Dark's melodys

Welcome to the hotel California

El hombre satisfecho es un hombre bueno. Un niño con juguetes es alegre y feliz. Quitémosle a cada uno lo suyo, y la satisfacción, la alegría y la felicidad desaparecerán para dar paso al ser cuya vida significara luchar a brazo partido, por un pedazo de alimento, pecho a pecho, sangre a sangre....

Esta es la dura verdad, la que nadie quiere creer y que sin embargo todo comprenden...

El derecho de matar de Baron Biza...

  ☦:::::::::: Ѐρԑϐοϛ ::::::::::☦  

Aquel sonido era inolvidable, se despertaba en los profundo de la mente como un miedo primigenio, un terror instintivo que yacía en lo más hondo del recuerdo humano....

Era un eco de aquella época en la que estábamos tan sujetos a los designios de la naturaleza como cualquier otro animal, en la oscuridad de la ignorancia, temiendo a los depredadores que nos acechaban desde las sombras con sus fauces hambrientas de nuestra sangre.

Un tiempo muy distinto al hoy, al siglo veinte de luces estrepitosas e inmensas urbes en las cuales ya ni vestigios del verde salvaje quedaban. Un reino en el que selva de cemento ha conquistado gran parte del globo y en el que los mitos "los cuentos de terror" fueron desterrados al escepticismo... Pero ¿Tan lejos estábamos de la época oscura? ¿Tan lejos de los depredadores que nos observan tras la oscuridad de nuestro pasado?

El sonido se intensifico... Dejándolo percibir con claridad como los huesos eran triturados, permitiéndole imaginar con facilidad como aquellos dientes desgarraban y arrancaban la carne del cuerpo, el inquietante gorgoteo de los pulmones llenándose de sangre y los endebles movimientos de la persona que se desangraba de sufrimiento en vida... Toda una orquesta que acompasaba la dantesca escena ante sus ojos.

Aquel rostro masculino de finos rasgos tan familiar, el mismo que antes hacia sonreír con bondad, estaba coronado de los trozos de carne de las victimas que agonizaban en el suelo. El carmesí de la vida robada se deslizaba por los verdes mechones de su cabello, eclipsando con siniestras manchas la palidez de su bello rostro... Llenado de sangre sus ojos...

— Shun...

Despertó al instante del sueño y como un desalmado corrió hacia el baño, se apoyo tan bruscamente sobre el espejo que quebró parte de este, más, entre los cristales aun podía ver su rostro, el brillo que poseían aquellos ojos rojos como la sangre y de inquietantes pupilas felinas. Llevo sus manos a la cabeza y sin poder evitarlo estrujo con furia sus cabellos.

¡MALDITAS PESADILLAS! Mascullo entre dientes ¡Dios! Para colmo, cada día se hacían más frecuentes y vividas. Abrió la canilla, decidiendo que lo mejor era dejar que el agua lavara su frustración y la sangre imaginaria de su mente... ¿Por qué las pesadillas no se marchaban? Completamente mojado, posos su frente sobre el quebrado espejo de su baño...

 —¿Por qué nunca se marchan las pesadillas?

Sus ojos se enfocaron en los separados cristales que le devolvían distintos trozos de su reflejo... En esos días los juzgaba la más fiel imagen de su realidad, realmente se sentía roto por dentro.

En el silencio del cuarto, sólo su ojo rojo y de felina pupila le hablaba, siempre con aquella inhumana mirada que nunca dejaba de decirle lo que era... Y lo que en este preciso momento necesitaba, simplemente cerro sus ojos y suspiro.

Los abrió en su pasado, en el momento en que sobre la mesa de vidrio le colocaban una redondeada copa de cristal cortado.

 —¿Sabes? Beber en copas de cristal fue una costumbre que surgió durante la época victoriana, era una forma de lograr que nuestras especies se vean más... Civilizadas.