Tormenta [Yoonmin, OneShot, Yaoi Hard]

Tormenta [OneShot]

Acababan de dar las 00:00. Jimin, como el resto de los miembros del grupo se encontraba en su habitación. Miraba por una enorme cristalera que daba hacia una amplia vista de la ciudad de Londres.

La banda estaba de gira por Europa en estos momentos y por problemas meteorológicos tubieron que quedarse esa noche en un hotel. El lugar era bastante lujoso. Un hotel de 4 estrellas en pleno centro de Londres y con unas vistas espectaculares, perfectas para un bonito día.

Jimin miraba por el cristal hacia el exterior. El cielo estaba oscuro y no solo por la oscuridad de la noche, no había ni una sola estrella. La luna emitía un leve resplandor plateado bajo una gruesa capa de nubes negras que lo cubrían todo como si de una manta se tratase. Al fondo del paisaje se reflejaban veloces unos destellos. Jimin tragó saliva.

-"Esta bien, Jimin tranquilo, no vendrá hasta aquí."- pensaba el pequeño.

Acaba de cumplir los 20 años y aun le asustaban las tormentas, ¿gracioso verdad? Pues a él no se lo parecía. Sentía autentico temor. Cuando vislumbraba la luz de un relampago se quedaba completamente en shock y si escuchaba un trueno soltaba un grito casi más fuerte que el mismo. No sabía porque pero desde que tenía uso de conciencia le aterraban las tormentas. Escuchar el viento golpeando las ventanas, la lluvia callendo fuertemente formando una atroz melodía. Había gente que eso le transmitía tranquilidad pero a él no.

Decidió meterse en la cama para intentar tranquilizarse y dormir. Abrío el lujoso saco. Era una cama enorme, como de 2x2m, perfecta para las parejas. Se sorprendió al ver que a cada uno de los miembros le habían dado unas camas individuales tan grandes. Se sentó en el borde, tras eso se deslizó hacia dentro y se tapó con las suaves sábanas que cubrían el colchón.

-"Vale Jimin, ahora tranquilizate y duerme. Mañana te despertarás y todo habrá pasado"

Jimim hablaba para si mismo intentando mantener la calma. Realmente aun no había sentido rastro de tormenta, solamente los lejanos destellos, pero nada grave. En el momento en el que fue a cerrar los ojos se percató de que unas primeras gotas caían sobre los cristales de su dormitorio. Se estremeció y hundió más aun su cabeza entre la almohada y las sábanas. Intentó hacer caso omiso de lo que pasaba girandose 90 grados hacia la posición de la puerta que estaba contraria a los gigantes ventanales. Escuchaba ligeramente el chapoteo de las gotas, como si estas trataran de llamar su atención. Jimin apretó los ojos y tras eso suspiró. Recordó cuando en los momentos de tormenta estaba en casa junto a su madre. Su padre trabajaba por la noche asi que la mayoría de las veces y más cuando el tiempo se tornaba desagradable dormia con su mamá. Como echaba de menos esos tiempos. Necesitaba el cariño de alguien, desde que comenzó su fama se sentía muy solo, aunque nunca lo dijera. Echaba de menos la seguridad y el calor que le aportaban los brazos de su madre y en momentos como esos lo recordaba aun más.

Los ojos de Jimin se cristalizaron debido a tanto pensar y la tensión de que la tormenta se acercaba. Tenía la luz de la lamparita encendida. Eso le hacía no sentirse tan solo en esa enorme y vacía habitación. Decidió apagarla e intentar dormir pero fue lo peor que pudo hacer. En ese momento, por casualidades de la vida, una luz iluminó toda la habitación a una velocidad increible. Desprendía mucha claridad. El pequeño se quedó parado con la mano aun sosteniendo el interruptor. Tras eso, para culminar, sonó el fuerte sonido del trueno. Jimin gritó muy fuerte y sollozó. Salieron unas pocas lágrimas de sus ojos. No sabía que hacer estaba petrificado. A los pocos segundos otro rayo de luz, esta vez más claro aun, volvió a aparecer. Jimin se levantó de la cama y salió de la habitación corriendo. Cuando el sonido explotó este volvió a gritar. No se oía nada por los pasillos solo su voz. Parecía que todo el mundo ya estaba dormido. Eso le asustó aun más. Se encontraba totalmente solo y cada vez los truenos eran más fuertes y continuos. Comenzó a llorar mucho sin poder parar. Su corazón iba a 100 por hora. Llegó al final del pasillo. Había una habitación, la número 203 y dado a que todas las personas que había en esa planta eran de la compañía decidió tocar sin muchas preocupaciones. Golpeó la puerta nervioso una vez y viendo que tardaban en responder volvió a tocar. Nada. Jimin solo podía llorar.