Capitulo 40

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                 CAPITULO 40
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Misma noche del miércoles.
Se acostó. Harry estaba de espaldas y tenía las sábanas subidas hasta la nuca. Su espalda subía ý bajaba al ritmo de sus respiraciones. Qué bonito era... le entraron muchísimas ganas de acostarse con él, despertarlo, oírlo protestar por haberlo despertado... tal vez hacer el amor entonces, quitarle la ropa, escucharlo excitarse en medio de la noche mientras se subía encima de él, o tal vez escucharlo gemir suavemente mientras él lo llenaba con todas sus fuerzas. Sentía tantas cosas cuando lo veía. Tantas. Tantas e innumerables cosas. Deseaba besarlo, hacerle el amor brutalmente. Pero a la vez...también le gustaba verlo dormirse y acurrucarse en su cuello, que se lo besara, que lo llenara de su tibio aliento.

Sacó las sábanas y se arropó junto a Harry. Al parecer no lo había sentido todavía. Estaba completamente envuelto en ese sueño. Entonces, bajo las sábanas, pasó sus dedos por su cintura descubierta. Su piel estaba caliente. Se relamió los labios. Deseaba tocarlo. Tocarlo más. Y no lo pensó mucho para hacerlo. Metió sus manos bajo la camiseta de su pijama. Erizándole la piel en medio de los sueños que en ese entonces estaba teniendo... logró llegar hasta su cuello y volvió a bajar con la misma lentitud.

- Mhn... - lo escuchó decir. Él soltó una bonita sonrisa. ¿Qué pasaría si en vez de sus dedos, fuera su boca la quien le hiciera sentir todo eso? Se inclinó y mojó sus labios con su lengua húmeda. Suavemente estampó sus labios sobre la espalda descubierta de Harry, moviéndolo tan deseoso, tan sensual, tan excitante. Pero no quiso subir a tocar su cuello, sino más bien bajar y tocar la cobertura de sus caderas. Se las besó, esta vez cogiendo los bordes de sus shorts y bajándoselos silenciosamente. – oh... - murmuró el ojiverde ahora. Se los había bajado lo suficiente como para besarle el culo bajo la oscuridad. – Louis, para... - dijo riendo.

- Pensé que dirías otro nombre. – le contestó él. Sus voces eran las únicas que sobresalían a esas horas de la noche.

- ¿Qué haces ahí? – murmuró el, ahora abriendo los ojos.

- Me dieron ganas de... - quiso seguir hablando, pero el cuerpo de Harry aplastó el suyo sigilosamente, cubriendo su boca con la de el.

- ¿De qué? – dijo mientras lo besaba. Un beso con lengua. Húmedo. Delicioso. Louis no dudó en empalmarse de un momento a otro.

- Nada, solo me gusta molestarte. – le acarició las piernas desnudas. – te vez genial durmiendo, provoca follarte ahí mismo...

- Podrías ser un poco más romántico... - Harry le jaló una mejilla.

- Es que contigo no se puede. – admitió él. – me pones tanto, te lo juro.

- Siempre me lo dices.

- No me gusta mentir.

- Seguro muchos te ponían así antes de conocerme...

- No es eso. – aclaró él. – tú me pones, me excitas, me gustas, me encantas, me fascinas... todo lo que me haces sentir lo tengo impregnado en la piel desde que te conocí. – le dio un besito pequeño en los labios. – eres especial.

Harry se acurrucó sobre él. Se quedaron en silencio por varios minutos. Louis le acarició el cabello sobre la nuca...Estaba viendo la manera de decírselo de una vez por todas. Harry debía enterarse. Debía saber que su propia familia le estaba haciendo daño. Que su propio padre... también estaba detrás de todo lo que había pasado la otra noche con el.

- Tengo algo que decirte. – empezó él. Rogaba con todas sus fuerzas que Harry no derramara una sola lágrima más. Simplemente había llorado mucho desde que lo conocía. No lo merecía.

- ¿El qué? – preguntó el, aún sin levantar la mirada.

- Solo no quiero que te afecte... - murmuró. – no quiero que llores más por lo que te voy a decir. No vale la pena Harry. – le dijo, acariciando su espalda. El lo dejó hablar sin interrumpir.

- Vamos, solo dímelo...

El asintió con la cabeza, dándose fuerzas a sí mismo. Solo tenía que tener las agallas suficientes como para contárselo y todo habría pasado...

- Andrew Anderson te ha tendido una trampa.
Harry abrió los ojos. ¿Andrew? Joder, muchísimo recuerdos se le vinieron a la mente. Recuerdos que jamás quisiera volver a vivir.

El encierro de su padre, las veces que discutían y Andrew... que insistía en casarse con el, aunque Harry no lo quisiera. Y su padre, que deseaba que se casara con cualquiera, si eso era suficiente como para que Harry olvidara a su secuestrador. Las peleas. El no aguantaba ni un día más encerrado. Y Andrew, que no hacía nada al respecto.

- Él es que el que está detrás de todo lo que te pasó en la fiesta. – le dijo sin más rodeos. – y no solo él, si no también tu padre.

Secuestrado - Larry Stylinson -  Tercera TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora