Capitulo 5

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Por primera vez en mucho tiempo me siento asustada... y no por él, pese a su carácter tan tosco, más bien por lo que ha provocado en mí desde que me ha tocado. Mi curiosidad aumenta al ver que no me persigue y, vacilante, lo espío a través de la puerta entreabierta.

¿Qué hace? Camina agitado arriba y abajo, cogiendo y volviendo a dejar los objetos que adornan los estantes... Repite sin cesar el movimiento y murmura palabras tan atropelladas que no soy capaz de entenderlas. Es como si se sintiera muy poderoso. Se lo ve sobreexcitado... hiperactivo.

Me alejo.

Con piernas temblorosas, echo a correr por la casa sin rumbo, es tan grande que me pierdo. Pero entonces oigo unas voces al fondo del pasillo. Trato de reducir el paso y caminar con normalidad, aunque mi respiración aún sigue muy alterada.

Vuelvo a pensar en él. No soy capaz de entender lo que acaba de ocurrir. ¿De verdad hubiésemos llegado a más de haber yo sucumbido?

—¿Gisele?

Sobresaltada, me vuelvo rápidamente al oír la voz de un hombre. Pero suspiro aliviada al ver que es William Campbell.

—¿Le ocurre algo? La noto agitada —dice él.

¿Que si me ocurre algo? Aún tiemblo ante el pensamiento de lo que ha pasado.

—No es nada. Gracias por su preocupación —contesto, con una forzada sonrisa—. ¿Deseaba algo, señor William?

—Sí. ¿Sabe si mi hijo Matt está en su despacho? —Me descompongo al oír su nombre—. Necesito verlo y no sé si sigue en casa.

Ahora él aprovechará para contarle a su padre lo ocurrido. Me van a echar... Oh, mierda. ¿Qué pensarán el resto de mis compañeros?

—Sí, señor..., acabo de servirle el té. Si no desea nada más... ¿puedo retirarme?

—Adelante, Gisele y gracias.

Con paso rápido me dirijo hacia la cocina. Estoy hecha una furia. Noa tendrá que explicarme dónde demonios me ha metido.

Pero cuando entro en esta estancia tan amplia y blanca, veo que sigue desierta. ¿Dónde está Noa?Entonces oigo un leve ruido que proviene de una pequeña despensa adyacente. ¿Será mi amiga o al abrir la puerta me encontraré con otro perturbado? No, eso sería demasiado.

Abro casi sin pensar y ahogo un grito tapándome la boca.

Noa está sentada sobre una mesa, con las piernas abiertas y Eric Campbell entre ellas...

—¡Gis! —me grita enfadada, apartándose de él rápidamente—. Gisele, hay que llamar a la puerta antes de entrar, ¡por Dios!

¿Es que ha perdido la puta cabeza? ¡Está casada! Además, podría haber sido cualquiera quien abriese esta puerta...

—¿Cómo dices? —digo asqueada—. ¿Cómo mierda iba a saber yo que tú estabas aquí enrollándote con alguien? Dios, Noa... si no lo veo, no lo creo. Pero bueno —añado con sarcasmo—. Ya os dejo, vosotros seguid con lo vuestro...

Eric no me da la cara y, para ser sincera, lo prefiero así. Jamás en la vida habría pensado encontrarme o ver a alguno de mis seres queridos en una situación tan comprometida...

Es repugnante. Por lo que parece, los hermanos Campbell se dedican a tener sexo con sus empleadas... Menudos cerdos.

—¿Dónde diablos me has metido, Noa? —no puedo evitar preguntar antes de marcharme.

Ella me fulmina con la mirada, pero a mí no me importa. Salgo fuera de la casa y, agobiada y sin mucho que hacer, miro la hora: sólo son las ocho de la tarde y ya me siento agotada. Con la mirada perdida, vago por el jardín hasta que de repente me suena el móvil, sobresaltándome.

La Chica De Servicio❤Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz