Capítulo 8 |Kakashi|

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Kakashi

El hombre sonreía casi por arrogancia, no sentía dicha alguna de aquel logro, que a su vez, sólo lo hacía dudar de sus capacidades. Saludo a su  pueblo, ahora Konoha estaba en sus manos. Ahora no solo era él, no solo eran sus compañeros, era su pueblo. Al convertirse en Hokage llego a concebir que de hecho ya había envejecido, no tanto, pero ciertamente algo. Luego, pensar en la vejez, lo hizo pensar en la soledad. Recibió el aclamo de alegría, ellos estaban felices, pero Kakashi sentía una fuerte melancolía y mucha soledad.

Con el paso de los días, el estar atareado impidió que volviese a sentirse triste y solo, pero no detuvo aquella sensación molesta de vacío. Luego, y casi sin darse cuenta, llego a tener una doble vida. El honorable lord Hokage, y el amante Shinnobi. Cuando hallaba tiempo a solas, buscaba desesperado como llenar el vacío y la lectura no bastaba. Leer sobre amores apasionantes y eróticos lo convenció de buscar algo parecido. El burdel se convirtió en su escape. Pero todo eso era amor pasajero, momentáneo, muy superficial, era demasiada mentira para poder soportarlo.

Cuando toda esa mentira lo llenaba hastar dar una arcada, volvía a leer aquella carta. En ella no había ningún romanticismo explícito, ni siquiera se escribió con aquel motivo, pero era la fuente de todos los imsomnios y sueños irreales del amor para Kakashi.

Dentro de su mente creo una historia romántica y completamente platónica digna de no aparecer en un escrito de Jiraiya, o cualquier escrito erótico. Era sumanente infántil y denotaba un lado que ni él mismo conocía de si. Y como cualquiera que guarda un secreto lo suficientemente grande como para perder el sueño, necesitó de un confidente. Alguien que no encontrara interés en su problema y lo escuchara, alguien del que nadie sospechara y no dijera nada al respecto.

Casualmente encontró a ese alguién, y esa persona casualmente le ánimo a cometer una locura.

Nunca se las dió de escritor, pero aquella tarea resulto ser muy relajante y lo libraba del estrés, aún mejor, llego a realizar sus fantasías, creando un romance platónico de admiración mutua con alguién al que nunca podria tener a su lado.

Ahora meses después, tenia una oportunidad y dos cómplices. Luego  de quitarse a los colegas de encima y asegurarse que nadie le seguiría el paso, partió rumbo a la prisión de Sangre. Trato de ir lo mas rápido,  incluso si el alcohol lo hacía actuar con un poco de torpeza, estaba seguro que llegaria –a un buen ritmo– Antes del amanecer.

PresenteSe busca, anciano sexy perdido: Kakashi Hatake.
Ex Hokage, pelo gris, alto, posiblemente intoxicado

—Pero ni Kami-sama lo encontraria con esta  mierda—exclamo Shikamaru sosteniendo las pancartas.

—Tenemos un presupuesto jodidamente apretado dattebayo— contestó Naruto un poco desesperado.

—Tks algo es algo

2:30 p.m y Aun no tenian pistas ni de Kakashi ni del atacante de Yamato.

Raido se tambaleaba por las calles, logrando al fin escapar del Hospital, el viento de la tarde trajo consigo  un pedazo de papel que chocó contra  su cara.

—¿Kakashi?

Ahora se sentía un poco culpable, quizá dejarlo ir en aquel estado no había sido una buena idea, o a lo mejor, ahora mismo el peliplata lo estaba pasando mejor que él mismo y el resto.

Luego de ayudar a Kakashi...

Gai rió de forma desquiciada, ¿Qué seria del pobre Izumo?

En aquel instante los pocos presentes lo suficientemente sanos como para recordar ese momento, presenciaron algo a lo que llamaremos el suceso X.

La apuesta enfermiza de Gai no solo dejo a todos paralizados, sino que el consumo de alcohol a estas alturas habían nublado el juicio de todos, como para recordar sin exageraciones ni lagunas metales lo que seguiria después.

Pero hablaremos de esto luego, ahora el protagonista es Kakashi.

Aquella travesía se había visto más impresionante y difícil en su cabeza. Lo que recordaba en sí, antes de perder el conocimiento, era sobrevolar las llanuras cercanas a su objetivo. Tomando prestado un dibujo de Sai logro ganar velocidad y tiempo, probablemente cometió el error de volar demasiado alto tratando de evitar ser detectado. Entre el alcohol y la falta de oxygeno termino noqueado.

Así mismo se salto la parte más complicada. Se despertó en una cama que claramente no era suya y le dio un inexplicable ánimo. No había sido un sueño. Hubiera estado más alerta de no haber sido por aquel olor tan familiar.

Meterse en su cama no había sido tan difícil como lo habia imaginado, solo hacia faltaba meterla a ella con él.

Kahyo dormitaba sentada en una silla. Su rostro se veía cansado y ojeroso. Su cabello había perdido un poco de brillo y su labios se encontraban algo secos. El Hatake pudo notar los años pasar sobre sus ojos, aquellas pequeñas arrujas que ultrajaban su piel, tan solo le recordaban el tiempo que había perdido soñandola. 

El hombre la tomo en brazos y la recostó en la cama, Kahyo trato de quejarse. Ella lo había estado esperando toda la noche.

Se tomo su tiempo en observarla y en hacerse una imagen mental, como si no fuese a volver a verla. Deseo memorizar cada detalle, luego se tomo el descaro de acompañarla.

Sentirla a su lado hizo desvanecer aquel sentimiento de tormento. No la tocó, no lo vio apropiado, guardo su distancia y se limito sentir su compañia. Minutos después cayó dormido.

Que daría por dormir así todas las noches, sin duda había pasado demasiado desde la ultima vez que durmio tan profundamente y con tal paz mental. Lo mejor no fue el sueño en sí, sino despertar. Despertar y verla y recordar que es real, que ese momento lo era.

Kahyo tomó la carta y la leyó otra vez,  tratando de convencerce, tratando de entender que aquello iba en serio.  El papel blanco traía escrito breve y conciso el plan del Hatake. El plan del que sería cómplice y protagonista.

Hasta ahora no habían ido más allá de escribirse cartas mensualmente. Cartas infantiles que solo le hacían recordar que lo que en su interior anhelaba era imposible. Incluso como Hokage, Kakashi nunca llego a verla, no después de la sentencia. Cuando él dejo el puesto nació una pequeña esperanza, que al paso de los meses murió. Y ahora él venía con esto.

Kahio no sabía como sentirse, por un lado aquello la emocionaba y le daba un ánimo y ansiedad de verlo,  pero por el otro, le hacía pensar que quizá para el hombre, ella sólo era un juego.

Pudo comprender porque ahora, ahora que él ya no tenia responsabilidades,  ni el ojo público encima. Sin embargo, el miedo seguía dentro de ella.

Sólo logro olvidarse de sus temores una vez que a la mañana siguiente, se despertó en sus brazos.

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⏰ Última actualización: May 29, 2017 ⏰

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