Capítulo 7.

11 0 0
                                    

Estaba sentada en el cordón de la vereda, y comencé a oír ruidos extraños dentro de la casa, no me preocupé demasiado, la verdad con esa rubia alta, era la novia perfecta para Pablo, y yo simplemente era una nena, chiquita, fea, sin forma, hay gran variedad de adjetivos que me describen a la perfección, luego de salir de el entrenamiento, mi vida fue de mal en peor, y yo comencé a jugar con fuego, consumía pastillas y grandes cantidades de alcohol, fumaba, me cortaba y todas esas cosas que uno hace cuando su alma esté muerta, lo único que sigue vivo es su cuerpo, pero ya no lo estaba, un día yo estaba muy mal y decidí tomar una gran cantidad de pastillas, mezclarlas con alcohol y cortar mis venas como nunca antes lo había hecho, le escribí una carta a Pablo diciéndole que le agradecía por sus clases, pero nunca vino a verme, yo salí de eso, y desde entonces nunca más volví a hacer nada, hacía mucho tiempo que no tomaba alcohol, volví a agarrar una botella antes de irme a bañar y extrañaba ese gusto que me dejaba en la garganta, pero fumar y consumir pastillas nunca más lo volví a hacer, todavía guardaba algunos cigarrillos en el mueble de la cocina tuve varias tentaciones pero no lo hice.


Uno de los chicos que salió fumaba y me convido uno y lo disfrute, sin darme cuenta volví a caer en mis peores tentaciones por Pablo, realmente estaba perdida sin rumbo, se escuchaban risas dentro de la casa y el no fue capaz de salir y preguntar que me pasaba, decidí entender y grabarme en mi cabeza que él no me quería y que no le importaba y un montón de frases autodestructivas. Los ruidos cada vez eran más intensos, y se oían como pasos y gemidos, mis sentidos y los de mi compañero se pusieron alertas, unos fierros estaban cerca nuestros y le hice señas para que los fuéramos a buscar, tome mi fierro y estaba lista para la batalla, pero algo me sorprendió, me dejo boquiabierta y hizo que me debilitara y que bajara mi guardia, ese bicho enorme, era mi madre. No entendía que diablos estaba pasando solo que esa cosa iba a matar a mi compañero y yo tenía que ir por ella, porque entre compañeros nos protegemos, tome el fierro con las dos manos y estaba lista para la batalla, trataba de no mirarla porque sus ojos me debilitarían y eso no puede pasar en un combate, el bicho, o "mi madre" o lo que quedaba de ella, tomo con uno de sus tentáculos un mecho de mi cabello y comenzó a golpearme, y mi compañero estaba petrificado, solo corrió adentro, supongo que para pedir ayuda, yo estaba media inconsciente y no entendía que estaba pasando, quise pelear, pero mi cuerpo estaba inmóvil y sentía que algo me quemaba, mire hacia abajo y ella me tenia rodeada con todos y cada uno de sus tentáculos, me quemaba porque su baba me estaba "pudriendo", supuse que era mi fin, yo deje de pelear, deje de querer zafarme y comencé a mirar al cielo y a admirar por última vez todo, cuando por esa puerta salieron todos los chicos y comenzaron a pelear con ella, me soltó y yo caí directo al piso y no me podía mover, no sentía mis piernas, no podía hacer nada, sentí que por mi mejilla recorrían lágrimas, supuse que estaba llorando, oí unos ruidos raros y comencé a volver a sentir mi cuerpo, comencé a intentar sentarme y alejarme de la pelea, mis piernas me dolían estaban todas quemadas, en carne viva, no saben lo difícil que fue moverme con el piso de cemento rasgué todas mis piernas, lastimándolas aún más de lo que ya estaban, mis manos quemaban, me sentía tan mal, ya no soportaba el dolor, gire mi cabeza para ver que estaba ocurriendo allá con el bicho, la chica rubia estaba luchando contra el bicho, y no podía, el bicho la iba a matar si no salía de allí rápido, quise hacer el ultimo bien antes de morirme. Me levante con las últimas fuerzas que tenia y comencé a gritarle para que viniera por mí. El bicho giro su cabeza, me vio viva y respirando y vino hacía mi, nadie lo detuvo, simplemente lo dejaron pasar, no sé en qué diablos pensaban, pero vino, me miro, y comenzó a golpearme, obviamente, yo estaba destruida, tambaleante logré estabilizarme rápidamente, y nos miramos, sabíamos que volveríamos a arrancar a pelear, tome el fierro que había usado previamente y forcejeamos hasta que se cayó sobre mí, y yo estaba inmóvil, no tenía forma de zafarme de su agarre, no podía. "es mi fin" pensé, el bicho estaba dejándome sin aire, aparte de que tenía todas las piernas desgarradas y los brazos también, las heridas en mi cabeza chorreaban sangre, de pronto, me di cuenta "EL FIERRO" pensé, yo aún lo tenía en mi mano entonces comencé a moverlo lentamente hacia el estómago del bicho, cuando quedo en una buena posición, lo hundí lo más que pude, vi el dolor en sus ojos, vi lo que había hecho. También me di cuenta de que nadie había venido a salvarme, ni siquiera él, me di cuenta que yo no encajaba en este grupo, yo me iba a abrir. Entonces, me incorpore, y quede de pie frente a todos ellos, con mi cuerpo todo sangrando, llena de baba del bicho. Estaba Pablo, Martin, Tomas, Franco y la chica rubia hermosa, que casualmente sostenía la mano de Pablo, cuando vi esa imagen, sentí que algo en mi interior se rompía, era mi corazón. Una lágrima corrió por mi mejilla, e inmediatamente Martin, Tomas y Franco corrieron hacía mí, me estaba desplomando, me estaba desmayando, o... estaba muriendo quizás.


Lamentablemente, no morí, simplemente me desmaye y desperté en la habitación, me senté en la cama y vi todas mis piernas y parte de mis brazos vendados, toque mi cabeza y tenía una especie de curita que cubría todos y cada uno de los pequeños cortes que tenía en mi cara. Tome unos segundos para darme cuenta de lo que había pasado, y de tomar una decisión de mi futuro, si me iría o me quedaría con el equipo.


Decidí irme

Mi mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora