× Jet Black Heart × [m.g.c.]

~ siete ~

*Se recomienda leer el capítulo con la canción en multimedia.*

Llegué a la escuela y me senté en el asiento más aislado, al fondo. Normalmente siempre tomaba el primer asiento del extremo apegado a la ventana, era mi lugar favorito. Pero los recuerdos de mi papá me hicieron sentir exhausta de todo. No quería prestar atención, ni participar de la clase. Físicamente estaba presente, pero mi mente estaba en cualquier lugar excepto allí. Pensaba en todo y en nada a la vez. Muchas cosas pasaban por mi mente. Pero mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando el maestro llegó al aula con su resonante y alegre "¡Buenos días, alumnos!" No estaba de ánimos para responder en unísono junto a mis compañeros, así que solo permanecí atenta. Metí mi mano a mi mochila para sacar mis útiles de escritorio, y lo primero que sentí fue aquel collar que encontré en la calle. Por alguna razón me gustaba. De pronto, vino a mi mente la imagen de 'Alex'. Imaginé su sonrisa y su cabello rubio. Sus ojos tan oscuros e irreales como el ónix. Su rostro en mi mente me trajo calma. Como si me dijera que todo estaría bien. A veces quisiera tenerlo conmigo, no solo en sueños. Quisiera que salgamos, conversemos y hagamos todo juntos. Como los típicos mejores amigos lo hacen. Pero no se podía. Era un producto de mi imaginación atrapado en mi cabeza. Volví la mirada al collar, específicamente al dije de la letra 'H'. Quisiera al menos poder decirle mi nombre. A veces me llenaba de frustración que no pueda hacerlo. En fin, al menos nos dimos apodos para llamarnos de alguna forma. No me molestaba el hecho de llamarme Emma en mis sueños. Era como tener dos vidas, una real, y otra mientras dormía...

–Señorita Miller, la veo muy atenta a mi clase –interrumpió a mis pensamientos el señor Tyler, poniéndose justo en frente de mi carpeta.

–Lo lamento mucho, profesor. Es solo cansancio, prometo prestar atención el resto de la clase –le dije muy apenada por distraerme.

–¿Segura que está bien señorita Miller? ¿Tan perdida anda, que no se dio cuanta que la clase ya acabó? –agregó con sorpresa en su rostro. Y cierto. Miré a todo mi alrededor y efectivamente, no había una sola persona ahí. ¿Cómo me distraje tanto que me perdí una clase entera? Tuve un encuentro de emociones, y sentí que me invadió una enorme nostalgia. No pude evitar derramar unas lágrimas. –¿Qué está pasando? ¿Necesita hablar con alguien?

–No, es solo que todo es muy difícil. Un día como hoy hace 12 años mi padre falleció, y no fue por enfermedad, o un accidente. Lo asesinaron, no pudimos evitar su muerte, o al menos despedirnos –al pronunciar esas palabras sentí mi corazón partirse y estallé en llanto. Respiré y proseguí. –Ha sido una tortura desde que se fue. Recordarlo me hace mal, pero no puedo evitarlo.

 –A veces llorar está bien. Hace que toda la tristeza acumulada se vaya de alguna forma. Cada vez que te sientas mal, recurre a la persona a la que más confianza le tengas. Pide un abrazo, y cuéntale por qué estás mal. Estoy seguro que si esa persona te quiere en serio, estará ahí para ti. Hay mucha gente mala en este mundo, y es lamentable lo que le sucedió a tu padre. Pero estas cosas te harán una mujer más fuerte. Capaz de muchas cosas, invencible. No lo olvides. Veo que no estás bien, será mejor que regreses a casa. Yo diré que estabas mal y tuviste que retirarte. Ve tranquila.

 –Muchas gracias por su apoyo, señor Tyler. Significa mucho para mí en este momento –le dije tomando mi mochila, y guardando el collar en mi bolsillo. –Es usted un buen hombre. Tenga buenos días –finalicé tomando mi camino.

Me dirigí a casa con muchas cosas en la cabeza. Cuando el maestro me dijo que buscara a alguien de confianza no pensé en Max. Pensé en Alex. Sentí que lo necesitaba. Solo tenía ganas de dormir y estar con él. Llegué a mi destino, y mis ojos se sentían muy cansados por el llanto. Tiré mis cosas en mi habitación, me puse ropa cómoda y me tumbé a la cama, quedando en un instante profundamente dormida.