Capitulo 2

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Todo en esta mansión acristalada proclama la riqueza de sus dueños. A pie de playa, en Marbella, en plena costa malagueña. Por dentro no la conozco; siempre que he visitado a Noa lo he hecho en la Casita, su hogar en el terreno de los Campbell, aunque a una prudencial distancia de la vivienda principal.

-¡Noa! -llamo, rodeando la casa grande y acercándome a la suya-. ¡He llegado!

-Chis, Gis, por Dios, no estás en la calle -protesta, saliendo a mi encuentro. Aun así, al verme, me rodea con sus brazos tiernamente. ¡Menos mal!-. Bienvenida, cariño, estás guapísima.

-Tú también -susurro emocionada-, llevas el pelo más largo.

-Ya sabes, hay que cambiar.

Su olor tan familiar me hace sentir cómoda, pese a lo nuevo que es todo. Pero al separarnos, su cara lo dice todo.

-Sí, es tarde, ya lo sé. Dime, ¿por dónde empezamos?

-Voy a enseñarte tu habitación. Estarás en la tercera planta, en la casa, como las demás empleadas.

-¿¡No puedo quedarme aquí con vosotros!?

-Deja de gritar y no, yo no soy exactamente del servicio, por eso vivo en la Casita. Además, Manu no se tomaría bien que durmieras aquí.

-Entiendo.

Paseo la vista por el verde jardín y la amplia piscina azulada a lo lejos. Todo impecable y en absoluto mi mundo.

-¿Qué tramas? ¿Por qué estás tan callada? -me pregunta Noa, haciéndome volver a la realidad-. Gis, te lo advierto: compórtate. Los Campbell son personas serias y formales, aquí nada de escándalos.

-Tranquila, Noa, no te dejaré en mal lugar -contesto aburrida-. Háblame de la familia. Hasta ahora nunca me han interesado, pero si prácticamente voy a convivir con ellos, será mejor estar informada. Luego no quiero sorpresas.

Mi amiga me mira con verdadero orgullo, mientras juntas caminamos hacia el interior de la mansión.

-Pues primero están los señores de la casa, William y Karen. Ambos son encantadores y no te darán problemas, ya lo verás cuando los conozcas. Luego está Roxanne... -Hace una pausa, agarrándome de la mano con gesto protector-. Es la hija pequeña y no es fácil, pero poco a poco se aprende a soportarla. Después está Matt, el mediano. Tiene veintiocho años y es un hombre bastante raro; habla poco y se suele pasar todo el día encerrado en el despacho o con sus negocios, incluso cuando vienen a veranear. El miércoles llega Eric, el mayor de los hijos del matrimonio Campbell. A ése se lo ve poco por aquí... Prefiere Nueva York. Es muy guapo.

Una malcriada, un raro y un guapo. Estupendo.

-Ajá -murmuro abatida. Este empleo empieza a gustarme cada vez menos.

-Gis, ¿me has oído? - suspira Noa, desesperada-. Bueno, ya sabes lo esencial. Limítate a hacer tu trabajo y todo irá bien.

Yo tengo mis dudas.

-¿Tienen sus negocios aquí? -le pregunto curiosa.

-La central está en Nueva York y en el centro de Málaga las sucursales, aunque creo que Matt también tiene algo en Madrid, pero no lo sé con exactitud: todo lo que rodea a ese hombre es confidencial y reservado. Según tengo entendido la familia se quiere quedar en Málaga, aunque no se sabe nada seguro. Son muy discretos con sus cosas.

Asiento confusa.

-Pero no te preocupes - prosigue Noa-. Son personas muy amables y atentas con sus empleados. Bueno, no todos... Sin embargo, los jefes sí lo son y con eso basta.

La Chica De Servicio❤Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz