5. Los Fusilaos

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Recuerdo que en mi infancia solía salir todas las tardes a jugar con mis amigos de la cuadra (Poliya,Pecao, Petarda y Pocheto) a mí me llamaban "Pototo" y así todos teníamos un apodo por la letra "P". ¡MUCHACHO AR FIN!

De todas esas veces que jugamos al "Fusilao" nunca voy a olvidar una vez que...

—¡PETARDAAAAA! ¡PETARDA! ... ¡BUENAAAS! — se escuchaban mis gritos insistentes en casa de mi amiga mientras golpeaba a su puerta.

*Se abre la puerta y sale la mamá de Petarda* 

¡MIRE CARAJITO ER COÑO DEJE LA LADILLA! ¡Está es hora e' dormí!

Bueno señora discurpe, solo vine a buscar a Petarda...

¿QUÉ MARDITAS PETARDAS? AQUÍ NO VIVE NINGUNA DE ESAS PUTAS.

¡SU HIJA PUES!... Nosotros los muchachos le decimos así siempre.

— ¡BIEN BONITO ER SOBRENOMBRE! A MI HIJA NO ME LA ESTEN LLAMANDO ASÍ, ESO SUENA FEO, DE BURDELERA ¿QUEJESO? ELLA TIENE SU NOMBRE... RUPERTA NASARÉ.

-¡NO SIIIII! BELLÍSIMO-

Bueno señora ¿está su hija o no?

— ¡AY YO NI SÉ PA' ONDE ESTÁ  ESA DIABLA, BÚSQUELA POR AHÍ! Y SI LA VE ME LE DICE QUE SE VENGA PORQUE LA VOY A JODÉ BIEN JODÍA...Que la estoy esperando desde esta mañana que tenía que pelarme unos mangos y no ha venido esa coño e' madre...

— Ok señora si la veo le digo — PETARDA POR EL AMOR  DE DIOS HUYE LEJOS.

Después de esto fui a buscar a Pecao y Pocheto, que eran hermanos. Dueños de la pelota con que siembre jugabamos todos.

A Poliya me la encontré en la esquina con Petarda cuando venían las dos juntas comiendo Shogüí.

¡AY PETARDA APROVECHE DE COMER CHUCHERIA OYÓ, QUE LO QUE LE VIENE ES COÑAZO! — le anuncié apenas la vi. — Su mama la anda buscando hija, dijo que la iba a jodé a usted.

Petarda peló sus ojos y del tiro agarró para la calle de atrás. Todos le seguimos y decidimos jugar esa vez por ahí.

Hicimos en una acera el típico tablero de "fusilao" cada uno con un nombre de animal:

Petarda: Culebra.
Poliya: Cangura.
Pecao: Venao.
Pocheto: Cotejo.
Pototo (Yo): Loro.

Luego de tener el tablero listo, dos carajitos que vivían en esa calle quisieron jugar con nosotros. Ramiro y Cornelio ¡LOS ARROCEROS PUES! Así que los unimos al juego.

En la primera ronda le tocaba lanzar la piedra a Petarda a ver quién quedaba como fusilador. Para mala suerte cayó en "Culebra" Osea ella misma.

— ¡Corran, corran salió la culebra! – dijo Pocheto para que todos corriemos a la taima (Zona de salvación en el juego).

En eso venía asomándose la mamá de Petarda por la esquina, venía con un cable en sus manos.

—¡CULEBRA ES LA MAMA TUYA MUCHACHO ER COÑO! — dice la señora.

Petarda en ese momento sostenía la pelota en sus manos mientras corría detrás de todos, al escuchar los gritos de su madre inmediatamente dio vuelta atrás.

—¡RUPERTAAAAAAA VAGA ER COÑO VEN PA'CÁ!

—NO MAMI, USTED ME VA A PEGAR. —decía Petarda llorando mientras iba retrocediendo.

—¡QUE VENGAS TE DIGO!

Petarda corrió y subió como pudo a una mata de guayaba, donde solo duró pocos segundos cuando ya la mamá la llevaba arrastrada por los moños y con el cable le daba... ¡ECITAAA!

¡BUSCA PA' LA CASA COÑO E' MADRE! QUE YO NO TE TENGO EN LA CALLE, POR ESO ES  QUE TE DICEN PETARDA, JUGANDO CON PURO MACHO... AHORA TE VOY A PONER A LAVAR  LOS CUBRECAMAS...le decía furiosa la señora, cuando le quito la pelota para darle una patada que hizo desaparecerla hasta un patio cercano.

Petarda se fué llorando y nosotros habíamos quedado sin pelota por culpa de su mamá. ¡QUE ARRECHA ESA MAMAGÜEBA!

Ahora la vas a tener que buscar tú...me dijo Pecao.

Yo como no era problemático acepté la culpa por reunirlos a todos para jugar y decidí buscar la pelota. ¡SIEMPRE FUI EL MÁS PENDEJO!

El patio donde había caido era de pared alta y en esa casa parecía no haber nadie.

Me van a tener que dar la pata e' gallina.

Los muchachos ayudaron a subirme y cuando me lanzo de la pared al patio ¡SEÑOR MIO Y DIOS MIO! Una bestia estaba a mi lado, un perro que medía como 4 metros comenzó a ladrarme. ¡MIERDAAA HASTA AQUÍ LLEGUÉ!

Solo miré la puerta trasera de la casa abierta y corrí para entrar, el perro me siguió de inmediato y no pude detenerlo.

—¡PECAOOOOO, POCHETOOOOOO AYUDENMEEEEEE DESGRACIAAOOSS! — gritaba dentro de la casa mientras el perro me perseguía allí dentro, en la cocina comencé a lanzarle las vajillas y toda mierda que hubiese allí para defenderme.

Todo fue en vano, mi ropa bien ruyida, seis puntos en la canilla y unos cuantos mecatazos que me dió mi papá porque tuvo que pagar todo lo que quebré en esa casa. Yo si terminé bien fusilao.




TENÍA QUE SER DE VENEZUELADonde viven las historias. Descúbrelo ahora