Mi camiseta: El descubrimiento

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Serían las 6 de la tarde (Si nos fiamos de mi reloj - según el cual es made in Ningún Sitio) cuando me senté para comenzar mi trabajo de historia. Sabía que era una tarea de investigación, por supuesto, así que lo primero que hice fue sacar un álbum de fotos y echar un vistazo a ver que había.

Aja, lo tenía.

- Claro que lo tienes estúpida, el álbum lo llevas en la mano ahora mismo.

Le lancé una mirada de odio a Agustus, que me observaba con superioridad desde mi cama.

- No me refiero al álbum, gato asqueroso, y se supone que yo se traducirte, no que tú me lees el pensamiento ¡Así que será mejor que te calles o te echaré de casa!

- Inténtalo.

La verdad, es que ya lo había intentado... unas 15 veces. Todas ellas acababan con cena extra para Agustus, un botiquín para mí y una tila para Cristina.

En fin, intenté evitar una discusión con él y centrarme de una vez en mi tarea. 

Érase una vez una camiseta...

Esta historia se sitúa a comienzos del siglo XXI.

No quisiera sorprenderlos, pero van a ser testigos de una serie de intrépidas aventuras plagadas de peligro, romance y criaturas fantásticas.

Bueno, vale, tal vez no ¿De acuerdo? De alguna manera tengo que vender mi historia para que me concedan un premio a la mejor labor de investigación... Espera, ¿He puesto eso último en el trabajo? ¡Mierda!

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Un lugar muy importante para mi persona (Especifico que soy un ser humano, ¿Cuenta para subir nota en biología también?) ha sido siempre Santorini.

No es una isla muy grande, pero a pesar de ello he vivido grandes momentos allí.

Me mudé a la casa de mis abuelos en la época en la que descubrí mi famosa camiseta. No he vivido mucho tiempo allí la verdad, pero tengo recuerdos para toda la vida (Así que por favor, te agradecería que no contrates a alguien para que me asesine)

Estaba paseando por la playa y me sentía bastante sola, no conocía a nadie allí, era una extraña total. Una extranjera. Un inmigrante en busca de oportunidades. Que lastima que no estuviese en EEUU, allí donde todos los sueños se cumplen (Siempre y cuando tu vida haya sido producida por Hollywood)

Tan solo había entablado conversación con un par de chicos de allí, por lo que sabía que casi toda la gente de mi edad en aquel pequeño pueblo pertenecía al mismo grupo.

No sabía muy bien que hacer, ¡Eran muchos y se conocían desde siempre! Así que hice lo que cualquier persona medianamente sensata (¿Yo?) hubiera hecho en mi situación: Localizar al grupo marginado.

Para mi desgracia allí no existían los marginados, que triste. Lo más parecido era un viejo pescador italiano llamado Phillipo.

Se sentaba siembre entre unas rocas quejándose del tiempo, la gente y el mar.

Aquella mañana lo encontré en su sitio de siempre.

- ¡Tú! ¿¡Tú te haces llamar mar?!- Gritaba desde su sitio Phillipo- ¡Tú lo que eres es una sopa de pescado! ¡Y de mala calidad!

- ¡Hola Phillipo!

- ¡Ni siquiera me dejas pillar algún que otro pez! Y si alguna vez lo haces, ¡Son una auténtica birria!

- ¿Qué tal todo?

- ¡Además del asqueroso tiempo que hace siempre...!

- Un buen día ¿No?

MelanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora