Capítulo 2

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/Victoria/

Alex se detuvo en una gasolinería debido a que el tanque estaba casi vacío. Había una de esas típicas tiendas que hay en las paradas de las autopistas.
Como Virg estaba dormida nos bajamos Pops(Paola), Rob, Lu, Gab, John y yo, mientras que Alex se quedaba surtiendo a la vans con cara de pocos amigos.
¿Que les pasaría a esos dos?, es muy extraño porque ellos siempre estan felices dandose al lote en frente de todos y las últimas horas ni se habían mirado. Debido a que mi mente estaba distraída en mis pensamientos, tropecé con una grieta en el pavimento y de no ser porque John me atrapó a tiempo de seguro habría perdido la cara ahí mismo.

-AJAAAA! Que buen frenasoo!-. Gritó Malu que iba atrás de nosotros, usando una expresión muy coloquial de Venezuela, que se usa para casi cualquier cosa, como cuando cometes un error.
-No empujeen!-. Dijo Gabriel, refiriéndose a que casi me caigo.

-¿Estas bien? ¿No te doblaste el pie ni nada verdad? -. Me preguntó John con preocupación.

-Estoy bien Cariño, sólo tropecé-. Le dije plantándole un beso en los labios y riéndome por los comentarios de Lu y Gab. Esos dos no eran buena junta pasaban todo el día haciéndonos bromas a todos, pero aunque me cueste admitirlo, con ellos todo es mas divertido. No podía divisar a Pops ni a Rob, posiblemente ya habían entrado al mini-supermercado.

John me abrió la puerta para que pasara (como todo un caballero) le agradecí con una gran sonrisa, y al instante escuché a Pops:

-¡Dioooss tengo hambree! siento que me ha quedado el culo cuadrado, ¡hemos pasado cuatro horas sentados, no se si vuelva a su estado natural!-. No pude evitar reirme del quejido de la morena.
Al parecer esta tienda rara también tenía un café.

-Hey Vengan!, vamos a pedir algo de comer -. Dijo Rob riéndose de su particular novia. Detrás, venían entrando Lu y Gabriel.

-Maluuu, Gaboo, ¿tienen hambre?-.Les pregunté.

-¿Que si no?, podría comerme el mundo entero ahora mismo-. Dijo/gritó Gabriel, haciendo gestos exagerados con sus manos, al cual miraron con reproche dos personas que estaban en el café.

Ya una vez que estábamos todos sentados en una mesa, llegó una camarera con cara de necesitar dormir, quien nos tomó la orden, pedimos también para Alex y Virg, los cuales seguro tendrían hambre después.
Se fue la chica y nos quedamos en silencio unos segundos.

-Vamos a hablar seriamente. ¿Qué les pasa a Virg y a Alex?. Preguntó Malu leyéndonos la mente a todos.

- Si verdad ¿qué les pasa?, si ellos tienen una relación bastante tranquila, o sea por lo menos yo los he visto pelear muy pocas veces-. Añadí.

-No sé, pero para que Virginia se le haya apartado así... Debe estar molesta -. Dijo Paola, y todos coconcordamos con ella. Algo debía pasar, eso es seguro.

La camarera llegó con nuestra comida, comimos en silencio, ya que todos estábamos sumidos en nuestros pensamientos. Minutos después terminamos de comer, pedimos lo de Alex y Virg para llevar y pagamos la cuenta.

Saliendo de allí pude divisar que Virginia ya se había despertado y que dentro de la vans estaba Alex, con quien tenía una acalorada discusión, así que decidimos matar un poco de tiempo en la tienda de regalos de la gasolinería, ya que definitivamente necesitaban hablar.

/Virginia/

Desperté debido al olor a gasolina, por lo que supuse que estabamos en una gasolinería.
Miré hacia mi derecha y ví a Alex con la frente recostada en la parte superior de la ventana con los ojos cerrados, y al parecer sintió mi mirada porque a los segundos, abrió los ojos y me miró. Su mirada, muy pocas veces no podía decifrarla, y ésta vez era una de esas.
Se irguió, abrió la puerta decidido, y entró a la vans sentándose en el asiento del piloto.

-Ok, ¿Te parece si hablamos?-. Dijo mirando al frente, con el rostro tranquilo, sus manos temblorosas traicionando sus nervios, se aferraban al volante con fuerza dejándole blancos los nudillos.

Suspiré, y miré mis dedos rojos y roídos, ya que desde pequeña había tenido esa mala maña de comer los cueritos de mis uñas, aunque cuando conocí a Alex, por alguna extraña razón había dejado de hacerlo.
Pero desde el día anterior, la ansiedad me mataba y había vuelto a caer en la tentación.

-Tus dedos, tenías tiempo que no lo hacías-. Dijo con su peculiar acento estando entre español e inglés, que hacía que mi corazón palpitara velozmente cuando lo escuchaba, era tan de él, era como una de las caracteísticas principales de él , pero en ese momento, mi corazón no reaccionó.

Yo seguí mirando mis dedos, estaba distrayendome, no quería hablar todavía.

-Honey dí algo, desde ayer no me hablas, te necesito-. Susurró con pena, llamándome.

-Virginia, mírame-. La frustración se notaba en su voz, son pocas las veces que recuerdo que me haya llamado por mi nombre, siempre me daba apodos tiernos como Honey, Gigi; cualquier cosa menos mi nombre, y en realidad no me gustaba mucho la sensación, o la frustración en su voz cuando lo dijo. Seguidamente agarró mi barbilla y alzó mi rostro; Lo miré y ví su cara de preocupación. Mi mirada estaba borrosa debido a las lágrimas arremolinándose detrás de éstos, no sé por qué me sentía así, sentía que le estaba haciendo daño, que estaba sobre-actuando, pero simplemente no podía pasar por alto lo que estaba nublando mi mente.

Me aparté de él y miré por la ventana. Volví a suspirar y dije:

-Estoy frustrada Alex, no sé que quieres de mí -. Dije expresando como me sentía.

-¿A qué te refieres?-. Dijo confundido.

- A tí, es difícil, te amo, pero es muy difícil. Duele ver a tu novio con otra mujer, besándola, acariciándola, haciéndola sentir especial... Yo entiendo, entiendo que esa es tu profesión y te encanta lo que haces pero igual me afecta, creí que lidiaría con eso fácilmente, y al principo ni le presté atención, pero... Me frustra, me hace sentir insegura, puedes tener a una modelo hermosa a tu lado y yo no soy nadie, solo soy...-. Dije con lágrimas ya derramándose de mis ojos.

-No sigas-. Me interrumpió.

-¿Eso es lo que piensas?¿De verdad crees que quiero a alguna de esas mujeres?. Por favor... Ellas no son ni la mitad de ti, ellas no me llenarían como tú lo haces. ¿Sabes por qué? Porque es a tí a quien amo-. Dijo dámdome una mirada segura, afirmándome lo que estaba diciendo.

Las lágrimas corrian silenciosamente por mis mejillas debido a los sentimientos apresados por tanto tiempo en mi ser. -Alexander...Y-yo, n-no -. Dije tratando de vencer el llanto.

El me abrazó. Ahí liberé la frustración contenida, lloré, por la inseguridad que estaba carcomiendo mi mente hace semanas, por la calma y el alivio que sentí cuando él dijo esas palabras.

Cerré los ojos y suspiré aliviada.

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