~ uno ~

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He oído que las personas más débiles, son quienes pasan más tiempo durmiendo. Tal vez ese sea mi caso, pues solo en mis sueños me siento a gusto con seguir viviendo. Desde aquel viaje a Hawái cuando tenía 5, mi vida no volvió a ser la misma. Se suponían serían las vacaciones que recordaría con alegría cuando sea mayor. Pero solo me trae tristeza y confusión. Ya han pasado 12 años desde entonces, pero lo recuerdo como si hubiese sido ayer.

Mi padre, Thomas Miller, era un importante empresario, con mucho poder. Después de meses de trabajo sin descanso, decidió llevarnos a mí y a mi madre, a unas vacaciones. Ese iba a ser el primer momento que compartiría con ambos, pues no veía mucho a papá por su trabajo, pero a mi corta edad lo entendía. Yo era hija única, y no me sentía sola. Siempre fui una niña segura de sí misma, y afortunadamente, nada me faltaba. Era feliz.

Mis padres me pusieron "Hayleigh", ya que mi madre siempre soñó con tener una niña para llamarla Hayley, como su primera muñeca. Pero papá quería que me llame Leigh, como mamá. Él quería que las dos mujeres de su vida tuvieran el mismo nombre. No se decidieron hasta el mismo día en que nací, y mezclaron ambos nombres, ya que sonaba igual. Como lo mencioné antes, tenía mucho amor por parte de ambos.

Eran las 5:07pm cuando el avión despegó. La emoción de conocer un lugar totalmente nuevo, recorría todo mi cuerpo. Y mis papás también se mostraban felices. Luego de unas horas de viaje, llegamos a nuestro destino. Mi padre había comprado un paquete de turismo y hospedaje, y nos vendrían a recoger al aeropuerto. Luego de unos minutos, apareció una mujer, de unos 30 años de edad. Estaba vestida de forma fachosa. Una falda larga, blusa con mangas largas y una pañoleta que envolvía la parte superior de su cráneo, manteniendo en orden sus alborotados y largos cabellos negros. Por cómo vestían muchos ahí, supusimos que era alguien común. Ella nos saludó con una cálida sonrisa, y se dirigió hacia donde nos hallábamos parados.

–¿Familia Miller? –preguntó aún con la sonrisa en su rostro.
–Somos nosotros. ¿Es usted trabajadora de la cadena de Hoteles y Turismo? –agregó mi padre.
–Para servirle. Mi nombre es Natasha. Ya tenemos lista la camioneta para trasladar su equipaje –respondió cortésmente. –Muchachos, favor de acercarse a recoger el equipaje –llamó en su audífono.

Luego de eso, una camioneta que estaba estacionada a pocos metros se acercó más y de ahí bajaron 4 jóvenes de la misma edad, con bermudas holgadas, sandalias y camisas floreadas. Típico traje tropical y juvenil en Hawái. Atentamente recogieron nuestras cosas y las subieron a la maletera del vehículo. Una vez hecho, nos dieron la señal para subir. Natasha subió en el asiento copiloto, y uno de los jóvenes en el del conductor. Cuando subimos a la parte trasera, sentimos un olor raro irradiar de ambos lados. Dos de los jóvenes aparecieron por los dos extremos del asiento y rociaron algo sobre mis padres, que hizo que no pudieran defenderse. A los pocos segundos ya estaban dormidos, y yo muy asustada e indefensa. Comencé a llorar y Natasha ordenó a que "me silenciaran". Uno de los hombres me tapó la boca con un trapo blanco, y desde ahí, los recuerdos se tornan una oscura nube negra.

Desperté y ya no era de día como cuando llegamos. Estábamos entre las sombras, yaciendo en el piso, sin nuestras cosas, completamente solos. En un lugar que no conocíamos, sin nuestras cosas, y llenos de suciedad. Cuando vi que mis padres seguían dormidos, me acerqué a sus pechos, y puse mi oído en sus corazones. Sus latidos eran entonces, el mejor sonido que había oído. Ya más tranquila, desperté a mamá y su expresión de terror fue alarmante.

× Jet Black Heart × [m.g.c.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora