- ¡¿Poderes?!
Ryuji no podía aguantar su emoción al ver como sonaba eso. Parecía un crío. Lucifer asintió, esperando aquella reacción.
- Los humanos no sabéis el poder que tenéis en el interior. Aunque hay humanos que si. Tienen un alma tan fuerte que algo notan, aunque no sepan el qué. Al haber muerto, tu alma está libre de la prisión llamada cuerpo. Ahora es el mejor momento para enseñarte lo que un Guardián puede hacer.
- ¿Llamais asi a la gente como yo?
Lucifer suspiró, pero sonreía.
-No, técnicamente llamamos asi a los humanos que acaban en el mundo espiritual, y entrenan tanto cuerpo como alma para luchar por los dos mundos. Asi como en vuestro mundo, vuestro poder son armas, artes marciales y similares, aquí tenemos el poder espiritual, bastante más poderoso si me permites. Pero yo no voy a enseñarte nada.
Cierto, Lucifer había mencionado algo de una maestra, alguien que le entrenara para al menos no "morir".
Ryuji hizo una mueca de disgusto
- ¿Acaso puedo morir? Ya he muerto, ¿no?
- Tu cuerpo si. Tu alma no puede ser destruida por un camión.
Lucifer había usado un tono que daba a entender que la pregunta era estúpida. Sonó una especie de altavoz que tenía en su mesa. Una voz de mujer, joven y algo cabreada, salió de aquel aparato.
-Lucifer, he llegado. Abreme antes de que cambie de opinión.
Lucifer puso una cara de felicidad y a la vez de disgusto, y pulsó otro botón, que Ryuji supuso que abriría alguna puerta para aquella mujer.
- Me ha costado mucho convencerla solo para que viniera. Haz el favor de portarte bien con ella.
Ryuji puso cara de "me da igual" pero pretendía obedecer. Tenía nervios, no sabía si era por su propia timidez, o por la presencia de aquella voz. Un portazo lo sacó de sus pensamientos, y le hizo girarse sorprendido. Abrió los ojos, sorprendido y embobado. Una mujer alta, de unos 20 años, entró en la sala. Pelo largo, hasta casi el final de la espalda, negro azabache. Vestía un traje igual de negro, parecía un traje de combate, y resaltaba su casi perfecta figura. Su cintura, sus piernas, sus... Ryuji dejó de mirar, sonrojado, al haber subido demasiado los ojos al mirarla. Sacudió la cabeza, intentando sacar cualquier pensamiento indecente de su cabeza.
Lucifer se levantó e hizo una reverencia.
- Bienvenida, Raika. Agradezco de corazón que hayas venido.
La mujer que respondía al nombre de Raika suspiró cerrando los ojos y se cruzó de brazos.
- ¿Y? ¿Puedo preguntar porqué me has hecho venir desde la otra punta del mundo espiritual? Un mensaje de "Ven corriendo, porfavor, es una emergencia" me pareció hasta ridículo.
Lucifer sonrió, nervioso.
- Es una situación algo... especial. Te la resumiré.
Pasados unos treinta minutos exactos, Lucifer explicó la razón y el porqué Ryuji estaba ahí y ella había sido llamada. A lo que ella negó con la cabeza, enfadada.
- Sabes perfectamente que no tomo ni discípulos ni compañeros. Te gusta perder el tiempo.
- Bueno, al menos, echale un vistazo a su alma. Solo te pido eso.
Lucifer sonreía de manera enigmática. Y ella se percató.
- No se que pretendes, Lucifer. Pero bueno... Levanta.
Suspirando se volvió hacia Ryuji.
Nervioso y tímido, se puso de pie, mirando a otro lado. Raika le miró de arriba a abajo, pensativa.- Quitate el gorro y la chaqueta. No puedo ver nada así.
Ryuji reaccionó nervioso.
- ¿Es realmente necesario? -Preguntó medio tartamudeando-
- Acabo de decir que si.
Ryuji suspiró y comenzó a quitarse el gorro, dejando caer su pelo largo desordenado, y se quitó la chaqueta, lo que le dejó con una camiseta de manga corta, negra y algo pegada al cuerpo. Le quedaba un poco pequeña.
Aquella mujer, Raika, investigaba su cuerpo con los ojos y sin previo aviso, posó su mano en el pecho de Ryuji, acariciándolo en círculos.
- ¡...! -Reaccionó sonrojandose como un tomate, pero sin apartarse-
- No seas alborotador. ¿Jamás una mujer te ha tocado o que? Deja de... ¿pero que...?
De repente. Se calló. Su mirada cambió, de aburrida a sorprendida, muy sorprendida. Y... ¿asustada? Ryuji se quedó callado mirándola. No tenía ni idea de que estaba pasando.
- Lucifer... Tu... Sabías esto, ¿verdad?
Él asintió, sonriendo como un niño.
- Pero si no te lo mostraba no me creerías.
Raika parecía fuera de sí, enfadada y angustiada. Fue entonces cuando Ryuji sintió algo. En la mano derecha de aquella mujer había como una luz verde. Al verla, Ryuji no pudo evitar sentir... peligro. Entonces ella llevó el puño hacia la pared de atrás, y la golpeó. Un horrible estruendo acompañado con un temblor del suelo tan grande que hizo que Ryuji se callera. Ryuji, que estaba atónito ante lo que había ocurrido. Literalmente la mujer había soltado un puñetazo a la pared. Lo que no se esperaba era el enorme boquete que había ahora donde antes había pared. La había destruido, de un golpe con su mano. Ryuji no podía moverse y mucho menos hablar, solo mirar atónito.
Lucifer estaba nervioso aunque sin perder su sonrisa. Raika, apretando los dientes enfadada, le miró con rabia.
- Está bien. Me lo llevo conmigo. Pero ten cuidado Lucifer. De verdad. No sé lo que estás pensando, pero es una locura seguro. Vamos, chico.
Y sin mediar palabra, salió de la sala.
Ryuji miró a Lucifer, luego a la pared destruida y luego a la puerta. Como pudo, se levantó y empezó a andar hacia la salida.
Lucifer sonrió, mirando a Ryuji.
- Suerte, chico. Aquí comienza tu historia.
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Seiryu
Science FictionRyuji, un chico normal. Una vida normal. En un mundo normal. Hasta el dia en el que murió. Hasta el dia en el que se le fue entregada una nueva vida, llena de aventuras, romance, poderes espirituales, revelaciones, acción y dolor. La muerte no es el...