi madre como siempre es una pesada me molestaba.
Mamá: ¿Edward, donde estabas? Mira la hora que es!!- Me regaño preparando la cena.
Juro que en ese momento me cargue de rabia y nunca pensé que llegaría a decirle eso.
Edward: Estaba acostandome con una extraña, ¿acaso te molesta? Porque si mal no recuerdo tu tambien lo haces, asique no me jodas!!!!- vi como empezaban a caer lágrimas de sus ojos y me fui directo a mi habitación encerrandome para ir a dormir ya que quería ir a la escuela para comprobar algo.
En los últimos días había empezado a escuchar voces, voces que me decían que mate gente, que me iba a hacer bien. Ignorandolo las voces se volvieron mas frecuentes y con una voz muy familiar, la mía, iba a ir a la escuela para averiguar a quien quería "mi voz" que me daba órdenes.
Al terminar de oír las voces me corté para recordar mis sufrimientos y me acosté a dormir. Ese fue el día en el que dejaría de ser solo un chico suicida.

Diario de un chico suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora