CAPÍTULO 7

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Belén me agarra la mano, me toma por desprevenida. La miro y puedo notar el miedo en sus ojos, o tal vez sea miedo por los míos, no sabría decir quien es la mas asustada, si ella, o yo; así que aprieto también su mano.

Las puertas del horrible castillo se abren solas, el miedo aumenta y podría asegurar que en cualquier momento el corazón se me sale del pecho, no me quiero imaginar del de la niña que aprieta fuerte mi mano.

Junto valor, y entro, con la niña agarrada de mi mano; todo es oscuro, tenebroso, horrible... Miro cada rincón del pasillo donde voy caminando, y voy atenta a cada paso que doy, nadie sabe las cosas que podría pasar en un segundo...

Algo pasa rápidamente detras de mi, haciendo que gire sobre mis talones tan rápido como jamas hubiera creído, pero allí no hay nada, aprieto mas la mano de la pequeña y ella repite lo mismo, al darnos vuelta, nos encontramos.... con él....

-¿Que hacen en mi castillo?- Una de la voces mas aterradoras que he escuchado resuenan en mi cabeza, es ronca y fría...

-Y-Yo..Busco a mi hermana- Mascullo. Un nudo se forma en mi garganta, y por un segundo podría asegurar, que unos momentos las lagrimas saldrán.

-¿Que me das a cambio?- Su voz fría, hace que mis ojos se cristalicen y me paralizo por completo, no se que decir, hacer o responderle.

-Primero quiero verla y asegurarme que este bien, luego haremos un trato- No pensé hablar mas firme en mi vida, hablar con tanta seriedad, no se si es el miedo, las ganas de llorar o el simple hecho de querer saber si mi hermana se encuentra a salvo.

-Suena justo, síganme-Respondió; me queda decir, que aun no he visto su rostro, su cuerpo, su cabello, sus ojos... Se ha quedado todo el tiempo en la oscuridad.

Cada paso que daba, cada que vez que recorría mas de este castillo, mi corazón latía mas fuerte, el miedo aumentaba y las ganas de llorar amenazaban.

La Bestia, corrió una puerta corrediza dejando ver unas largas escaleras en forma de espiral, y agarro una candelabro prendido para poder alumbrar el camino; Belén apretaba muy fuerte mi mano, estaba helada y no podía hablar, no podía decir ni una sola palabra, ni si quiera para decirle a la pequeña que todo estaría bien y que no nos pasaría nada.

Las pantorrillas me duelen y mi respiración esta agitada, hemos subido al menos 8 pisos, y aun no llegamos, no creo que pueda seguir caminando; en cambio el, sigue totalmente erguido como cuando lo vi hace unos minutos en la entrada, su respiración no se encuentra para nada agitada, y su mano sigue firme con el candelabro, no parece cansarse.

-Por aquí- Escuche decir a el, y doblamos a la derecha donde encontramos un largo pasillo con tres celdas, por decirlo así.

-La del medio- Apunta La bestia una celda, el ya había apagado su candelabro ya que en el pasillo había uno, pero aun así no dejaba ver nada de el.

Suelto la mano de belén, y me acerco a la pequeña ventana con rejas de la puerta y puedo verla.. es Anna, sentada en un rincón de la habitación con sus rodillas pegadas a su pecho, su cabeza pegada a sus rodillas, y abrazada a sus piernas; tan indefensa, tan inocente, sus sollozos te confirmaban su llanto.

-Ya la viste, ahora dime que me das a cambio de su libertad- Estira mi brazo y me grita, me quedo helada, y las lagrimas me abandonan, recorre una lagrima por mi mejilla derecha, y rápidamente volteo a aquella celda donde esta mi hermana, miro a Belén, miro el castillo ¿Que hay a mi alrededor?¿Todas las historias que jamas quise creer, son reales?¿Esto es real, o es una horrible pesadilla de la cual no puedo despertar?¿Romperé la promesa que le hice a mi madre antes de morir de jamas abandonar a mi hermana? No.

-¡Te exijo una respuesta!- Aquella persona, monstruo o mutante que tengo en frente, el cual no puedo reconocer, ver, o algo, me exige una respuesta; pero mi cabeza, mi mente y mis pensamientos siguen bloqueados, mi cuerpo esta helado, inmóvil, no se que hacer, por primera vez desde que murió mi madre, no se que hacer.

-¡Me quedare yo!(grito) me quedare en su lugar- Mascullo-

-Trato hecho- Dice y chasquea sus dedos y rápidamente aparecen dos personas que rápida e inmediatamente se llevan a Anna y Belén. Lo único que escucho son las suplicas de Anna, sus gritos y su llanto.

Me meten en la celda donde se encontraba mi hermana, y me coloco en el mismo rincón y la misma posición en la que ella estaba y empiezo a llorar como una niña pequeña.

-Acostúmbrate, este sera tu hogar ahora- Dice frió y calculador.

-Ni si quiera dejaste que me despidiera de ella, no la volveré a ver jamas- Mascullo entre sollozos.

El queda unos segundo parados y luego de retira de la celda y le coloca traba.

Bestia.

Quede parado en la puerta de la celda unos segundos, reprochándome por no dejar que la chica se despida de su hermana.

Bajo las escaleras hasta llegar al hall, y me siento en mi silla favorita junto al fuego; inmediatamente llega la Señora Pott, con una taza de te, y galletas, pero no quiero nada.

-Es una chica- Dice la Señora Pott, mientras sirve una taza de te.

-Lo es, cada día pienso en que como una persona podría llegar a amar a alguien como yo- Digo mientras miro mis manos llenas de cicatrices, luego aparto la vista.

-Si la dejas allí jamas te conocerá- Responde.

-¿Y que pretendes que haga?¿Como puede querer conocer a una persona que la separa de su familia?- Grito, y luego de un fuerte manotazo tiro toda la bandeja con las tazas y demás.

-¡Si sigues con ese genio jamas conseguirás nada!- Me grita la Señora Pott.

- Señora Pott ¿Que hago?- Pregunto, agarrándome la nuca con las dos manos y tirando leventemente mi cabeza hacia atrás.

-Llévala a la habitación de invitados, no la dejes allí, dile tu nombre, pregúntale el suyo, invítala a cenar- Dice.

-Eso haré- Digo feliz, le doy un beso en la mejilla a la Señora Pott, y voy trotando hasta la entrada para llegar al calabozo del castillo.

Una vez allí, abro la puerta de la celda; ella se encuentra llorando en la misma posición que la deje hace unos treinta minutos.

Levanta la mirada hacia mi...















|BESTIA|-ABRAHAM MATEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora