Sigue el hilo rojo querida.

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-¿Es todo señorita Pie?
- Si.

La voz de la chica sonaba más quebradiza y suave con cada palabra.
Sin previo aviso ya estaba llorando.

- Señoría esto se está saliendo de control.

- Yo diré cuando haya terminado el interrogatorio.

- Pero señoría.

- Yo que usted dejo de interrumpir señor Wide.

Aquel hombre o mejor dicho señor Wide se calló por completo pero dijo "¿podemos pasar a el interrogatorio de las víctimas?"

-Está bien, que la víctima y demandante pasen.

En eso de la gran multitud de personas que había en el salón se paró una mujer de tez pálida, ojos azules y cabello morado, en la cabeza tenía un pañuelo que parecía cubrir su cabello, camino hasta el frente casi al lado de Pinkamena.

No le dirigía la mirada. Se comportaba fría y distante, para la acusada estaba irreconocible.

- Usted es la señorita Rarity.

-si señoría.

- Muy bien, según me informaron usted tiene algo que testificar.

- Si señoría.

- Si no es mucha molestia podría quitarse el pañuelo?

- Podría hacerlo pero me temo que para algunos podría resultar incómodo ver lo que hay debajo el pañuelo.

- Este bien, prosiga con su testimonio.

- Bueno hace poco tiempo, una semana creo o más no lo recuerdo bien....

Flash back.

Yo me encontraba en la boutique terminando de darle los últimos detalles a un vestido que debía de entregar al día siguiente.

Estaba un poco desesperada por encontrar el encaje negro.

Busque en todos mis cajones pero no había nada.

Hasta que por fin lo encontré al lado del teléfono.

Yo había puesto una nota al lado de este, en esta había un número telefónico.....el de un hospital.

Tenía planeado hacer una llamada ese día pero no pude hacerlo por el trabajo acumulado, al día siguiente tenía que entregar una capa, dos sombreros y el vestido morado que ya he mencionado.

Un pequeño sentimiento de culpa me invadió al ver la nota con:

"Llama a tu amiga:

333-22-755

Ella te necesita."

Toma la nota adhesiva color rosa y la guarde en el bolsillo de mi camisa.

Lance arriba y abajo el carril del encaje mientras las palabras "Ella te necesita" y el "Día difícil" resonaban en mi cabeza. Siempre he sido muy organizada, es típico en una dama pero con todo lo que había pasado la agenda de mi cabeza hizo "Poof!!" y solo guardo sin revisar, gran error viendo las consecuencias.

Me puse mis gafas rojas, agarre el hilo, la aguja y el encaje, los alinee con la manga del vestido, me arrodille y empecé a costurar.

Accidentalmente me pinche el dedo.

"Por distraída" me dije a mi misma.

Un pequeño chorro de sangre salió de mi dedo y sentí un pequeño ardor y sacudí instintivamente mi mano. Me pare y fui a buscar una curita.

Perdiendo el control de mi demonio interno: Pinkamena Diane PieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora